lunes, 4 de julio de 2011

El pacto galo sobre Grecia equivale a más deuda tóxica, según 'Financial Times'

LONDRES.- La propuesta diseñada por Francia para que las entidades acepten participar en el nuevo plan de asistencia a Grecia mediante la refinanciación de la deuda griega en su poder con vencimiento entre julio de 2011 y junio de 2014 se asemeja a un CDO (obligaciones colateralizadas de deuda), uno de los denostados productos de deuda estructurada que protagonizaron la crisis 'subprime', según afirma  Wolfgang Münchau, columnista de referencia del 'Financial Times', quien advierte de que esta clase de respuesta representa 'dar largas' a los verdaderos problemas.

  "Siempre estuvo claro que los políticos europeos terminarían por intentar buscar algún complejo producto de deuda para resolver la crisis, ya que si se quiere dar largas al asunto, confundir los hechos y burlar las reglas, entonces una variante de las obligaciones colateralizadas de deuda representa la elección perfecta", apunta el columnista.
   Así, el autor del artículo señala que, en función de los parámetros del acuerdo, pase lo que pase se logrará un mejor resultado del que sería posible en el caso de desprenderse de la deuda griega actualmente y "más importante aún, las normas contables te permiten fingir que no registras pérdida alguna".
   En este sentido, el columnista de 'FT' afirma que tras analizar la estructura de la propuesta considera que no se trataría tanto de un rescate con participación privada, sino más bien de un rescate del sector privado.
   De este modo, Münchau considera "inevitable" que en algún momento se produzca la suspensión de pagos de Grecia, ya que la propuesta de asistencia "desafortunadamente" no permite reducir los intereses de la deuda griega al entorno del 3% ni prorrogar sus vencimientos.
   "Todo lo que hay es esta serie de pequeñas estafas. La complejidad del programa se explica por la necesidad de persuadir a las agencias de calificación para que no otorguen una nota equivalente al impago a los bonos griegos", asevera el columnista.
   Así, Münchau apunta que el acuerdo de 'rollover' no representa, desde el punto de vista económico, otra cosa que un bono colateralizado y señala que las agencias de 'rating' normalmente no vacilarían en asignar una nota de impago a los bonos griegos.
   "Por tanto, la solución es crear una estructura compleja y afirmar que tecnicamente no se trata de un bono colateralizado, algo que pone a prueba la definición", señala.
   Por otro lado, el autor se cuestiona el papel representado por Alemania, especialmente después de que tras presionar publicamente para involucrar al sector privado en el rescate, sólo haya logrado una aportación de apenas 2.000 millones de euros de sus bancos al margen del control estatal.
   "Tomando en consideración toda la retórica procedente de Berlín sobre la participación del sector privado, uno podría sorprenderse al escuchar que este pequeño acuerdo amistoso con las entidades se garantizará un voto afirmativo del Bundestag", afirma Münchau, quien subraya la "impresionante velocidad con la que el Gobierno alemán cambia sus inalienables posiciones".
   De este modo, el columnista recuerda que, a pesar de que la crisis financiera ha demostrado que no se debe depositar demasiada confianza en vehículos financieros cuyo nombre sea un acrónimo de tres letras, eso es lo que se está haciendo con este equivalente de los CDO de las hipotecas 'subprime'.

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