domingo, 26 de junio de 2011

Economía del futuro sin posición real previa, error imperdonable / Ángel Tomás Martín *

Gobierne quien gobierne a partir de las próximas elecciones, no podrá acometer el plan de reformas urgentes que haga posible el ordenamiento de nuestra enferma e inoperante economía si antes no se analiza y establece el estado exacto de nuestra posición financiera y el de las cuentas públicas.

Tampoco la ciencia médica puede establecer un diagnóstico si previamente no ordena las pruebas y análisis necesarios de acuerdo con los síntomas del enfermo, ni una empresa en crisis puede aspirar a innovarse o desarrollarse sin establecer un profundo análisis previo de su posición económico-financiera y un balance fiel y exacto puesto al día.

Tomar medidas y emprender reformas, aunque sean de urgente necesidad, sin conocer el verdadero y exacto endeudamiento, las posibilidades de ingresos que encajen en el futuro de una economía que posibilite y sea capaz de reducir el paro de manera continuada y creciente, sería volver a un desajuste irreparable y sin control, que además nos alejaría de las políticas económicas de la Europa comunitaria a la que pertenecemos.

No vamos a entrar en las causas que nos han precipitado a nuestra propia crisis con independencia de las de origen mundial, por ser conocidas y ampliamente debatidas por los más prestigiosos analistas, pero debemos dejar sentado que hemos vivido muchos años conducidos por una dirección económica y política desafortunada, gastando sin tasa ni control y muy por encima de nuestras posibilidades presupuestarias.

Si las familias, las corporaciones, las autonomías y el propio Estado han gastado muy por encima de sus ingresos corrientes, se producirá un endeudamiento que puede originar la insolvencia definitiva, impidiendo hacer frente a los gastos corrientes, a las inversiones y a las obligaciones del exterior. Un endeudamiento desproporcionado puede llevar a un estado de insolvencia que rompa la estructura económica.

Compromisos contraídos
 
Hemos desequilibrado el sistema presupuestario, ignorando que los compromisos contraídos por gastos corrientes y de inversiones nunca deben superar a la estimación de los ingresos. Cualquier gasto o inversión no presupuestado debe acometerse sólo si se aprueba un presupuesto extraordinario razonado y posible. Nunca el Ejecutivo contraerá obligaciones ni ordenará pagos no incluidos en los Presupuestos Generales del Estado, salvo que ordene transferencias internas del mismo. Los entes públicos deben someterse a los órganos de control independientes (Banco de España y Tribunal de Cuentas del Estado).
Expuesto lo anterior, ¿qué debería hacer el próximo Ejecutivo tras las elecciones generales como medida previa e imprescindible? Investigar y consolidar en el plazo más breve posible la posición real del endeudamiento contraído y el calendario de vencimientos de los principales e intereses correspondientes, armonizándolo con las obligaciones correspondientes presupuestarias y las estimaciones de ingresos para el calendario mencionado.

La misión urgente de reducir el paro
 
Partiendo de la posición real integral se podría establecer el programa político-económico y su compatibilidad con la necesidad imprescindible y urgente de promover el crecimiento económico y la confianza indispensable que posibilite la disminución progresiva de la actual cifra de paro, misión prioritaria y urgentísima, sólo con posibilidades de éxito si se apoya en un sistema financiero sólido y en un colectivo empresarial estimulado y dispuesto a emprender y desarrollar su actividad.

Sólo el trabajo, la disciplina, la competitividad y el sentido de unidad nacional, junto a una drástica disminución del gasto público, harán posible un horizonte de esperanza y seguridad económica.

Para el análisis, estudio y establecimiento de la auténtica posición real del máximo interés para la credibilidad interior y exterior deben incorporarse al equipo del Ministerio de Economía auditores del Tribunal de Cuentas, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Central Europeo, solo así, se conseguirá el éxito deseado y la transparencia y seguridad para un futuro de bonanza y bienestar general. En suma, una estructura nueva y viable basada en la veracidad de una administración económica austera y respetuosa con el presupuesto del Estado, formado con el lógico esfuerzo de todos los españoles.

La exposición anterior, sin duda, es tarea difícil dada la coyuntura actual y se precisa un Ejecutivo con carisma, dote de mando, inteligencia y visión de futuro. No debe olvidar que España está vigilada estrechamente por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y los mercados financieros.

Sin embargo, los dirigentes políticos deben olvidarse de sus filosofías personales y dedicarse plenamente a superar la crisis, aplicando las reformas estructurales que faciliten el lanzamiento de nuestra actividad empresarial, cuyo rendimiento haga posible cumplir con el endeudamiento y la reducción del paro. La única filosofía que todos hemos de aprender es ‘la unión del trabajo, gestión y capital que conforman la empresa’, piedra angular de la seguridad y bienestar de todos.

(*) Economista y empresario

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