martes, 26 de abril de 2011

¿Cuándo subirá la Fed los tipos? / Robin Harding


Hace un año, Ben Bernanke explicaba en el Capitolio la estrategia de la Reserva Federal para deshacer la super expansiva política monetaria empleada para combatir la recesión entre 2008 y 2009.
Aunque la retirada de medidas de estímulo estaba programada para febrero, la situación ha provocado que se retrase hasta julio, en medio de una tormenta de deuda y con crecientes dudas sobre la recuperación de la economía.
Lo que comenzó con la difusión de datos falsos de las autoridades griegas sobre su situación financiera, acabó convirtiéndose en una crisis de deuda soberana europea que ha afectado a la confianza de los mercados de todo el mundo. La recuperación económica de EEUU, que en la primavera de 2010 parecía robusta, ha ido perdiendo velocidad.
Aunque el pasado verano asistimos al debate sobre la posible subida de tipos y de la venta de un billón de dólares de los activos que la Fed había comprado para impulsar la economía, los argumentos de la Reserva Federal en política monetaria comenzaban a moverse en otra dirección.
El pasado agosto, la Fed dio un giro radical a su estrategia que se tradujo en una segunda ronda de compra de activos en noviembre por 600.000 millones de dólares. Esta segunda fase de compras, conocida como QE2, se completará a finales de junio. Después de un año de sobresaltos en el sector financiero, la Fed se encuentra prácticamente donde empezó.
Aunque la economía parece hacer progresos, experimenta constantes altibajos. Los halcones de la Fed, preocupados por la inflación, intensificada por el aumento del precio de las materias primas, quieren retomar el debate de la retirada de estímulos.

La retirada de estímulos monetarios
Hace meses, Raghuram Rajan, profesor de la Universidad de Chicago y ex economista jefe del FMI, mostró su escepticismo sobre el QE2. Sin embargo, ahora entiende que a la Fed no le queda otra alternativa que incrementar muy gradualmente los tipos de interés. Jan Hatzius, economista jefe de Goldman Sachs en EEUU, es partidario de “agotar la segunda ronda y no actuar porque la inflación no va a representar una amenaza”.
El tiempo que tarde la Fed en seguir el ejemplo del BCE y subir los tipos afectará a la fortaleza del dólar y a la sostenibilidad de la recuperación de EEUU. El QE2 provocó un repunte de casi todos los mercados y su destino después de su conclusión es incierto. Durante lo que queda de 2011 aumentará la tensión a medida que la Fed prepare su estrategia de salida sin que resulte tan evidente como la última vez.
La Fed no inició la segunda ronda de relajación cuantitativa porque hubiera un alto índice de desempleo o porque la inflación estuviera por debajo del 2%, sino porque los datos de empleo no mejoraban y había incluso riesgo de caídas de precios, factores que habrían arrastrado a EEUU a una situación similar a la de Japón, según Bernanke. Las cosas han cambiado.
En los últimos meses, el desempleo ha caído un punto porcentual hasta el 8,8% y se está creando empleo. La inflación subyacente, excluyendo el precio de los alimentos y la energía, alcanzó niveles mínimos en diciembre, con un incremento interanual del 0,7%, y desde entonces ha subido al 1%. Según los indicadores secundarios, la economía se recupera lentamente, aunque en las últimas semanas se ha estancado.

Riesgo de deflación
Dado que el riesgo de deflación es escaso, dejarían de estar justificadas otras compras de activos, aunque, si se produjera algún sobresalto que volviera a alterar la recuperación y llevara a la inflación a nuevos mínimos, el Comité Federal del Mercado Abierto de la Fed (FOMC, en sus siglas en inglés) estudiaría nuevas medidas.
La última sacudida la han protagonizado los precios del petróleo, al superarse los 100 dólares del barril, pero de momento eso supondrá una ralentización de la recuperación más que una parada en seco. “La subida de los precios de las materias primas no impedirá la recuperación, a menos que continúe”, declaró hace poco Janet Yellen, vicepresidenta de la Fed.
El debate del Comité de la Fed durante los próximos meses girará en torno a cuándo poner fin a la política de relajación monetaria. Por una parte, la salida comenzará en el momento en el que la Fed deje de comprar deuda a largo plazo.
Pero la decisión crucial que deberá tomar Bernanke es cuándo subir los tipos de interés. Aunque todo depende de las circunstancias, todo apunta a que la Fed moverá ficha cuando el índice de desempleo alcance el 8% y la inflación subyacente llegue al 1,5%.
Uno de los factores que más preocupan es la subida del precio de las materias primas, que ha disparado el IPC un 2,7% con respecto a hace un año. Algunos halcones creen que el FOMC debería responder directamente al aumento de la inflación, aunque no hay duda de que el organismo reaccionará ante cualquier incremento de las expectativas de inflación.
Otra cuestión es si la falta de actividad de la economía es tan preocupante como indica el índice de desempleo. Según algunos miembros del FOMC, la inactividad es, cuanto menos, incierta.
Otro de los argumentos que utilizan los halcones es que mantener los tipos bajos durante mucho tiempo fomenta la especulación financiera y es el germen de futuras crisis. De momento, la balanza del FOMC se inclina a favor del sector más blando, reacio a iniciar el debate del fin de la política de relajación monetaria.
El debate del año pasado sobre los detalles de la salida alimentó la idea de que la estrategia ya se había puesto en marcha. El de este año no comenzará, como mínimo, hasta junio, cuando la Fed dé por concluido el QE2, aunque todo apunta a que será tan intenso como el de 2010.

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