sábado, 7 de mayo de 2011

Declive de los negocios españoles en Sidney a manos de inversores chinos o turcos


SIDNEY.- El barrio español, instalado desde hace casi medio en el corazón de Sídney, lucha por sobrevivir con sus restaurantes, cultura y costumbres, en medio de nuevas dinámicas demográficas, la crisis y el avance de la modernidad.

En la calle Liverpool se sitúa el famoso "Spanish quarter", con su histórico Club español y algunos restaurantes como el Capitán Torres, La Tapa Guapa, el bar de tapas Miró, la Casa Asturiana o un poco más apartado el local Spanish Terrazas.
El barrio español ya no tiene los bríos de antes, cuando entre las décadas de los años setenta y noventa "era mejor y más grande", comenta el portugués Enrique Gomes, uno de los primeros cocineros en Australia de comida española y chef del Capitán Torres.
Entonces se hacían largas colas para entrar a los locales, los australianos y turistas acudían ávidos a los restaurantes de la calle Liverpool para degustar las famosas paellas, chorizos y sangría y se celebraba un gran festival en el día de la Hispanidad.
Muchos de los dueños y clientes que frecuentaban el "Spanish quarter", situado en las cercanías de la estación central de trenes de Sídney y el floreciente Barrio chino, han regresado a España para pasar sus años de jubilación o han muerto.
Otras de las razones es que los descendientes de los primeros españoles que llegaron a Australia se integraron a la vida de este país, otro puñado regresó a España, las regulaciones son ahora más duras y se incrementan los negocios de juegos de azar como las máquinas de póquer, explica la presidenta del club español, Dolores Correa.
En otros casos, algunos restaurantes de la calle Liverpool simplemente pasaron a manos de inversores de origen chino o turco, entre otros.
En esta fase de agonía, el Club español, fundado en 1962, afronta una crisis financiera que le ha obligado a vender parte del edificio y está actualmente bajo administración judicial y con un litigio a cuestas, aunque lucha por mantenerse vivo.
A principios de la década de los sesenta, los inmigrantes españoles se reunían en un parque del centro de Sídney hasta que lograron comprar con el paso del tiempo un edificio en la calle Liverpool al filipino de origen español Roberto Pérez de Lasala.
Este edificio, declarado por el Ayuntamiento de Sídney como patrimonio arquitectónico, se convirtió rápidamente "en el sitio de recogida para los inmigrantes españoles", recordó Correa, quien creció en el Club español.
Allí no solo se iba a comer cocidos, cochinillo, paella y guisos de carne y vegetales, sino que también se ofrecían servicios de guardería, había una biblioteca y funciones de grupos de teatro y música.
Poco a poco en la calle Liverpool, en momentos en que los negocios en Australia cerraban a las cinco de la tarde y no abrían en domingo, comenzaron a aparecer florecientes restaurantes, entre estos el Costa Brava, el Don Quixote, La Taberna, que operaba dentro de un pub, el Capitán Torres, o Cabaret España.
El lugar era tan conocido que varios miembros de la familia real española han pisado la calle Liverpool y el rey Juan Carlos I causó revuelo con una visita inesperada al Club español en los años setenta que puso en aprietos a la seguridad australiana.
"Vino el rey, estaba en la calle saludando a la gente como cualquiera y aquí llegó como un visitante", explicó la presidenta del Club español al recordar que entonces "la comunidad española y los socios tuvimos el gran honor (de su visita)" y "muchas ganas de acercarse al rey" y "la seguridad australiana estaba con pánico".
Ahora se ven menos comensales en los restaurantes y se siente también la expansión del Barrio chino.
En otras partes de Sídney florecen otros restaurantes españoles y al Barrio español siguen acudiendo los fieles, la mayoría veteranos, a jugar la baraja española o a beber café por las tardes y a recordar silenciosamente por qué el edificio de la 88 de Liverpool es parte del patrimonio de la ciudad.

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