martes, 22 de febrero de 2011

Paro y escepticismo, claves en la realidad social española

MADRID.- El paro y la situación económica son, de lejos, las principales preocupaciones de la sociedad española según todos los sondeos, que también muestran un deterioro de la credibilidad política asociado inevitablemente a la crisis.

Desde que en 2008 España empezó a sufrir los efectos de la crisis, con una caída en picado del empleo y el crédito a las empresas, la imagen de los políticos - especialmente la del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero - se ha visto gravemente afectada, hasta el punto de que hoy en día ningún político nacional supera el aprobado entre la ciudadanía.
"El escepticismo ante la clase política crece cuando hay problemas económicos, la economía es un factor fundamental de la democracia entendida por los ciudadanos como algo positivo y si la opinión empeora se crea mucha desafección política y quien lo paga es la fe de una parte de la ciudadanía en las libertades y en la democracia", dijo Fermín Bouza, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid.
El deterioro es particularmente llamativo en el caso de Zapatero, que reconoció muy tarde que el país estaba en crisis y al que muchos culpan de abordar apresuradamente los problemas del país. Su partido ha visto cómo su principal rival, el Partido Popular, le ha ido ganando terreno en las encuestas, hasta el punto que en el último sondeo del CIS de enero, el primer partido de la oposición le superaba en 10 puntos en intención de voto.
Pese al elevado endeudamiento de las familias y a una tasa de paro que afecta a dos de cada diez españoles en edad de trabajar, a diferencia de otros países, como Grecia, la movilización social en España ha sido prácticamente una anécdota en los casi tres años de crisis.
"Los políticos aparecen como seres distantes y con frecuencia corruptos, los episodios de corrupción no son mayoritarios pero se convierten en la imagen de presentación (...) Esto muestra un panorama mucho peor que si hubiera manifestaciones", dijo Bouza, para quien la frialdad de la población es más preocupante que la movilización en la calle.
El pasado septiembre, los representantes de los trabajadores convocaron sin demasiado éxito la primera jornada de huelga general contra el Gobierno de Zapatero y, cuatro meses después, firmaron un pacto con el Gobierno y los empresarios para reformar el sistema público de pensiones.
"Aquí en mi empresa la situación de los 33 la hemos solucionado entre cuatro, hay gente que no se ha preocupado de nada. Si no nos ponemos de acuerdo entre cuatro, no nos vamos a poner de acuerdo entre 40 millones. Es la perrería pura y dura del español", explica un parado de 49 años declarado futuro ex votante del PSOE y ex conductor de una clausurada empresa de grúas que no pagó indemnización, aunque hace dos meses una juez resolvió que los empleados afectados podían cobrar el paro durante dos años.
En gran parte por el fin del "boom inmobiliario", la tasa de paro ha pasado del 8,3 por ciento de la población activa en 2007 a casi el 20 por ciento actual en términos de EPA, lo que supone 2,7 millones de personas más sin trabajo, en un período en el que la población activa aumentó en 932.000 personas.
--Para ver un gráfico con la evolución del desempleo haga click en http://link.reuters.com/qeb28r
Fue precisamente en 2007 cuando la construcción alcanzó sus valores máximos en términos del PIB, al representar un 11 por ciento de la riqueza del país y concentrar el 13,8 por ciento del empleo.
-- Para ver un gráfico con la evolución del PIB haga click en http://r.reuters.com/kac28r
"En los años fuertes de la construcción muchos chavales dejaron sus estudios porque encontraban trabajos con salarios que, en algunos casos superaban los 3.000 euros", explicó Santiago, un constructor de cincuenta y cinco años. "Fueron los años de los coches caros, cuando los que iban a la facultad veían con envidia cómo su amigo que había dejado el instituto para colocar parquet conducía un BMW".
El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, reconoció recientemente en entrevista con Reuters que la caída del negocio constructor provocó prácticamente dos millones de parados y habló de la necesidad de recolocación que en muchos casos conllevará la formación para un colectivo en gran medida con bajo nivel de estudios.
De hecho, en el reciente Plan de Choque diseñado por Trabajo para fomentar el empleo hay referencias específicas a estos parados, con la esperanza de recolocarlos en rehabilitación, instalación energética, seguridad, turismo o dependencia.
En sentido contrario, en un país que produce pero apenas exporta ciencia, algunos argumentan que el nivel de modernización y el deseado cambio del modelo productivo no bastan por el momento para dar trabajo al personal de alta cualificación que sale de las facultades.
"Esta no es una sociedad que haya completado su proceso de modernización, contra lo que suele decirse, se quedó a medio camino y esta crisis lo hace más difícil", explica Bouza.
"La enseñanza universitaria está por encima de las necesidades actuales del país (...) no hay una demanda social paralela a la creación de universitarios y de ciencia en general. Y esto es muy grave y genera paro cualificado. No es que no se les valore (..) es que la estructura social no demanda este tipo de cualificaciones", dijo el catedrático, para añadir que por cuestión de mentalidad, España también necesitaba reenfocar la educación de medio grado en una sociedad acostumbrada a considerar un fracaso no ir a la universidad.
Manuel Montoro, empresario madrileño de 45 años, también tuvo que reinventarse y diversificar su empresa promotora a diversos negocios, desde la gestión de fincas a una escuela de música a la vista del bajón del negocio constructor.
"Tuve que diversificar para sobrevivir, no sólo es que no haya obras, es que el precio por metro cuadrado ha caído una barbaridad", explica a Reuters, al tiempo que se queja de las dificultades de financiación.
"El problema es que el emprendimiento de otros negocios también se ha vuelto enormemente complicado por la financiación, el crédito a las empresas no fluye".
El estatal Instituto de Crédito Oficial (ICO), al que el Gobierno ha encomendado dotar créditos a empresarios, concedió a Montoro recientemente un préstamo a siete años con dos años de carencia para refinanciar una cuenta de crédito por importe de 65.000 euros.
"Me cobran más de un ocho por ciento de interés y encima tengo que dar las gracias porque al menos me conceden dinero", explicó resignado.
A finales de 2006, los crecimientos del crédito a empresas no financieras y familias en España rondaban el 25 por ciento y desde ese momento se produjo una abrupta caída hasta tasas negativas en 2009. Desde los mínimos de ese año, el crédito a empresas no financieras y familias creció en 2010 un 0,8 por ciento interanual.

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