viernes, 6 de mayo de 2011

Las dudas sobre España no desaparecerán hasta que se aclare la situación griega / José Hervás

Una vez terminada la ronda de comparecencias de los grandes de la banca española para presentar sus resultados trimestrales la única cosa que ha quedado clara es que no hay crédito para particulares y pequeñas y medianas empresas. La tendencia confirmada por las estadísticas del Banco de España de aceleración de la caída del crédito para estos sectores ha sido corroborada nada menos que por los máximos responsables del BBVA, Santander y Popular cuya cuota de mercado en el sector bancario suma más del 50 por ciento. 

Dada la atonía de concesión de créditos por parte de las cajas, las decisiones de los tres grandes de la banca española suponen el ser o el no ser. Si antes fueron Alfredo Sáenz o González-Robatto, ahora ha sido el máximo ejecutivo del BBVA quien ha alertado del escaso crecimiento económico previsto para este ejercicio en España. No quiso precisar cuanto será, pero si considera que no será suficiente ni para crear empleo ni para activar la economía. 

Coincide también en que el elevado endeudamiento de las familias y de las pequeñas y medianas empresas españolas tiene que desaparecer para que la economía española pueda empezar a crecer de forma sana. Con la tranquilidad que le caracteriza en la exposición de sus ideas, admite que el negocio crediticio del BBVA en España, no va a crecer apenas este año, o lo hará de forma muy comedida. 

También defiende avanzar en la culminación de la reestructuración financiera y de acometer, con la mayor profundidad posible, la reforma laboral para recuperar la confianza de los mercados y de sacar pecho en Europa sobre la flexibilidad de nuestro mercado laboral.

En cambio no supo justificar en qué consiste esa reforma en profundidad de la flexibilidad del mercado laboral en un país donde se puede contratar por horas, días, semanas, meses o años sin sufrir ninguna penalización por parte del empresario cuando prescinde de ese trabajador. Argumentar que el empresario no puede apostar por la formación de quien se le pueda marchar, no parece argumento suficiente. No es lo que ocurre en el mercado. 

También resulta sugerente la reflexión del sector de que las dudas sobre España no desaparecerán hasta que se aclare si Grecia renegociará o no su deuda. Como esto no es previsible que quede solucionado antes de finales del verano, se puede anticipar que las tensiones sobre el diferencial continuarán. Y el diferencial de la deuda soberana no resulta gratuito para la banca. Su financiación en los mercados internacionales está directamente relacionada con la prima de riesgo del país. 

Ya ha quedado claro. Este año conseguir un crédito costará un riñón. Aunque Trichet haya descartado subir los tipos de interés el próximo mes. 

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