martes, 4 de octubre de 2011

Reino Unido logra descafeinar la supervisión europea de los derivados financieros

LUXEMBURGO.- Reino Unido ha logrado este martes descafeinar la norma para reforzar la supervisión europea de los derivados financieros, que han sido acusados de agravar la crisis de deuda. Los ministros de Economía de la UE han aceptado que el control de este tipo de instrumentos siga siendo fundamentalmente competencia nacional, tal y como pedía Londres porque allí se concentra alrededor del 50% de las operaciones.

   Según el acuerdo alcanzado en el Ecofin, que todavía debe negociarse en la Eurocámara, las autoridades nacionales serán las responsables de vigilar las cámaras de compensación donde se negociarán los derivados. También se crearán colegios de supervisores con representantes de los 27 Estados miembros para mediar en conflictos transfronterizos. Pero sólo podrán revocar una decisión nacional con el apoyo de los otros 26 países restantes.
   El acuerdo ha sido negociado entre Francia y Alemania por un lado, que reclamaban más supervisión europea, y Reino Unido por el otro, que contó con el apoyo de República Checa, Países Bajos y Suecia, según han explicado fuentes diplomáticas.
   La nueva norma sobre derivados obligará a registrar todas las operaciones en repertorios comerciales, a las que tendrán acceso las autoridades de supervisión, que podrán así detectar posibles acumulaciones de riesgo.
   Además del registro, la UE primará que se negocien versiones normalizadas de estos instrumentos en cámaras de negociación centralizadas que absorban gran parte del riesgo de incumplimiento crediticio. Las nuevas normas también exigirán de las instituciones financieras un mayor depósito de garantía y un mayor nivel de fondos propios para las operaciones que no pasen por la cámara de negociación centralizada.
   La norma se refiere a los derivados extrabursátiles (conocidos por la sigla inglesa OTC), que son valores negociados y comerciados en privado directamente entre dos partes, fuera de los mercados organizados. Se trata de contratos entre dos partes ligados al valor futuro del activo subyacente, como los tipos de interés, o el petróleo.
   El comercio de estos derivados se ha disparado en la última década, y su mercado mundial supone en la actualidad cientos de billones de euros. Pero en los años de gestación de la crisis, los operadores subestimaron el riesgo de incumplimiento crediticio en casos como los de Lehman Brothers o AIG.

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