miércoles, 16 de marzo de 2011

El sector de la construcción toca fondo en EEUU pese a los esfuerzos del Estado

WASHINGTON.- La grave situación de la construcción en Estados Unidos pone en duda la perspectiva de que el sector de la vivienda salga este año de la crisis, pese a todas las medidas adoptadas por el Estado para favorecerlo. 

Según cifras publicadas el miércoles por el Departamento de Comercio, los constructores estadounidenses tuvieron un mes de febrero extremadamente calmo.
En datos corregidos de variaciones estacionales, en febrero se iniciaron 479.000 obras a ritmo anual, 22,5% menos que en enero.
Es la cifra más baja desde abril de 2009. En esa época se iniciaron 477.000 construcciones, el total más bajo desde que existen estas estadísticas, es decir desde 1959 y probablemente desde la década de 1940, según los economistas.
Y no se prevé que la actividad aumente a corto plazo, puesto que los pedidos de permisos de construcción cayeron a su nivel más bajo de la historia desde que los registra el Departamento de Comercio, en 1960. En el mes de febrero se otorgaron 517.000 permisos a ritmo anual, es decir 8,2% menos que en enero.
La construcción de viviendas (407.400) nunca estuvo tan baja desde 1969 y probablemente desde la posguerra. En otros términos, hoy hay una vivienda en construcción por unos 750 habitantes, contra una por cada 210 habitantes en lo más alto de la burbuja especulativa inmobiliaria, en la primavera boreal de 2006.
La depresión del sector inmobiliario es el primer tema de preocupación de los observadores de la economía estadounidense.
En el 20º mes de la reactivación económica, el sector que normalmente está a la vanguardia de las recesiones y de las expansiones sigue sin despegar", constata David Resler, de la casa de corretaje japonesa Nomura.
Según el analista, los promotores inmobiliarios están decepcionados con un mercado inmobiliario que "sigue estando demasiado débil para incitar a construir nuevamente", con precios "siempre bajos y comprimidos por los embargos de bienes" y con "costos de construcción en alza".
Estados Unidos tiene una oferta inmobiliaria abundante: de sus 130,2 millones de viviendas, 14,5% están vacías. Se trata además de una oferta relativamente reciente, dado que 8,9 millones de esas viviendas fueron construidas en solamente cinco años, de 2003 à 2007.
Para un comprador puede ser interesante construir en regiones que no fueron afectadas por la burbuja, principalmente rurales. Pero en las grandes ciudades o en su periferia, salvo excepciones (entre ellas Washington, San Diego y Nueva York), la oferta de casas recientes a precios inferiores al costo de construcción satisface ampliamente la demanda.
Desde hace dos años, el Estado no ahorra esfuerzos, primero para frenar la caída de la construcción y luego para hacerla arrancar, a costa de miles de millones de dólares.
En marzo de 2009, dos meses después de asumir la presidencia, Barack Obama anunciaba un plan de viviendas. La devolución de impuestos para la compra de una primera vivienda fue un éxito, pero finalizó en junio de 2010. El programa de ayuda a los compradores en dificultades, concebido para impedir los embargos, fue un fracaso.
Estados Unidos es de los pocos países en los que las familias pueden deducir de sus impuestos los intereses por los préstamos hipotecarios. Este subsidio a la propiedad, que beneficia principalmente a los bancos, costó al Estado federal 79.000 millones de dólares en 2010.
Mientras que los ingresos de los estadounidenses permanecen estancados desde hace más de una década y que la crisis financiera hace caer la demanda de créditos hipotecarios, financiar la compra de una vivienda sigue costando una fortuna. El préstamo típico para vivienda en el país es a 30 años con una tasa de interés de 4,88%.

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