domingo, 17 de abril de 2011

Las potencias emergentes BRICS hacen oír su voz en la agenda mundial

SHANGHAI.-  Las cinco potencias emergentes definidas por el acrónimo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), motores del crecimiento económico mundial y cada vez con más peso en la geopolítica internacional, están socavando la hegemonía de los países desarrollados. 

Responsables del 40% de la expansión del PIB en los últimos siete años, este grupo de países de desarrollo variable, con intereses a menudo divergentes, enormes desigualdades sociales entre sus casi 3.000 millones de habitantes, han encontrado puntos de acuerdo -sobre todo económicos- para pergeñar una agenda con la que presentarse en foros como el G-20 ante los países desarrollados.
La crisis financiera y económica que golpea a las naciones desarrolladas y su rápida salida del peor revés que ha sufrido la economía mundial desde la Gran Depresión de 1929, los ha impulsado a convertirse en locomotoras de la recuperación.
Se cumplen así los pronósticos del economista jefe del banco de inversiones Golman Sachs, Jim O'Neill -el primero en acuñar el término que ahora los define- en su estudio titulado "Building Better Global Economic BRICs" allá por el 2001: el paisaje financiero es, efectivamente, una década después muy diferente.
En tres cumbres, los BRICS han definido una agenda en la que caben las críticas a la intervención militar de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia contra Libia, pasando por las políticas monetarias en los países desarrollados que favorecen el flujo masivo de capitales a sus economías, revalorizando sus monedas y presionando la inflación al alza o la reforma de Naciones Unidas y las instituciones financieras.
También están preocupados por "la excesiva volatilidad" de los precios de las materias primas, y en particular alimentos y energía, que plantea, según ellos, nuevos riesgos para la recuperación de la economía mundial.
Aunque no ha habido decisiones vinculantes, estas reuniones anuales -la próxima será en India en 2012- han empezado a convertirse en una "rutina", que sirven para madurar temas de interés de este variopinto grupo, admitió el canciller brasileño Antonio Patriota.
En su último encuentro, celebrado el 14 de abril en la sureña isla china de Hainan, en el que participó Sudáfrica como nuevo miembro del grupo, la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, advirtió que su agenda "no se define por oposición a ninguna otra agenda".
"Queremos agregar", sostuvo, tras recordar que este grupo de países, cuyo PIB calculado por la paridad de poder de compra representa el 25% de la economía mundial, busca un mundo "multipolar, sin hegemonías en áreas de influencia". Pero la armonía de sus declaraciones conjuntas esconde también intereses contrapuestos.
El empeño de Brasil e India, ahora secundado por Sudáfrica, de reformar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, cuya configuración data de la Segunda Guerra Mundial, no tiene mucho eco entre los dos miembros permanentes del grupo, China y Rusia, que comparten poder de veto con Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
En la declaración de Hainan, lograron una formulación ambigua que no les compromete a nada: China y Rusia "reiteraron la importancia del estatus de India, Brasil y Sudáfrica en los asuntos internacionales y comprenden y apoyan su aspiración a desempeñar un papel mayor en Naciones Unidas".
Otro motivo de discrepancias que ni siquiera fue evocado en la reunión de Hainan es el control que ejercen las autoridades de la segunda economía mundial para mantener artificialmente bajo el valor de su moneda, el yuan, frente al dólar, contribuyendo a inundar al mundo con sus exportaciones, incluidos los socios del BRICS.
Ello no ha impedido que el comercio dentro del BRICS haya pasado de 38.000 millones en 2003 a los cerca de 220.000 del año pasado, según cifras todavía provisionales, demostrando que la economía va muy por delante de la política.

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