lunes, 26 de septiembre de 2011

Dimite el titular ruso de Finanzas tras una lucha de poder

MOSCÚ.- El ministro ruso de Finanzas, Alexei Kudrin, perdió su cargo el lunes en una batalla inusualmente agria y pública con el presidente, Dmitry Medvedev, que mostró las divisiones ante el plan del primer ministro, Vladimir Putin, de volver al Kremlin.

Los inversores occidentales consideran al titular de Finanzas, Alexei Kudrin, un garante de la estabilidad financiera y han dicho que su salida sería un duro golpe para la economía rusa y supondría un revés para las posibilidades de que se hagan reformas.
"He dimitido. Mi dimisión fue aceptada", dijo Kudrin.
A Kudrin no se le dejó mucha opción. Medvedev le sorprendió y le humilló al exigirle que dimitiera en una reunión con autoridades locales después de que el veterano ministro, un estrecho aliado de Putin, dijera el domingo que no podría servir en Gobierno dirigido por Medvedev si éste se intercambia el cargo con Putin para convertirse en primer ministro el año que viene.
"Esas declaraciones parecen inapropiadas (...) y no pueden justificarse de ninguna manera. Nadie ha revocado la disciplina y la subordinación", dijo Medvedev en la ciudad de Dimitrovgrad, junto al Volga, subido a un estrado y mirando a Kudrin, que estaba sentado entre el público.
"Si usted, Alexei Lenidovich, discrepa con la dirección del presidente, sólo hay un curso de acción y usted lo sabe: dimitir (...) Naturalmente, es necesario responder aquí y ahora: ¿escribirá una carta de dimisión?".
Kudrin, que el domingo dijo no estar de acuerdo con Medvedev en política económica y en concreto en su decisión de aumentar el gasto militar, parecía aturdido, a pesar de que el presidente no tiene competencias para despedirle directamente
"Sí, en efecto es cierto que tengo desacuerdos con usted. Tomaré una decisión sobre su propuesta tras consultar con el primer ministro (Putin)", respondió Kudrin.
Estos agrios intercambios públicos se ven muy rara vez en Rusia, donde la vida política suele orquestarse al más alto nivel y las discrepancias políticas abiertas son poco comunes.
Medvedev y Putin discreparon brevemente este año en su política sobre Libia, pero la última vez que se vio un conflicto tan abierto y amargo a alto nivel fue en 2004 cuando el entonces primer ministro, Mijail Kasyanov, se enfrentó con Putin, que era presidente entonces.
Muchos economistas habían confiado en que Kudrin, estrecho aliado de Putin desde que trabajaron juntos en la administración de la ciudad de San Petersburgo en los 90, no se viera obligado a renunciar.
"Éste es uno de los acontecimientos más preocupantes hasta ahora", dijo Lilit Gevorgyan, analista regional en IHS Global Insight.
"Kudrin era el que estaba presionando de verdad hacia las reformas al menos durante la primera legislatura de Putin. Si se va, ¿quién hará eso? Medvedev ha hablado de reformas, pero el hecho es que apenas ha hecho nada".
La salida de Kudrin respecto al guión de Putin ha subrayado las fricciones provocadas por el anuncio que hizo el sábado el ex espía del KGB sobre sus planes de volver al Kremlin en las elecciones de marzo, tras casi cuatro años como primer ministro.
La decisión de Putin pretendía acabar con la incertidumbre política que ha socavado el rendimiento económico ruso.
Pero la rebeldía de Kudrin implica que la imagen de unidad se vio quebrada menos de 24 horas después, e intranquilizó a los inversores que le elogian por políticas que han ayudado a Rusia desde la crisis económica de 2008.
El hecho de que eligiera mostrar su disensión en Washington durante las conversaciones sobre la economía mundial aumenta especialmente las posibilidades de molestar a Putin, que ha reservado parte de su feroz retórica para Estados Unidos.
No está claro lo profundas que son las divisiones, ni a cuánta disidencia se enfrenta Putin. La mayor parte de los miembros del Gobierno y el Kremlin mantuvieron la discreción el lunes. Ninguno se dio prisa en alinearse con Kudrin.
Pero muchos altos cargos estarán planteándose ahora su futuro, porque se espera que el centro del poder vuelva a inclinarse hacia el Kremlin después de que Putin lo transfiriera al Gobierno en un acuerdo con Medvedev para compartir el poder.

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