domingo, 25 de septiembre de 2011

Crece la presión mundial sobre la zona euro para que resuelva el problema de la deuda

WASHINGTON.- La presión sobre la zona euro para que acelere la resolución de su problema de deuda pública creció en las últimas horas entre los países miembros del Fondo Monetario Internacional (FMI), alarmados ante la perspectiva de un contagio.

Los responsables europeos en Washington, donde el Fondo cerró su asamblea bianual, se esforzaron por descartar la posibilidad de una suspensión de pagos de Grecia, rumoreada con insistencia en los mercados, y pidieron paciencia a sus socios del G20 (países ricos y emergentes).
"Los problemas soberanos y bancarios en Europa son actualmente el riesgo más serio que enfrenta la economía mundial", dijo el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, ante el Comité Financiero y Monetario del FMI.
Aunque los compromisos asumidos por las naciones miembro de la Eurozona en los pasados 18 meses han sido "impresionantes", se debe hacer más, afirmó.
"La crisis de la deuda soberana en la zona euro debe ser resuelta prontamente para estabilizar la confianza de los mercados", afirmó por su parte el presidente del banco central chino, Zhu Xiaochuan.
Los rumores de una próxima nueva intervención del Banco Central Europeo (BCE) para dar liquidez a los bancos de la zona ayudaron el viernes a cerrar los mercados con ligeras alzas, tras una semana aciaga.
El precio del petróleo y de algunas materias primas empieza a bajar de forma acentuada, lo que también suscita inquietud de algunos países emergentes exportadores.
"Los países avanzados ya no pueden manejar por sí solos los riesgos a la estabilidad (económica) mundial", dijo el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega.
"Es responsabilidad de los funcionarios europeos asegurarse de que sus acciones frenen el contagio más allá de la periferia del euro", exigió.
Los miembros de la zona monetaria europea acordaron el 21 de julio pasado una nueva ayuda para Grecia y una ampliación de su Fondo de Estabilización (FESF), que aún debe ser aprobado por la mayoría de los parlamentos respectivos.
"Confiamos en que todos los Estados miembros de la zona euro ratificarán el acuerdo" a mediados de octubre, declaró el comisario europeo de Asuntos Monetarios, Olli Rehn.
La idea de países emergentes de prestar ayuda a la zona euro, a través del FESF, fue descartada por la ministra española de Economía, Elena Salgado.
Alemania de su lado, apoyaría que se acelerara la puesta en marcha de un fondo permanente de estabilización, que sustituiría al actual FESF, antes de la fecha prevista en 2013, dijo su ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble.
Pero el sector privado tiene que contribuir decisivamente, advirtió.
"Sin una contribución sustancial de las instituciones financieras, la legitimidad de nuestros sistemas capitalistas occidentales sufrirá", dijo.
Los 187 países miembros del Fondo se comprometieron por su parte a "actuar colectivamente para restaurar la confianza y la estabilidad financiera".
Pero en sus declaraciones los principales líderes exhibieron sus diferencias.
Los países latinoamericanos, liderados por Brasil y Argentina, saludaron el plan estadounidense de lucha contra el desempleo.
Ese plan de 447.000 millones de dólares de coste presentado por el presidente Barack Obama, tiene sin embargo pocas posibilidades de ser aprobado en el Congreso.
Alemania en cambio, criticó el viernes el plan de Obama y recalcó que los déficits públicos como el estadounidense son también causa de problemas en el mundo.
Argentina criticó que se pretenda aplicar la misma receta a países emergentes, que están "sacando a la economía mundial de la recesión" que a los países "altamente endeudados (y) escaso crecimiento", según su intervención ante el comité monetario del Fondo.
Mantega cargó también contra la política de tasas de interés casi cero en casi todos los socios avanzados del G-20 (Estados Unidos, la zona euro o Japón).
Ese tipo de políticas "han hecho muy poco para apoyar su recuperación económica pero han causado considerables quebraderos de cabeza a los mercados emergentes", dijo.
El Fondo en tanto, comienza a preocuparse por la disponibilidad de recursos para enfrentar una eventual profundización de la crisis.
Su directora, Christine Lagarde, sostuvo que si bien el organismo tiene recursos adecuados en estos momentos, en caso de una crisis mundial como en 2008, podrían ser insuficientes, y alentó a implementar con rapidez el aumento de las cuota partes de los Estados miembros (el dinero que cada uno aporta de forma permanente) aprobado en 2010.
"Me sentí alentada por el sentido de absoluta urgencia entre los estados miembros" ante la crisis, dijo Lagarde.

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