sábado, 19 de noviembre de 2011

El líder conservador griego se resiste a presiones de la troika formada por FMI, BCE y Comisión Europea

ATENAS.- Los acreedores griegos no lograron persuadir el sábado al líder del principal partido conservador del país para que firmara una solicitud destinada a respaldar las medidas de austeridad bajo un acuerdo de rescate que busca salvar a Grecia de la crisis financiera.

Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia, uno de los tres partidos de la nueva coalición de unidad nacional que busca evitar un desastroso incumplimiento de pagos en Atenas, afirmó que no hay necesidad de ofrecer una garantía escrita porque puede confiarse en su palabra.
Pero los acreedores internacionales, cansados del fracaso de Grecia en el cumplimiento de sus metas fiscales durante los dos años de crisis en Europa, insisten en una declaración escrita dado que temen que sus políticos intenten escapar de sus compromisos, en especial con la posibilidad de que se convoquen elecciones en febrero.
Los representantes de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, agrupados en la llamada 'troika' que supervisa el cumplimiento de los acuerdos de rescate por parte de Grecia, discutieron el tema con Samaras el sábado en Atenas.
"Respecto a la conversación que tuvimos con la troika y en especial sobre la declaración escrita, les reiteré mi posición en este asunto", dijo Samaras a la prensa tras las conversaciones.
Samaras, un economista educado en Harvard conocido por su encendida retórica, dijo que Nueva Democracia ha demostrado su compromiso con los términos del plan de rescate al respaldar la coalición liderada por el tecnócrata primer ministro Lucas Papademos y su nuevo presupuesto.
La coalición de Papademos, formada por Nueva Democracia, los socialistas del ex líder Georgios Papandrou y del partido de extrema derecha LAOS, ganó el miércoles un voto de confianza legislativo y presentó el viernes el borrador de un presupuesto al Parlamento.
La postura de Samaras podría poner en riesgo el próximo tramo de ayuda para Grecia que asciende a 8.000 millones de euros, que necesita a mediados de diciembre para cubrir el pago de sus cuentas. Un retraso supondría una suspensión de pagos.

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