WASHINGTON.- El alza del precio de los alimentos es un problema especialmente para los pobres de Latinoamérica, los más golpeados por ese fenómeno, reconoció hoy el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La institución se basó en estudios según los cuales gran parte de los ingresos disponibles de ese sector de la población se destinan a comprar comida, por lo que una reducción en la capacidad de adquirirla aumenta el hambre y la desnutrición.
Consideró entre las causas de la subida de los precios, el aumento del uso del maíz en Estados Unidos para fabricar etanol, mayor demanda de grandes economías emergentes y una desaceleración de la producción agrícola.
El BID subrayó que las fuertes subidas de las cotizaciones golpearán principalmente a los países más pobres de América Latina, donde las tasas de inflación se elevarán en más de cinco puntos porcentuales este año.
Según esa entidad, las vigorosas alzas de los precios del azúcar, trigo y maíz contribuyeron a que las cotizaciones mundiales de los alimentos tocaran niveles récord en enero y febrero, apenas tres años después de la última crisis en la esfera.
Estimó que los vetos a la exportación, los controles de precios y el acaparamiento de comida por algunos países, también distorsionó los mercados alimentarios globales.
La institución se basó en estudios según los cuales gran parte de los ingresos disponibles de ese sector de la población se destinan a comprar comida, por lo que una reducción en la capacidad de adquirirla aumenta el hambre y la desnutrición.
Consideró entre las causas de la subida de los precios, el aumento del uso del maíz en Estados Unidos para fabricar etanol, mayor demanda de grandes economías emergentes y una desaceleración de la producción agrícola.
El BID subrayó que las fuertes subidas de las cotizaciones golpearán principalmente a los países más pobres de América Latina, donde las tasas de inflación se elevarán en más de cinco puntos porcentuales este año.
Según esa entidad, las vigorosas alzas de los precios del azúcar, trigo y maíz contribuyeron a que las cotizaciones mundiales de los alimentos tocaran niveles récord en enero y febrero, apenas tres años después de la última crisis en la esfera.
Estimó que los vetos a la exportación, los controles de precios y el acaparamiento de comida por algunos países, también distorsionó los mercados alimentarios globales.
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