martes, 10 de mayo de 2011

Australia dividida por las medidas frente a la inmigración clandestina

SIDNEY.- El Gobierno de Australia afronta una ola de críticas por el supuesto trato injusto e inhumano a los inmigrantes y haber acordado el envío de indocumentados a Malasia a cambio de refugiados birmanos.

Australia y Malasia acordaron el sábado que los próximos 800 inmigrantes indocumentados que accedan a las costas australianas por vía marítima serán trasladados a Malasia para que sean procesedas sus solicitudes de asilo.
A cambio, Australia aceptará 4.000 refugiados que ya han sido evaluados por las Naciones Unidas, principalmente birmanos, que se encuentran en Malasia, como parte de esta polémica medida que costará a la Administración de Gillard unos 292 millones de dólares locales (unos 218 millones de euros) en los próximos cuatro años.
La primera ministra, Julia Gillard, negó hoy que vaya a descartar que su Gobierno envíe a Malasia a personas menores de edad, enfermos o mujeres embarazadas y enfatizó la "firmeza" con la que se implementará esta polémica medida, cuyos detalles aún están perfilándose.
Un portavoz de Amnistía Internacional en Sídney, Graham Thom recordó que Malasia, país que aloja a unos 92.000 refugiados, no es signataria de la Convención sobre el estatuto de los Refugiados de las Naciones Unidas.
Además, esta organización emitió un informe el año pasado sobre serios abusos cometidos por Malasia contra los derechos humanos y los refugiados, incluidas torturas.
"El número de refugiados que llegan a Australia es pequeño comparado a los estándares internacionales", indicó Thom al referirse a Malasia.
Pero con estos cuatro millares de refugiados la cuota de visas humanitarias de Australia ascenderá a 14.750, el máximo nivel desde 1996, según el diario Sydney Morning Herald.
El acuerdo con Malasia surge en medio de las negociaciones que Australia y Papúa Nueva Guinea mantienen para crear un nuevo "centro de evaluación" de las solicitudes de asilo, que para muchos es una versión de la "Solución Pacífico" del Gobierno del liberal John Howard (1996-2007).
Según la "Solución Pacífico", derogada por los laboristas en 2008, los inmigrantes clandestinos interceptados antes de entrar en Australia eran llevados a Papúa Nueva Guinea y al estado insular de Nauru para que tramitasen desde allí sus solicitudes de asilo.
Gillard explicó que su Gobierno ha suscrito el acuerdo con Malasia y no con Nauru porque este país del Pacífico no era signatario de la Convención de la ONU.
"Si Nauru no era un lugar aceptable porque no era signataria de la Convención de la ONU, cómo puede ser aceptable ahora Malasia", dijo el líder de la oposición, Tonny, Abbott, al calificar el acuerdo con Kuala Lumpir como "insano" e "improvisado".
Uno de los mayores problemas para el Gobierno australiano desde hace más de una década es el flujo constante de inmigrantes indocumentados que cada año consiguen alcanzar las costas de territorio australiano, la mayoría de ellos en embarcaciones.
Más de 5.000 inmigrantes, de acuerdo a los datos facilitados por el Gobierno australiano en febrero de este año, aguardan a que se procesen sus solicitudes de asilo, que muchas veces son rechazadas tras varios meses de trámite.
Los inmigrantes indocumentados son llevados a siete centros de detención u otro tipo de instalaciones en los que sus movimientos están restringidos, generalmente en lugares aislados, y que en ocasiones son escenario de violentas protestas, principalmente lideradas por varones jóvenes procedentes de países como Afganistán o Irak.
Diversos países han implementado medidas contra la inmigración ilegal, entre ellos Indonesia, que sanciona el contrabando de personas con hasta 15 años de prisión.

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