lunes, 26 de septiembre de 2011

Preguntas y respuestas sobre opciones de la Unión Europea ante la crisis

BRUSELAS.- Europa está trabajando para reforzar su fondo de rescate, entre la creciente alarma por la lentitud con la que aborda una crisis de deuda que amenaza con descarrilar una recuperación económica global, pero los legisladores europeos discrepan sobre la mejor línea de acción.

Muchas de las opciones para reforzar el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, en sus siglas en inglés) de 440.000 millones de euros tienen pegas, como la oposición de países como Alemania, que teme una repetición de las desastrosas políticas económicas de los años 20.
Sin embargo, las autoridades de la zona euro restaron importancia el lunes a las crecientes noticias sobre los planes de reducir la deuda griega a la mitad y recapitalizar los bancos europeos para lidiar con la suspensión de pagos, afirmando que aún no hay un plan semejante sobre la mesa.
Los cálculos aproximados indican que el EFSF, que toma sus fondos de los mercados respaldados por garantías de los estados de la eurozona, podría aguantar un rescate de España, pero no tendría munición suficiente si Italia necesitase ayuda.
El EFSF ya ha prometido ofrecer 17.700 millones de euros en préstamos de emergencia a Irlanda y Portugal.
Además, se espera que ofrezca dos tercios de los 109.000 millones de euros del segundo rescate a Grecia.
Sumados, los compromisos actuales del EFSF suponen al menos 142.000 millones de euros, lo que le deja con 298.000 millones de euros.
Un paquete para España podría suponer 290.000 millones de euros, según algunas estimaciones, mientras que un rescate para Italia podría ascender a casi 490.000 millones de euros.
Algunos expertos sugieren doblar el EFSF. Otros hablan de ampliarlo a "varios billones". Pero la forma de restaurar la confianza, que se verá determinada por la reacción de los estresados mercados, va más allá que las simples matemáticas.
Una forma de aumentar el tamaño de EFSF, propuesta por el Centro de Estudios de Política Europea, un grupo de pensamiento de Bruselas, es convertirlo en un banco.
Esto supone que el mecanismo, con sede en Luxemburgo, podría prestar dinero a los países en dificultades y acudir al Banco Central Europeo para refinanciar esos préstamos, en lugar de depender sólo de su limitada base de capital.

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