martes, 12 de julio de 2011

¿Cómo salimos de esta? / Casimiro García-Abadillo *

La solución al problema más grave al que se enfrenta la economía de la UE desde el nacimiento del euro debe darse en dos planos. Uno europeo y otro nacional.

En el europeo hay que tener clara una cosa. El problema de Grecia ahora no es cómo va pagar su deuda, sino cómo va a reducirla. El fracaso del primer plan de salvamento y las dudas sobre el segundo tienen ese origen. Grecia debe 350.000 millones de euros y esa cifra es impagable para la economía griega. Por tanto, no hablamos de un problema de liquidez, sino de solvencia, de sostenibilidad de la deuda. Los mercados (los inversores) dudan de que las ayudas salven a Grecia del hundimiento. Creen que los planes son como aspirinas para curar un cáncer.

La única alternativa frente a ese problema es que se reconozca de facto la suspensión de pagos y que la UE y los bancos acreedores asuman la pérdida, que podría suponer la mitad de la deuda. Es decir, el Fondo de Rescate Europeo tendría que comprar la deuda griega y convertirse en su único acreedor con una quita del 50%.

Ese sería un mensaje contundente. Porque entonces, Grecia si sigue haciendo los ajustes y reduciendo su gasto público podría pagar su deuda.

Ahora vamos al plano nacional. El contagio se produce porque los mercados ven grandes dificultades en países como España e Italia para que puedan cumplir sus compromisos de recorte del déficit. Esa desconfianza crea un círculo vicioso. El miedo hace que se encarezca la deuda (al subir los tipos de interés para colocarla) y agudiza aún más el problema. De hecho, los más afectados por la caída de la Bolsa son los bancos y no sólo porque tengan deuda soberana entre sus activos, sino porque son entidades muy endeudadas. Con los tipos por encima del 6%, las grandes entidades españolas tienen muchos problemas para financiarse, al margen de que se reduce su margen financiero en un momento en el que apenas hay demanda de crédito.

Por tanto, el Gobierno debería dar un mensaje político rotundo. Lo ideal sería que gobierno y oposición se pusieran de acuerdo en un paquete de medidas, aunque eso ahora es imposible. Por eso es bueno que se adelanten las elecciones. Es más fácil un pacto entre un nuevo gobierno y el partido de la oposición (probablemente, el PSOE) que ahora entre Zapatero y Rajoy.

¿Qué mensaje habría que dar? Un fuerte ajuste presupuestario y medidas de reactivación económica. Compromiso firme de reducción del déficit y acuerdo con Comunidades y Ayuntamientos para que nadie se salte los límites.

Ese mensaje, unido a una nueva política europea, ayudaría a que la prima de riesgo se relajase y a que el coste de la deuda disminuyera. Es decir, pasaríamos del círculo vicioso a un círculo virtuoso.

(*) Periodista

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