domingo, 24 de abril de 2011

Europa, aún inquieta y dividida ante la energía nuclear

PARÍS.- Europa sigue dividida sobre el futuro de la energía nuclear civil 25 años después de la catástrofe de Chernobyl (Ucrania), aunque la tragedia de Fukushima (Japón) alimentó la reticencia de sus ciudadanos y hace presagiar una ralentización del desarrollo de la energía atómica. 

"Después de Chernobyl, la industria nuclear insistió en el hecho de que la central estaba dotada de una tecnología soviética obsoleta y el país no se distinguía por su cultura de la seguridad", declara a AFP Aslihan Tumer, especialista de energía en Greenpeace.
Pero "lo sucedido en Japón, país conocido por su cultura de la seguridad, mostró a la opinión que un accidente puede suceder en cualquier lugar", añade.
En Alemania, el 'efecto Fukushima' provocó reveses electorales importantes a la coalición de la canciller alemana, Angela Merkel, criticada por haber decidido prolongar en 2010 la duración de explotación de 17 reactores.
Más de un 60% de alemanes desean un abandono rápido de la energía nuclear, según un sondeo reciente.
La opinión se ha resentido también en otros países.
En Gran Bretaña, la proporción de personas favorables a la renovación de los reactores existentes ha bajado de un 47% a un 35% después del accidente en Japón, aunque los que se oponen no son más que un 28%, según un sondeo Gfk para los Amigos de la Tierra.
En Bulgaria, que dispone de una central nuclear con reactores soviéticos, la proporción de gente favorable al átomo ha bajado después de Fukushima, aunque la opinión sigue siendo mayoritariamente favorable a la construcción de una segunda central.
Italia -uno de los pocos países de Europa sin centrales nucleares tras cerrar las cuatro que tenía hace más de 20 años- anunció esta semana que abrogará la ley para reintroducir la energía atómica.
Hasta en Francia, campeona nuclear con el segundo parque mundial de centrales, ocho de cada diez franceses desean que de aquí a 20 o 30 años la parte del átomo disminuya sustancialmente en provecho de otras fuentes energéticas, según un sondeo IFOP realizado después del drama en Japón.
Sin embargo, 25 años después de Chernobyl y a pesar de la presión de la opinión, los estados europeos siguen divididos sobre el futuro de la energía nuclear civil y se perfilan tres campos:
- los antinucleares desde hace años, como Austria o Dinamarca.
- los partidarios resueltos, que preconizan la continuación de las inversiones, como Francia y la mayoría de los países de Europa del Este.
- los países que estudian abandonar la energía nuclear, como Alemania.
Los países de Europa del este han sido pronucleares de forma constante, explica Mihaela Stiopol, una de las directoras de la Sociedad Nuclear Europea.
En dichos Estados, largo tiempo bajo influencia soviética, "el deseo de no depender de una sola proveedora de energía, Rusia, es más fuerte que en Europa occidental", añade, para explicar la voluntad inquebrantable de construir nuevos reactores.
"No puedo imaginar parar las centrales nucleares. En nuestro país, esto generaría problemas económicos, casi un desastre", insistió el primer ministro checo, Petr Necas, después de Fukushima.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, justificó la continuación de la producción de energía nuclear por la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, los países europeos no se pusieron de acuerdo para someter sus 143 reactores a pruebas de seguridad con el fin de eliminar las plantas insatisfactorias.
Para el gabinete de estudios Xerfi, el "renacimiento nuclear" iniciado en los años 2000 con "vastos planes de modernización y expansión del parque instalado" parece estar "comprometido hoy en día".
"Pensamos que en general las centrales europeas van a seguir funcionando pero las decisiones sobre nuevos proyectos serán más difíciles", reconoce Stiopol.

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