martes, 1 de noviembre de 2011

Griegos desilusionados dicen que el referéndum es un "chantaje"

ATENAS.- Los griegos, desilusionados con la situación de su país, rechazaron el plan del primer ministro George Papandreou de someter un acuerdo de rescate a referéndum popular, con algunos considerando que es una trampa para obtener apoyo a las duras medidas de austeridad.

"Este referendo es un engaño. Se están burlando de nosotros", dijo Emanuel Papadopoulos, un empleado de limpieza, de 50 años.
Como muchos otros en las calles de Atenas, Papadopoulos señaló el martes que el Gobierno está intentando quedarse en el poder mediante una apariencia de respaldo popular que obtendría si los griegos votan a favor del rescate.
"No pensé cómo voy a votar. ¿Cómo debería votar? ¿Como si fuera una elección o un referendo? ¿Cuál será la pregunta (del referéndum)?", se cuestionó Papadopoulos.
Papandreu hizo el sorpresivo anuncio el lunes por la tarde, provocando una caída de los mercados en medio del temor a que fracase el paquete de rescate de 130.000 millones de euros (181.000 millones de dólares) que acordaron los líderes europeos la semana pasada para mantener a Grecia a flote.
Mientras aumenta el descontento por una oleada de medidas de austeridad que subieron los impuestos, bajaron los salarios y desataron huelgas, los analistas temen que los griegos rechacen el rescate financiero y lleven al país a un colapso económico.
"Es absurdo. Ahora pusieron la pelota de nuestro lado, pero ¿no son ellos los responsables de decidir?", dijo Haris Velakoutakou, un guía turístico de 64 años.
"¿Qué es esto? Deberían haber hecho este referéndum desde el comienzo, antes de que se tomaran todas estas medidas de austeridad", agregó.
Un sondeo el fin de semana demostró que casi el 60 por ciento de los griegos tiene una visión negativa del acuerdo, lo que sugiere que los votantes dirán "No" al paquete en el referendo, que se prevé para principios del 2012.
Pero en las calles de Atenas, se especula con que el Gobierno intentará convencer a los griegos de que apoyen la impopular medida advirtiéndoles que la alternativa es un colapso financiero total que pondría a Grecia de rodillas.
Grecia debe recibir un pago de 8.000 millones de euros a mediados de noviembre, pero esa cuantía probablemente se acabará en enero, dejando al Estado potencialmente sin fondos para pagar salarios o mantener los servicios si el paquete es rechazado.
"Nos está chantajeando", dijo Yannis Aggelou, de 50 años, gerente de ventas de una compañía de acero.
Aun así, unos pocos expresaron esperanzas frente al referendo.
"Es una buena decisión convocar el referéndum. Decidamos nuestro destino. Quiero que digamos 'Sí'. Quiero que nos quedemos con el euro. Volver al dracma sería desastroso", opinó Dionysia Aggelopoulou, una jubilada de 74 años.

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