sábado, 26 de febrero de 2011

Los tunecinos esperan que el turismo se recupere

TÚNEZ.- La industria del turismo de Túnez, la mayor fuente de ingresos del país del norte de África, se ha parado en seco desde que el levantamiento popular del mes pasado forzó la huída del presidente Zine al-Abidine Ben Ali y desencadenó varias revueltas más en otros países del mundo árabe.

Miles de turistas fueron evacuados de los centros turísticos del país cuando las protestas llegaron a un punto crítico, afectando al sector del turismo y llevando al Gobierno a lanzar una campaña publicitaria para atraer a la gente, llamada: "¡Me encanta Túnez, el lugar para estar... ahora!".
La escasez de turistas no es un problema pequeño para Túnez, desde hace tiempo uno de los destinos vacacionales preferidos gracias a sus 1.410 kilómetros de costa mediterránea, sus ruinas romanas y su amplio desierto.
El turismo da empleo a unas 400.000 personas y aportó 2.500 millones de dólares (1.686 millones de euros) en ingresos el año pasado, más del 6 por ciento de su PIB.
Ahora, mientras Túnez lucha por encontrar su equilibrio en medio de las manifestaciones que atascan la capital y con el Gobierno interino luchando por detener el aumento del crimen, la pregunta que los tunecinos se están haciendo es: "¿Por qué habrían de regresar (los turistas)?".
La temporada alta del turismo en Túnez va desde abril hasta julio.
El Gobierno mantiene la esperanza y dice que durante el fin de semana se reanudaron los vuelos charter desde Europa hacia la pintoresca ciudad de Bizerta, situada en la costa del Mediterráneo, frente a Sicilia y Cerdeña.
A principios de este mes, el ministro de Turismo Mehdi Houass dijo que el derrocamiento popular de Ben Ali había sido "una buena publicidad" que podría ser beneficiosa para el sector.
"La revolución ha hecho que nuestro país sea conocido en el mundo entero. Queremos decirle a nuestros amigos que pueden venir a Túnez en un clima de paz y libertad", declaró.
Pero las continuas manifestaciones y preocupaciones por la creciente tensión religiosa podrían ser un contratiempo, al igual que la violencia que se extiende por el mundo árabe, como en el caso de la vecina Libia, donde podrían haber muerto entre 1.000 y 2.000 personas.
"La seguridad lo es todo", dijo Kate Davis, directora del hotel Saphir Palace en Hammamet, uno de los más de diez hoteles de paredes encaladas situados frente al mar y uno de los pocos que se mantiene operativo.
"Para la gente de fuera que espera ver todo calmado y hermoso, las noticias sobre lo que está ocurriendo en el mundo árabe podrían resultar desalentadoras. Por otro lado, confío en que el turismo se recuperará en los próximos meses", indicó.
En el Chich Khan, un hotel cercano - propiedad de IBEROSTAR - que ha decidido mantener sus puertas abiertas en Hammamet, la turista alemana Susie Veoge se registraba en recepción junto a su marido.
"La seguridad no es problema y tenemos este lugar para nosotros", afirmó.
Decenas de hoteles permanecen vacíos.
En cuanto a los analistas, Fitch Ratings redujo a finales de enero al 2 por ciento su pronóstico de crecimiento de este año para Túnez desde el 5 por ciento previo, explicando que el turismo será el sector más fuertemente golpeado por el malestar político.
Pero la firma agregó que la economía podía recuperarse el año que viene si los comicios para sustituir a Ben Ali transcurren con normalidad. Se espera que el gobierno interino llame a elecciones para julio o agosto.
Para Alouini, el vendedor del zoco de Hammamet, son buenas noticias.
"Por ahora, estamos llevando comida a la mesa como podemos. Nos hemos ganado la libertad, y eso no tiene precio", aseveró.

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