domingo, 16 de octubre de 2011

Europa está ante horas decisivas en las que debe salvar el euro y a Grecia

PARÍS.- Europa se prepara para la cumbre "decisiva" del 23 de octubre en la que los dirigentes europeos presentarán un "plan integral" para poner fin a la crisis de deuda, que se arrastra desde hace dos años y amenaza con propagarse a toda la economía del planeta.

"Los resultados de la cumbre del 23 de octubre serán decisivos", dijo el ministro francés de Finanzas, François Baroin, al concluir una reunión del G20 de potencias industrializadas y emergentes en París.
Trece años después de la adopción de la moneda única y más de medio siglo desde que se lanzó la UE, sus dirigentes se encontrarán en Bruselas con una de las misiones más difíciles de su carrera: garantizar el futuro de la Eurozona y del proyecto europeo.
La crisis, que tiene su epicentro en países de la Eurozona -con Grecia al borde del 'default'- ya ha empezado a afectar a los países emergentes, advirtió la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
Ante una situación de creciente alarma, la cumbre de los 27 dirigentes de la Unión Europea estará precedida el viernes y el sábado por reuniones preparatorias entre los ministros de la Economía europeos.
La ministra española de Economía, Elena Salgado, confirmó que el 23 de octubre los países europeos culminarán un plan "sobre una base integral". Y el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, aseguró que el plan era "alentador" con los elementos adecuados para servir de "cortafuego" ante la crisis. Las medidas garantizarán que "los gobiernos europeos puedan tener acceso al crédito a tasas sostenibles mientras prosiguen sus reformas", dijo Geithner.
Entre los elementos "convincentes", el funcionario estadounidense explicó que el plan asegura "una recapitalización más amplia de los bancos, un respaldo mayor a un programa sostenible en Grecia y se dirige hacia una unión fiscal".
El ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, se mostró igual de optimista, aunque advirtió sobre algunos "conflictos". En particular, respecto a la necesidad de recapitalizar los bancos, ante la posibilidad de un 'default' parcial o completo de Grecia.
Ya es evidente que los bancos europeos -muy expuestos a la deuda griega- deberán aceptar una quita mayor del 21% aprobada el 21 de julio durante la previa cumbre de la UE. La quita podría llegar al 50%, dijo una fuente europea, de manera de aligerar la pesada carga de la deuda griega, que se eleva a cerca del 170% de su PIB.
Para preparar a la banca frente a una situación extrema, la Comisión Europea pretende elevar a 9% el ratio del capital básico (sobre el total de sus depósitos) que los bancos deben dejar inmovilizado, pero a la medida fue criticada por potentes entidades bancarias de países como Alemania o Italia.
En todo caso, la Comisión Europea dejó claro que para inyectar suficiente capital en el sector bancario, los bancos deberán primero recurrir a los inversores privados, luego a la ayuda estatal y en último recurso al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), convertido en una de las principales armas de la UE para salir de la crisis de deuda.
Los 17 países de la Eurozona acordaron otorgarle más poderes a este fondo de rescate europeo que a partir de ahora dispone de una capacidad de préstamo de 440.000 millones de euros para ayudar a un país en problemas.
Según fuentes europeas, este fondo, calificado con la máxima nota AAA por las calificadoras de riesgo, servirá como garantía para comprar deuda pública de los países europeos en problemas.
En la reunión del domingo se debatirán además los planes de ayuda de Grecia acordados hasta ahora. Atenas aún debe recibir el último tramo de 8.000 millones de euros decidido en 2010 y aún no le fue entregado ni un sólo euro del segundo paquete de ayuda por 160.000 millones decidido en la cumbre de julio.
Otro gran tema que será abordado en la cumbre del domingo es la necesidad urgente de una mayor integración europea, con una disciplina fiscal común, que contemple la posibilidad de castigar a los países que incumplan con las máximas económicas exigidas por la Unión Europea. Y en ese caso, y si todo sale bien, los europeos quieren demostrarle a los euroescépticos que sí lograron tomar lecciones de la crisis europea.

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