lunes, 19 de septiembre de 2011

La crisis en Europa: ¿A quién hacer caso, a Barroso, Merkel o Lagarde? / Rafael Rubio

Si algo nos falta para entender la situación de Grecia y los riesgos que se ciernen sobre Europa ante su posible suspensión de pagos es información. La falta de información la están castigando tanto los mercados bursátiles como la falta de decisión.

El problema es que, a menudo, aparecen informaciones contradictorias en un mismo día procedentes de revelantes autoridades económicas o políticas y los analistas no saben bien a quien dar más crédito. El inversor en estas circunstancias se encuentra especialmente perdido.

Tres son los personajes que suelen aportar información digna de ser tomada en cuenta por los mercados a propósito de los problemas de Grecia y las posibles consecuencias para Europa de su suspensión de pagos. El primero de ellos es Durao Barroso, el presidente de la Comisión Europea; la segunda es la canciller alemana Angela Merkel y, finalmente, ha irrumpido con fuerza y con declaraciones muy frecuente la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. Sería lógico incluir algún otro personaje, como Hermann Von Rompuy, presidente del Consejo de Europa, pero su silencio y su falta de protagonismo dice mucho del disminuido papel que está jugando en medio de una crisis tan importante. ¿A quién hay que hacer más caso?

El portugués Durao Barroso lleva adoptando desde un tiempo el papel de cancerbero en la Unión Europea, desmintiendo las noticias que le puedan afectar de forma negativa. Cuando toma la iniciativa, como la semana pasada, al anunciar la posible puesta en marcha de los eurobonos, lo hace como simple ejecutivo comunitario y sin encomendarse a los máximos responsables de los países con mayor peso en la UE. Ello lleva como consecuencia que pocas horas después, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, o la canciller Merkel, desmientan totalmente un cambio de postura respecto a su siempre negativa posición frente a los eurobonos. Es verdad, sin embargo, que el humo vendido por Durao Barroso, gracias al cargo institucional desde el que se pronuncia, logra conseguir sus objetivos de cambiar las tendencias bajistas de los mercados y el sentimiento negativo.

Angela Merkel dice más con sus silencios que con sus declaraciones. Es tan importante tomar en cuenta sus afirmaciones como todo aquello que se echa en falta en su discurso. Si dice que “no permitiremos que la crisis de Grecia ponga en riesgo el euro” está diciendo eso: que aunque Grecia suspenda pagos, el euro debe prevalecer. Lo que nunca dirá es que “impediremos que Grecia suspenda pagos para no poner en riesgo al euro”. Cuando dice que “Grecia no abandonará la zona euro” está diciendo que, aunque Grecia suspenda pagos, como es más que probable, el país heleno se mantendrá en la zona euro. El error de algunos es no interpretar bien sus palabras y suponer que está diciendo lo que, de verdad, no quiere decir. Cuando habla Angela Merkel hay que tener siempre en cuenta que detrás tiene a un país, más que receloso, que no quiere aportar ayudas a otros países europeos en dificultades. Ha de hablar atendiendo a su responsabilidad de líder europeo, pero sin olvidar nunca a sus votantes que continuamente le recuerdan y limitan sus desvelos proeuropeos.

Finalmente, Christine Lagarde ha realizado en las últimas semanas importantes declaraciones poniendo en cuestión la situación de falta de capitalización de los bancos europeos y la necesidad de actuar de una manera colectiva, drástica y urgente por parte de los dirigentes europeos. Estas declaraciones han provocado la reacción del cancerbero Barroso que, de forma inmediata, ha negado todo: desde la posibilidad del inicio de una recesión, anunciada por Lagarde, a la necesaria capitalización de los bancos. Algunos dicen que el interés de Lagarde es cuestionar y hacer daño a Europa para ganarse el favor de los países asiáticos y latinoamericanos que la han acogido con escepticismo como sucesora de Strauss Khan. Es un poco forzado tratar de explicar la actitud de Christine Lagarde por estas circunstancias. Especialmente, al tratarse de una persona que hasta hace apenas unos meses ha sido ministra de economía de Francia y conoce con más detalle que Durao Barroso la situación del sector financiero europeo, especialmente del galo.

Es verdad que a Largarde se la ha visto nerviosa y especialmente activa en sus declaraciones sobre Europea, pero cabría más fácilmente pensar que desde la independencia del puesto que ocupa, en el que no tiene a un electorado pendiente, ni ocupa un puesto ejecutivo en la Unión Europea, puede con mayor libertad y realismo expresar sus opiniones y mostrar sus inquietudes.


Quienes criticaban sus llamamientos para recapitalizar la banca europea tendrán que reconocer, a la vista de la muy reciente decisión de los bancos centrales, de inyectar dólares sin límites, que alguna razón debía tener. Posiblemente bastante razón. Christine Lagarde es, sin duda, la persona que está aportando mayor y más fiable información sobre los problemas europeos.

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