lunes, 9 de mayo de 2011

China invirtió en Argentina 8.550 millones de dólares en 2010

BUENOS AIRES.- La Inversión Extranjera Directa (IED) proveniente de China se multiplicó el último año en Argentina. El sector receptor por excelencia fue el de hidrocarburos. La vía fue la adquisición de empresas. Las limitaciones de un flujo inversor que profundiza la inserción internacional basada en las exportaciones de commodities.

Según se reseña en un informe difundido la semana pasada por la CEPAL, en 2010, con un flujo de más de 15.000 millones de dólares, la potencia asiática se convirtió en una de las fuentes principales de Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina, la tercera detrás de Estados Unidos y los Países Bajos. Argentina, con una recepción de 5.550 millones de dólares ocupó el segundo lugar como destino del subcontinente, detrás de Brasil, que recibió 9.563 millones.
El fenómeno es absolutamente contemporáneo. Los 15.000 millones de 2010 contrastan con los 255 de 2009. En 2011 el grueso de los anuncios de inversión se encuentran en etapa de desarrollo y sumaran a la región 23.000 millones adicionales.

Causas
El despegue de la IED china coincide con la caída de los flujos mundiales de IED resultantes de la crisis financiera. El país asiático sufrió los efectos de la crisis, pero los superó rápidamente y, además, es el principal exportador mundial. Ambos factores le otorgan a sus empresas una gran capacidad financiera que es apuntalada por el Estado en el marco de una estrategia nacional de desarrollo. En 2004, el gobierno anunció un plan para ofrecer créditos subsidiados por hasta el 70% de la inversión total. El beneficio es para las firmas que invierten en el exterior en áreas prioritarias, entre ellas; la adquisición de recursos naturales escasos en China.
Como lo muestran los flujos de IED al Cono Sur de América, la potencia asiática busca asegurarse la provisión de materias primas, lo que puede interpretarse como un derivado lógico de la estructura del comercio exterior bilateral. En tanto potencia emergente en la era del capital, las exportaciones chinas a la región se concentran en productos manufacturados, en tanto que las importaciones son de materias primas, fundamentalmente minerales (29,5%), productos oleaginosos (44,7) e hidrocarburos. En el caso argentino las semillas de soja representan el 46% de las ventas.
El aumento en los precios de las commodities, fenómeno del que China también es responsable, se encuentra entre las razones que explican la IED como necesidad de asegurarse provisión en el largo plazo. Siempre de acuerdo a la CEPAL “entre 2000 y 2009, ese país fue responsable del 63% del crecimiento en el consumo de aceite de soja y del 46% del aumento de la demanda de petróleo. En el caso del cobre el crecimiento de la demanda de China compensó por sí sola la caída en el resto del mundo”. Esto explica que el 61% de las mayores adquisiciones de la nación asiática en el extranjero se concentraran en adquirir empresas productoras de materias primas, en energía y minería.

Destinos
En Argentina en 2010 las principales inversiones se dirigieron al sector de hidrocarburos. Así, Sinopec, una de las 4 petroleras estatales que controlan completamente el mercado chino (junto a CNOOC, CNCP -Corporación Nacional de Petróleo de China- y Sinochem) adquirió por 2.450 millones de dólares el 100 por ciento de Occidental Argentina, firma que pertenecía a la estadounidense Oxy. CNOOC, de la que en su momento se dijo que compraría YPF, invirtió 6.600 millones de dólares en el país; 3.100 millones los destinó a la compra del 50 por ciento de Bridas, del Grupo Bulgheroni, y 3.500 al 100 por ciento de Pan American Energy, que estaba en poder de British Petroleum. 
Las tres operaciones suman 8.550 millones de dólares (que superan los 5.550 millones de inversión total del año por los plazos de los desembolsos). Nótese que se trata de la mayor inversión en el sector hidrocarburífero argentino desde que la española Repsol adquirió a la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales. 
La entrada en Bridas, por ejemplo, le permitió a CNOOC aumentar en un 25 por ciento su producción de petróleo y sumar 1.000 millones de barriles equivalentes a sus reservas. Visto desde China lo que se observa es que, frente al aumento del consumo doméstico, las empresas distribuidoras buscan una “integración hacia atrás” en el resto del mundo vía IED bajo la estrategia de “fusiones y adquisiciones”.
En el campo agrícola existen también algunos grandes proyectos de inversión, pero ninguno parece haberse concretado: la provincia china de Heilongjiang expresó la intención de invertir en la Argentina 100 millones de dólares en Río Negro para la producción de soja destinada a la exportación, pero es probable que la nueva legislación sobre la propiedad de tierras para extranjeros ponga algún coto a un proyecto provincial vergonzoso cuya redacción retrotrae a la década del ’90.
Si bien no es buen consejo mirar siempre la IED con ojos chauvinistas, vale destacar el flujo inversor chino acentúa un patrón de inserción internacional del país como proveedor de un número reducido de materias primas, es decir; de productos de escaso valor agregado local y cuya producción entraña un prácticamente nulo efecto multiplicador sobre la economía. El panorama no es, por supuesto, responsabilidad de China, sino una deuda pendiente de la planificación de largo plazo de la economía local, planificación en la que China tiene mucho para enseñar.

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