viernes, 4 de marzo de 2011

China planea más reformas económicas


PEKÍN.- La conducción china promete darle un nuevo rumbo a la economía en los próximos cinco años, según un plan que aumentaría el poder de los consumidores y reduciría la brecha entre ricos y pobres. Para sacar adelante ese proyecto, no obstante, serían necesarias reformas políticas que pueden encontrar resistencia.

El nuevo Plan Quinquenal contempla un crecimiento que se pueda sustentar a sí mismo basado en el consumo interno y una reducción de la dependencia de las exportaciones y la inversión. Ello requerirá un recorte en los subsidios a empresas estatales y limitaciones a los planes de desarrollo que podrían generar el rechazo de ciertos sectores del Partido Comunista.
La conducción del país viene diciendo desde hace años que es necesario reformar un sistema que el primer ministro Wen Jiabao describió como "desequilibrado, falto de coordinación y que no se puede sustentar". Pero evitó grandes cambios hasta que la crisis mundial eliminó millones de trabajos en fábricas de productos para la exportación e hizo comprender a los chinos los peligros de la exagerada dependencia en el comercio exterior.
El plan fue aprobado por los líderes partidarios en octubre sus detalles serán dados a conocer en la sesión de la legislatura que se inicia mañana sábado.
"El proyecto es claro, pero habrá que ver hasta qué punto hay voluntad política y fuerza" para sacarlo adelante, comentó Alistair Thornton, analista de IHS Global Insight.
Si se cumple, el plan podría transformar la segunda economía más grande del mundo, creando un enorme mercado de consumidores y dejando de lado la dependencia de la producción a bajo costo.
El dinero asignado a las empresas pasaría a manos de la gente y ayudaría a reducir la brecha que separa a una elite rica y una incipiente clase media de la mayoría pobre. Una mayor demanda del consumidor podría impulsar las importaciones, acortando al excedente comercial chino con Estados Unidos y otros países industrializados.
El plan abarca numerosas áreas, desde la política exterior hasta la planificación familiar y la irrigación rural. Promete más dinero para el cuidado de la salud en las zonas rurales y ayuda para que los campesinos que se quedan sin trabajo encuentren empleo en las ciudades, algo que podría generar el crecimiento de las industrias de servicios y de consumo.
Se tolerarán asimismo agrupaciones cívicas defensoras de una causa, como el medio ambiente o la alimentación de los pobres, aunque bajo supervisión del gobierno. La política de un hijo por familia en la ciudad y no más de dos en el campo no será alterada.
Para conseguir estos objetivos será necesario reducir los subsidios de industrias estatales y frenar el crecimiento basado en nuevos gastos en la industria siderúrgica y otras fábricas.
En una muestra de la determinación de los líderes a cumplir con estos objetivos, Wen dijo a fines de febrero que reducía el pronóstico de crecimiento del 8% de los últimos seis años al 7%. La economía crecerá a un ritmo superior, pero ese objetivo está tan grabado en la mente de los planificadores que cualquier cambio puede ser visto por las autoridades locales como un indicio de que hay que dejar de lado el crecimiento vertiginoso y enfocarse más en las políticas a largo plazo para fomentar el consumo.
Por más que se fijen objetivos más modestos, es poco probable que los funcionarios locales renuncien a sus ambiciones, según Kenneth Jarrett, presidente de la división china de la firma consultora APCO Worldwide.
"Nadie se fijará el 7% como objetivo. Todos irán por más", expresó Jarrett. El mensaje que se quiere inculcar, de todos modos, es que hay que frenar un poco el crecimiento.
El plan llega en momentos en que el presidente Hu Jintao y otros líderes partidarios se preparan para traspasar el poder a una generación más joven el año que viene. Quieren asegurarse de que habrá una transición sin tropiezos al tiempo que los actuales líderes tratan de colocar a aliados más jóvenes en puestos claves.
En China hay mucho espacio para aumentar el consumo. Su economía depende demasiado del comercio y las inversiones, y el gasto del consumidor representa apenas el 35% de su economía, comparado con el 71% en Estados Unidos y el 57% en la India, según el Banco Mundial.
Para apoyar la pequeña empresa y la industria de servicios, Beijing tiene que dejar que el mercado fije las tasas de interés de los préstamos bancarios y los precios energéticos, entre otras cosas, haciendo a un lado el sistema de subsidios de las empresas estatales.
Un funcionario del ministerio que supervisa empresas estatales como la petrolera PetroChina Ltd. y el Banco de China dijo que esas firmas deberán pasarle un mayor porcentaje de sus ganancias el gobierno. Actualmente pagan entre el 10% y el 15%.
Beijing puede transferir más dinero al bolsillo de los consumidores permitiendo aumentos de sueldos y el surgimiento de sindicatos fuertes. Pero eso conlleva numerosos riesgos políticos, ya que muchos funcionarios locales siguen apostando a la llegada de inversiones atraídas por los bajos salarios.

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