miércoles, 23 de marzo de 2011

Presupuesto del Gobierno británico para impulsar "crecimiento y empleo"

LONDRES.- El ministro británico de Economía, George Osborne, presentó este miércoles un presupuesto duro para 2011-2012 que pretende impulsar el "crecimiento y el empleo" cuando aumenta el descontento de la ciudadanía por los efectos del drástico plan de ajuste anunciado en octubre. 

"Ya le hemos pedido al pueblo británico lo necesario. Hoy no necesitamos pedir más", anunció de entrada Osborne en una comparecencia en la Cámara de los Comunes, en la que precisó que tampoco se podía "permitir regalos".
Detalló a pesar de todo algunas medidas en dirección a la clase media, como una inesperada bajada del precio de los carburantes a partir de esta misma tarde o una subida del umbral de ingresos exentos del impuesto sobre la renta.
El objetivo principal del presupuesto, que entrará en vigor el 1 de abril es, sin embargo, "reformar la economía, para que podamos tener crecimiento sostenido y empleo en el futuro".
Para fomentar la empresa y la inversión, anunció una bajada del impuesto de sociedades, que será del 23% a partir de abril -contra el 25% de ahora- y la creación de una veintena de zonas francas en todo el país.
Estos incentivos no modifican el programa cuatrianual de recortes del gasto público de 81.000 millones de libras (93.000 millones de euros), a los que se suman otros 30.000 millones generados por nuevos impuestos.
El presupuesto, uno de los más restrictivos desde la Segunda Guerra Mundial, confirma una cuarta parte de estos recortes, destinados a reducir al 1,5% del Producto Interior Bruto en 2015/16 el enorme déficit público (9,9% en 2010/11) que la coalición de conservadores y liberaldemócratas heredó al llegar al poder en mayo de 2010.
"Gran Bretaña tiene un plan y nos ceñimos a él", declaró Osborne, cuyo margen de maniobra se redujo en las últimas semanas debido a un aluvión de malas noticias para la economía británica.
Esto obligó a revisar a la baja este miércoles la previsión oficial de crecimiento del Reino Unido al 1,7% en 2011 y al 2,5% en 2012, frente al 2,1% y 2,6%, respectivamente, estimado en noviembre. Esta revisión era esperada después de que el PIB británico sufriera una contracción del 0,6% en el cuarto trimestre de 2010, lo que reavivó los temores de recesión.
A ello se sumó una inflación que en febrero alcanzó el 4,4%, más del doble del objetivo del Gobierno, y un aumento del precio de las materias primas, y esencialmente del petróleo, debido a las tensiones en el mundo árabe.
En este contexto, el Gobierno anunció contra todo pronóstico una bajada de un penique (0,15 euros) del precio del litro de carburante en las gasolineras a partir de las 18H00 GMT y el aplazamiento al año que viene de una subida prevista para abril. Esto supondrá un pequeño alivio para los británicos, que empiezan a sentir duramente los primeros efectos del plan que, según datos oficiales, debía acarrear también la supresión de unos 300.000 empleos públicos.
Un sondeo realizado esta semana por la firma Ipsos Mori sugiere que un 70% de los británicos considera que los recortes deberían que entrar en vigor más paulatinamente, en sintonía con la oposición laborista.
El líder de esta formación, Ed Miliband, denunció en el Parlamento que "cada recorte fiscal Tory (como se conoce a los conservadores) acabará costando más", sobre todo después de la subida del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) a principios de enero, y estimó que cuando las familias británicas vean este presupuesto, "concluirán que duele, pero no funciona".
Pese al desencanto creciente de la población, el plan del Gobierno no ha suscitado todavía protestas masivas, pero oposición y sindicatos esperan que la tendencia empiece a cambiar en una manifestación nacional convocada para el sábado por la confederación sindical TUC.

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