jueves, 10 de febrero de 2011

Las ideas del Foro Social, "recuperadas" por los políticos, pero poco aplicadas

DAKAR.- Las propuestas de los movimientos antiglobalización a favor de la soberanía alimentaria o contra la opacidad financiera ya no son descritas como simples quimeras y han sido recuperadas por los políticos, aunque raramente son aplicadas. 

Diez años después de la primera reunión para "un mundo diferente" en Porto Alegre (Brasil), reivindicaciones "juzgadas ayer por algunos como puras utopías han hecho su camino en la opinión pública", constató el dirigente de la principal ONG francesa de desarrollo, CCFD-Terre solidaire, Bernard Pinaud.
Estas ideas se encuentran incluso "en la mesa de las propuestas de los políticos", explicó, enumerando toda una serie de reclamos que se han popularizado en una década: "anulación de la deuda externa, impuesto a las transacciones financieras, regulación de las finanzas, lucha contra los paraísos fiscales, regulación de los mercados agrícolas, cuestionamiento del PIB como único indicador de riqueza".
"Quizás es éste el desafío del movimiento antiglobalización. Víctima de su éxito, sus propuestas fueron recuperadas sin que se le reconozca la paternidad y no fueron verdaderamente aplicadas", escribe Pineau en un texto publicado con ocasión del 11º Foro Social Mundial (FSM) celebrado en Dakar.
A principios del siglo XXI, "la economía liberal aún parecía incuestionable, pero recuerdo que periodistas norteamericanos describían nuestro foros como simples acontecimientos festivos", dijo a la AFP el malí Ibrahima Coulibaly, presidente de la Coordinación Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOP).
"Pero con la sucesión de crisis -financiera, energética, alimentaria, climática-, la gente se dio cuenta de que el sistema en vigor estaba loco. Hoy en día, se recuperaron nuestras ideas, aunque desnaturalizadas", aseguró.
Según Coulibaly, "a pesar de que jefes de Estado se pusieron a hablar de 'soberanía alimentaria', concepto difundido por el movimiento internacional Vía Campesina para la protección de los agricultores locales y el apoyo a los pequeños campesinos, "en los hechos el modelo de las grandes empresas y la mecanización por la fuerza siguen siendo favorecidos".
Coulibaly no quiere tampoco hablar mucho de un tema que califica como "doloroso": la lucha diplomática iniciada en 2001 por Chad, Burkina Faso, Malí y Benín para la supervivencia del algodón africano a través de una demanda a la Organización Mundial del Comercio (OMC) la supresión de ayudas masivas que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) atribuyen a sus productores.
"Los países desarrollados siguen otorgándose el derecho de continuar subvencionando su algodón y nuestros países no tienen ningún peso en esas negociaciones", constata Coulibaly.
De su lado, la ex jueza franco-noruega Eva Joly, eurodiputada de los Verdes, parece más comprometida que nunca en "el combate contra las transferencia ilícitas de capitales" en el mundo.
Es "bajo la presión de los movimientos tercermundistas que la denuncia de la opacidad financiera se convirtió en un tema de dominio público", explicó en Dakar.

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