sábado, 7 de mayo de 2011

El contraste entre India y China

MADRID.- Byron Wien, asesor senior y vicepresidente de Blackstone, habla en su comentario del mes abril, sobre el enorme contraste entre dos de las economías mas fuertes, China e India. Dos países, que aunque tienen tasas similares de crecimiento de PIB, sus estructuras, gobiernos y enfoque hacia al futuro son totalmente opuestos.


En ambos países Wien ha realizado visitas a distintas compañías. Comenta como las compañías chinas están cada vez más orientadas al mercado doméstico, a diferencia de años anteriores en los que el objetivo eran las exportaciones. Muchas de estas empresas estiman un crecimiento en sus ingresos del 25%, y algunos bancos y compañías públicas creen que pueden crecer a ese ritmo por un tiempo.
Por su lado, India, según comenta Wien, representa el caos y el desorden. Y aunque ha hecho grandes progresos en su infraestructura durante la última década, tiene aún mucho camino que recorrer. Y es que “como un país con 1.200 millones de personas, la mitad de la población vive en la pobreza, y consigue aun así ser una economía en plena efervescencia”, apunta. 
Cuenta como tan solo el 10% de la población paga impuestos y un porcentaje muy pequeño tiene trabajos convencionales, la mayor parte para el gobierno. Es un país de tenderos y pequeños emprendedores, con una estructura regulatoria pesada y torpe, y un gobierno que es un lastre y que no responde ante la cantidad de desafíos a los que se enfrenta el país.
Wein contrasta esto con el gobierno autoritario de China, gracias al cual el país puede gestionar y resolver sus problemas de una manera mucho más decisiva. El énfasis en infraestructuras y las exportaciones han llevado a China a representar casi el 20% de las importaciones de Estados Unido mientras que India supone menos del 2%. Con crecimientos similares, la renta per cápita de China es cuatro veces mayor.
“China e India tienen sociedades divididas”, comenta Wein. Con mas 1.000 millones de habitantes en cada país, tienen cientos de miles de personas viviendo en la pobreza de las zonas rurales. Aunque ninguno de ellos tiene ningún tipo de beneficios sociales para su gente, el gobierno de China está decidido a crear oportunidades de empleo y negocios viables a lo largo del país, que motiven que gran parte de la población que vive en el campo se traslade a la ciudad en busca de empleo. 
Sin embargo, el gobierno indio carece de esta determinación y flexibilidad y depende del carácter emprendedor, capital y habilidad del sector privado para progresar.
“Pero la mayor diferencia entre estos países está”, concreta Wein, “en sus respectivos enfoques de cara al futuro”. Hace 15 años la economía china carecía de mucha importancia relativa, pero gracias a un efectivo plan representa ahora el 9% del PIB mundial, mientras que India es tan solo el 3%.
Byron se cuestiona cual es modelo idóneo para cada país, el caos de India o el orden de China. Lo que parece claro es que no hay indicios que esto vaya a cambiar en un futuro próximo, y lo que es cierto es que en lo que a crecimiento se refiere, a cada país le funciona su manera de hacer las cosas.

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