viernes, 3 de junio de 2011

El FMI y la crisis económica occidental marcaron la semana económica

LA HABANA.- La carrera europea por alcanzar la jefatura del FMI, un aumento de la crisis social y financiera en la Unión Europea (UE) e incertidumbre en la economía de Estados Unidos, marcaron la semana que concluye.

  Después de recorrer las principales capitales de Europa y de intercambios de mensajes con los jefes de estado del área, la aspirante a la silla ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, se movió con rapidez por América Latina.

Lagarde, ministra de finanzas de Francia, no encontró resistencia en el viejo continente para el puesto, pero si de varios países latinoamericanos que ven una discriminación hacia el Tercer Mundo para dirigir el Fondo.

Brasil, Argentina, México, Venezuela, Colombia y Ecuador, así como Suráfrica y la India, como los más lejanos, son partidarios de romper con el viejo esquema de que el FMI sea dirigido por vida por Europa, y el Banco Mundial por Estados Unidos.

Aunque las reglas del juego ya están determinadas de que la jefatura del Fondo caiga por séptima ocasión en Francia, Lagarde sigue su labor proselitista entre los latinos que expresaron continuar la lucha por romper la cadena europea-norteamericana sobre el dominio de ambas entidades financieras mundiales.

Mientras tanto, crecen las opiniones en el mundo de que la salida de Dominique Strauss-Khan del FMI fue debido a una jugada maestra de Estados Unidos y Francia que ya no veían apropiada para sus intereses la línea política determinada por el ex jefe del organismo.

Otra cuestión que tomó ribetes preocupantes esta semana fue un informe de conjunto emitido en Ginebra por el FMI y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que presentaron una dura evaluación sobre el empleo a raíz de la crisis económica global desencadenada en Estados Unidos a mediados del 2007.

En el documento, las partes señalaron que el mundo se enfrenta todavía a grandes desafíos en la creación de empleos de alta calidad para crecer y desarrollarse.

Dicha estimación aparece en un documento de debate para la conferencia de alto nivel que se celebrará en Oslo en septiembre próximo.

Ambos organismos señalaron que el 80 por ciento de la población mundial no tiene acceso a protección social, siendo Europa una de las más castigadas por la crisis.

A pesar de los avances en los últimos años, cerca de mil 200 millones de mujeres y hombres, un 40 por ciento de la fuerza de trabajo mundial, aún no gana un salario para superar el umbral de pobreza.

En relación con los desafíos planteados por el desempleo, la OIT estimó que en los próximos 10 años se necesitarán más de 440 millones de nuevos puestos de trabajo para absorber a quienes se incorporen al mercado de trabajo.

Pero esa cifra es mucho mayor para revertir la elevada desocupación causada por la crisis, significó el documento.

Puntualizó que aunque el mercado laboral tiene en cada país sus propias características, todos se enfrentan a problemas comunes para diseñar políticas que creen oportunidades de trabajo decentes para todos.

Las calles de Madrid y otras ciudades españolas, así como las de Grecia, con sus huelgas populares son testigos de la crisis que marca a Europa, un continente en ebullición social por la recesión económica que la envuelve desde hace dos años.

Para los especialistas, también es preocupante el crecimiento de la brecha de ingresos entre los estadounidenses más ricos y los más pobres, pues el año pasado creció a su mayor monto del que se lleve registro.

El 20 por ciento mejor pagado de los estadounidenses, quienes ganan más de 100 mil dólares al año, recibieron el 49,4 por ciento de todos los ingresos generados en Estados Unidos, en comparación con el 3,4 que obtuvieron por quienes estuvieron por debajo de la línea de la pobreza.

Si bien el índice de desocupación se mantiene en un 9,1 por ciento, se trata de una señal inquietante para el presidente Barack Obama mientras se acercan las elecciones de noviembre del 2012, cuando el mandatario se jugará los otros cuatro años en la Casa Blanca.

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