martes, 10 de mayo de 2011

Anuncian un plan millonario para desarrollar el norte de Québec, en Canadá

OTTAWA.- Un plan de 80 mil millones de dólares para desarrollar la región del norte de Québec durante el próximo cuarto de siglo, anunció el primer ministro de esa provincia canadiense, Jean Charest.

  Según el comunicado, el financiamiento procederá de los fondos provinciales y de inversiones privadas.

Agrega el texto que el proyecto abarcará la construcción de una decena de puertos en el norte de esa provincia canadiense de habla francesa, mil 200 kilómetros de vías férreas, 51 mil kilómetros de carreteras y 36 pistas de aterrizaje.

El Plan del Norte de Québec es anunciado mientras Canadá sale de un período de recesión económica.

Mientras tanto,  el apoyo francés se tambalea. “Francia –ha escrito el comentarista de la cadena pública CBC David Common– casi con toda certeza sería la primera en reconocer un Quebec independiente después de un referéndum claro. Pero no hará nada por contribuir a que este día llegue”.

En el 2008 y el 2009, recordaba entonces Common, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se pronunció varias veces sobre Quebec. En Montreal sus palabras, que algunos atribuyen a la influencia de su amigo el empresario quebequés Paul Desmarais, favorable a la unidad de Canadá, aún escuecen.

En mayo del 2008, la gobernadora general –representante en Canadá de la jefa de Estado, la reina de Inglaterra– visitó Normandía. Sarkozy aprovechó el acto para proclamar: “Los quebequeses son nuestros hermanos, pero los canadienses son nuestros amigos”. Y añadió: “Sabe que estamos muy cerca de Quebec, pero debo decirle que también queremos mucho a Canadá”.

El presidente francés desarrolló sus ideas sobre Québec en febrero del 2009, durante el acto de entrega de la Legión de Honor al primer ministro quebequés, el liberal Jean Charest. “¿De verdad creen que el mundo, con la crisis sin precedentes por la que está pasando, necesita más divisiones, más odios?”, se preguntó.

“Quienes no lo entienden no creo que hayan entendido que en la esencia de la francofonía, en los valores universales que respetamos tanto en Québec como en Francia, está el rechazo del sectarismo, el rechazo de la división, el rechazo del encerrarse en sí mismo y de esta obligación de definir nuestra identidad propia a través de la oposición feroz al otro, porque si nuestra identidad es fuerte no es necesario ser agresivos”, añadió Sarkozy.

Los soberanistas quedaron descolocados. Siempre habían considerado a Francia, y en particular al gaullismo, la familia política de la que proviene Sarkozy, como el principal amigo en el mundo.

“Si está hablando de nosotros, de los soberanistas, está demostrando su burda ignorancia de la situación política de Québec”, dijo Gilles Duceppe, entonces líder del Bloque Quebequés, el partido con el que el soberanismo se presenta a las elecciones federales.

La ausencia de respaldo francés se suma a otras dificultades para el independentismo: un apoyo electoral incierto –el derrumbe en las elecciones canadienses del pasado 2 de mayo no tiene precedentes– que refleja un entusiasmo menguante por la causa.

Sin complicidades internacionales, crear un país nuevo resulta una misión casi imposible, concluye el diario español y catalán 'La Vanguardia', de Barcelona.

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