martes, 15 de febrero de 2011

La demanda universitaria bajó en España un 15% desde 1999

MADRID.- Las universidades públicas presenciales consolidaron un desequilibrio estructural entre oferta y demanda de carreras de 1996 a 2008, cuando la primera creció un 43,4 por ciento y la segunda bajó un 15,1 por ciento. 

Esto, debido a una ausencia de planificación global, exige una acción coordinada de reordenación de la oferta y racionalización del uso de recursos, ha indicado Juan Hernández Armenteros, director del informe "La universidad española en cifras 2010", presentado hoy.
Encargado por la Conferencia de Rectores (CRUE), el estudio llega hasta el curso 2008-2009, cuando apenas había comenzado la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
La conversión al EEES ha supuesto una reducción del 11 por ciento del conjunto de las enseñanzas, aunque está por ver cuánto corresponde a las universidades públicas, ha explicado Hernández Armenteros.
El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ha pedido una "gran reflexión" sobre este asunto y pensar el mapa de titulaciones, especialmente de másteres, y la necesidad de especialización y cooperación entre universidades y movilidad de estudiantes.
También ha reclamado especialización el presidente de la CRUE, Federico Gutiérrez Solana, para conseguir la excelencia y la internacionalización.
Gabilondo ha defendido más recursos y que las titulaciones respondan a la demanda de la sociedad, con garantía de empleabilidad, mientras que la titular de Ciencia, Cristina Garmendia, ha pedido que la innovación sea la señal de la comunidad universitaria.
Además, ha destacado Gabilondo un aumento de 385.000 alumnos universitarios en el curso 2009-2010, hasta 1,6 millones.
El crecimiento de la oferta pública de titulaciones y plazas, junto al aumento vinculado de personal y la bajada de demanda de algunos estudios, ha llevado a situaciones de alta "subactividad y/o ineficiencia" en los costes, según Hernández Armenteros (Universidad de Jaén) y el profesor José Antonio Pérez García (Politécnica de Valencia).
El informe señala que el exceso de oferta académica ha ido acompañado por una sobrecarga docente en los planes de estudio.
El 42 por ciento de enseñanzas universitarias públicas tuvieron en el curso 2008-2009 menos de 50 alumnos de nuevo ingreso, y un 16 por ciento menos de 20.
Los programas plurianuales de financiación universitaria establecen en al menos 55 el número de estudiantes por grupo para asegurar una eficiencia mínima de los recursos.
Entre las CCAA, sobresalen Extremadura y Castilla-La Mancha, donde el aumento de oferta universitaria fue del entorno del 160 por ciento, con una demanda que apenas creció.
Los autores destacan, por el contrario, que el 79 por ciento de los alumnos de universidades públicas consiguen el título a la edad típica para ello, por delante del 70 por ciento de OCDE y UE-19.
También consideran alentador, aunque mejorable, que los créditos anuales aprobados sobre los matriculados por los alumnos de esas universidades han aumentado del 61,57 al 63,98 por ciento entre 2007 y 2009 (en las privadas fue del 83,78 por ciento).
Los resultados son mejores en los créditos superados sobre los evaluados: 79,13 en la universidad pública y el 83,53 por ciento en las privadas.
Hernández Armenteros ha señalado que hay alumnos de las públicas que no se muestran conscientes del coste real de la plaza que ocupan, por lo que ha instado a revisar las normas de progreso académico y permanencia para mejorar el rendimiento.
En este sentido, se menciona la "penalización" por tasas o límite de permanencia para repetidores.
Los ingresos de las universidades públicas por las tasas que pagan los alumnos cayeron del 12,11 al 6,39 por ciento sobre el total de financiación neta que recibieron entre 1996 y 2008.
Entre otros datos, estas instituciones han multiplicado por 4 en un decenio la inversión directa en I+D+i, la cual ha triplicado sus resultados y ha crecido un 50 por ciento más que el PIB, aunque aún queda por hacer en la transferencia al sector productivo.
El ahorro interno de las universidades ha crecido un 31 por ciento en los dos años últimos, del que dos quintos se deben a servicios científicos técnicos, consultaría e investigación.
La universidad española necesita más recursos, sobre todo privados, para alcanzar el 1,5 por ciento del PIB (1,1 por ciento en 2007).
En conclusión, la universidad es la mejor que ha habido nunca, pero su comportamiento y resultados están "lejos" de la excelencia.

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