martes, 4 de octubre de 2011

Bernanke alerta del impacto de la crisis europea en la economía estadounidense

WASHINGTON.- El presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, ha advertido de los riesgos que una quiebra descontrolada de Grecia tendrían tanto para la economía global como para la estadounidense, y ha asegurado que las tensiones financieras provocadas por la crisis de deuda han tenido ya su impacto en el país.

   "Es difícil juzgar en qué medida estas tensiones financieras han afectado a la actividad económica de Estados Unidos hasta ahora, pero parece que hay pocas dudas de que han herido la confianza de los hogares y las empresas y de que suponen un riesgo para el crecimiento", afirmó Bernanke ante la Comisión Conjunta de Economía en el Congreso estadounidense.
   Así, subrayó que la exposición directa de los bancos estadounidenses a la deuda griega es "mínima", pero advirtió de que si se produce una quiebra descontrolada, que podría contagiarse a otras economías soberanas o a algunos bancos, se crearía una "enorme volatilidad financiera a nivel global" que tendría un impacto "muy sustancial" no sólo en el sistema financiero estadounidense, sino también en la economía del país.
   Por este motivo, el presidente de la Reserva Federal incidió en que es "extremadamente importante" que las autoridades europeas continúen haciendo frente a la situación por la que atraviesa la Unión, cuyos problemas no son realmente económicos, sino políticos, e incidió en que Estados Unidos es "algo así como un testigo inocente".
   En este sentido, añadió que él no tiene ninguna sugerencia que hacerle a los europeos, salvo apoyar sus esfuerzos y seguir empujándoles para que actúen con decisión y dinamismo para dejar atrás esta situación, cuya incertidumbre es negativa para la economía.
   Bernanke incidió en que las preocupaciones sobre la deuda soberana de Grecia y de otros países de la eurozona, así como por la exposición del sistema bancario europeo a las mismas, ha sido "una fuente significativa" de tensión en los mercados financieros globales.
   En este sentido, reconoce que los líderes europeos están "fuertemente comprometidos" para hacer frente a estos problemas, pero el requisito de que las medidas sean acordadas entre un número tan grande de países antes de ser puestas en marcha es necesariamente un freno a las mismas, y el tener que hacer frente a los problemas fiscales ha ralentizado el proceso de búsqueda de soluciones.

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