viernes, 4 de marzo de 2011

Un acuerdo "decepcionante" entre los líderes europeos reavivaría la crisis de deuda, según 'The Economist'

LONDRES.- Un resultado "decepcionante" en las cumbres que mantendrán los líderes de la eurozona y de la Unión Europea los próximos 11 y 24 de marzo, respectivamente, para encontrar una solución a la crisis de deuda soberana alimentaría las dudas de los mercados sobre la sostenibilidad fiscal de las economías más problemáticas de la unión monetaria, según advierte 'The Economist'. 

   "Desde hace meses, los líderes europeos se han esforzado por sobreponerse a la crisis de deuda de la eurozona, pero la fecha límite para un solución supuestamente global y duradera se acerca, y el 'gran acuerdo' parece cada vez menos grande", señala en un artículo titulado 'Remedios soberanos'.
   La publicación advierte de que las dudas de los mercados siguen siendo "intensas". En concreto, recuerda que el interés de los bonos a diez de años de Grecia e Irlanda siguen "por las nubes", pese a que ambos países fueron rescatados en 2010, mientras que la rentabilidad de la deuda de Portugal, que se cree que será el próximo país en necesitar ayuda externa, está en niveles "intolerables" y la de la deuda española es "todavía altamente preocupante".
   En opinión del semanario inglés, ante el temor a una reacción adversa de los mercados, con una posición especialmente "precaria" en el caso de Portugal, los líderes europeos deberían centrar toda su atención en llegar a un acuerdo, aunque parece improbable que sea suficiente para salir de esta crisis.
   Para ello, ve necesaria una "revisión más detallada" de sus propuestas y quizás lo mejor sería "hacer de tripas corazón" y aceptar el 'default' de algunas economías, empezando por Grecia. En su opinión, el temido riesgo de una desestabilización del sistema bancario puede ser contenido si se abordan las debilidades que desvelen los próximos tests de estrés. "La idea de resolver la crisis de la deuda mediante la reestructuración todavía puede ser un anatema en los círculos oficiales europeos, pero no va a desaparecer", insiste.
   El diario recuerda además que, al tratarse de una crisis de deuda soberana, los políticos tienen la costumbre de alterar los ordenados cálculos del mercado. Así, el resultado de las elecciones en Irlanda, aunque previsto, aporta nuevas incertidumbres a la crisis, ya que el nuevo Gobierno de Enda Kenny tiene el "mandato popular" de revisar los términos del rescate acordado en noviembre.
   En este sentido, advierte de que sólo se ha tomado una "decisión firme" antes de la cumbre, en referencia a que el fondo de rescate europeo acordado en mayo coincide con la propuesta inicial de 500 millones de euros. Sin embargo, ante las reticencias de Alemania, se han diluido las esperanzas de que el mecanismo pueda usarse para facilitar una reducción voluntaria del endeudamiento en algunos países como Grecia, mediante la recompra de deuda.
   A este respecto, 'The Economist' recuerda que numerosas voces se oponen a esta propuesta de recompra de deuda, dado que haría mucho más difícil la reestructuración de una economía en caso de que fuera inevitable. En cambio, considera un objetivo "más realista" la propuesta de Irlanda de rebajar los intereses de los fondos de rescate hasta un nivel "más favorable", pero reconoce que será difícil, dado que cuenta con la oposición, por ejemplo, del Bundesbank.
   Al mismo tiempo, subraya que también están en peligro otras propuestas de este gran acuerdo, como la intención de Alemania de extender su disciplina fiscal a los países más débiles de la zona euro, que se ha encontrado una "gran oposición".
"De hecho, algunas personas implicadas dicen ahora que los líderes europeos no serán capaces de resolver sus diferencias en marzo", agrega.

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