miércoles, 23 de febrero de 2011

La crisis obliga a los muchos españoles a volver a la casa paterna o materna

MADRID.- El alto nivel de paro y las rebajas salariales están obligando a los españoles a reagruparse bajo un mismo techo con la familia para capear el temporal, amenazando así al consumo, un pilar por el que ha apostado el Gobierno socialista para salir del estancamiento este año.

La tradición familiar que impera en el país ha ayudado a hacer frente a un desempleo que se mantiene obstinadamente alto del 20 por ciento, el doble que el del resto de la zona euro.
Pero cuanta más gente viva en una misma casa, menos se venderá de todo, desde electrodomésticos a electricidad, creándose un arma de doble filo que amenaza con prolongar el mal panorama económico.
Después de la crisis financiera mundial, el Gobierno introdujo medidas de estímulo económico tales como ayudas para la compra de coches nuevos o para renovar viejos electrodomésticos, pero ese dinero se ha acabado y el presupuesto de 2011 ya no incluye incentivos al consumo.
Incluso personas que tienen su puesto de trabajo asegurado han visto como sus rentas disponibles disminuían por la subida del IVA, incluida en las medidas de austeridad del Gobierno para reducir el déficit. Además, el creciente coste de la energía y la amenaza en ciernes de una subida de tipos de interés en la zona euro no invitan a salir de compras.
"La economía es muy dependiente del gasto del consumidor, así que en este entorno será difícil que la economía española vuelva a tener un crecimiento pleno", dijo Ben May, economista de Capital Economics.
El Producto Interior Bruto se contrajo un 0,1 por ciento en 2010 y se espera que el crecimiento este año sea, en el mejor de los casos, lento.
De los 4 millones de parados españoles, cerca del 30 por ciento viven en hogares en el que todos los miembros de la familia en edad de trabajar están desempleados.
En su boletín de enero, el Banco de España destacó la caída de la demanda de los hogares como una de las causas principales para la prolongada crisis económica del país, y mencionó como riesgos para el consumo la erosión salarial y la incertidumbre sobre el poder adquisitivo futuro.
El ahorro de las familias se incrementó en 2009, dijo el banco central, aunque de 2010 todavía no hay datos. Hasta que se restablezca la confianza, será complicado que el ahorro se convierta en gasto.
"Una cosa es lo del paro y otra es lo de la incertidumbre", dijo Enrique Quemada, consejero delegado del banco de inversión ONEtoONE.
"Es una tontería pensar que esta crisis no vaya a durar mucho", añadió.
Aproximadamente un 40 por ciento de los españoles menores de 25 años están desempleados, una situación que el Ejecutivo socialista ha tratado de abordar en la considerable reforma laboral aprobada el año pasado.
No obstante, los críticos se quejan de que las reformas han sido de escaso peso y advierten de que podrían producirse nuevas sangrías en empleos y sueldos, sobre todo en un momento en el que el Gobierno trata de recuperar la confianza de las inversores para evitar un rescate como el de Grecia.
"El Gobierno está aplicando un fuerte control de gastos en todos los sitios para reducir el déficit, así que hay ministerios que ni siquiera están comprando lápices", dijo Quemada.
"Esto es un paso para adelante y otro para atrás".

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