sábado, 5 de noviembre de 2011

La Izquierda italiana reúne miles de personas que piden dimisión de Berlusconi

 ROMA.- Decenas de miles de manifestantes, respondiendo al llamado del principal partido de la izquierda italiana, el Partido Democrático, pidieron este sábado en Roma la dimisión del presidente del Consejo de Ministros de Italia, Silvio Berlusconi.

"Silvio, ¡márchate!" o "Cuanto antes le pongamos en la puerta, mejor será" eran los lemas de algunas de las pancartas que exhibieron los manifestantes, concentrados masivamente frente a un escenario adornado con los colores de la bandera italiana (verde, blanco y rojo).
El líder del Partido Democrático, Pier Luigi Bersani, calificó la movilización de "fuerza enorme" que reunió a decenas de miles de manifestantes en la plaza San Giovanni de Roma.
Luego de entonar con la multitud el himno italiano, Bersani reclamó una vez más la dimisión de Silvio Berlusconi, afirmando que "Italia se encuentra en la vertiente más expuesta de la crisis (de la zona euro, NDLR) debido a la política de un gobierno incapaz y desconsiderado".
El Partido Democrático reclama desde hace meses la partida de Berlusconi y desea la constitución de un gobierno de tecnócratas que pueda ser respaldado por una nueva mayoría que reagrupe a la izquierda y a diferentes formaciones centristas. Bersani dijo estar dispuesto a participar en elecciones anticipadas, antes de que termine el periodo legislativo actual en 2013.
"Para la reconstrucción del país, llamamos a los italianos a ponernos ante el desafío de gobernar, mostraremos que podemos ser un partido de reformas", dijo Bersani.
Bersani prometió además "restituir a Italia el rango que perdió", en alusión a la vigilancia especial de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional de los compromisos presupuestarios y de reformas italianas.
La convocatoria fue hecha bajo el lema "la Constitución italiana, la más bella del mundo". Los cánticos más repetidos por los manifestantes fueron los de "vergüenza" y "dimisión".
Muchas de las pancartas exhibidas reaccionaron también a las declaraciones de Berlusconi la víspera en Cannes (sur de Francia) durante la cumbre del G-20, en las que el mandatario italiano afirmó que la crisis en su país "no es fuerte" porque "todos los restaurantes y los aviones están llenos".
"Yo voy al restaurante, pero para fregar los platos", decía una de ellas.
Unos manifestantes llevaron también un muñeco con la cara de Umberto Bossi, jefe de la Liga Norte y socio clave del gobierno, con un mensaje alrededor del cuello que decía: "Silvio, cámbiame el pañal".
Por su parte, el presidente del Consejo de Ministros de Italia desmintió categóricamente el sábado por la noche toda veleidad de dimisión, ironizando sobre los gobiernos de la posguerra en Italia que sólo duraban "once meses en promedio".
"Lamento decepcionar a los nostálgicos de la Primera República cuando los gobiernos duraban en promedio 11 meses", indicó en un comunicado el presidente del Consejo.
Según Berlusconi, "los palacios romanos zumban de rumores y cotilleos sobre un tema: la dimisión de este gobierno". Pero Berlusconi, de 75 años, subrayó que no piensa en ello ni un sólo minuto por el sentido de las "responsabilidades para con los electores de este país".
Este sentido de las responsabilidades "nos impone, así como al gobierno, continuar la batalla de civilización que llevamos a cabo en un momento difícil de crisis", agregó.
Los italianos llaman Primera República al periodo que va de 1946 a 1992, en donde la democracia cristiana y el partido socialista eran las formaciones más poderosas y compartían el poder antes de que el sistema se derrumbase con el escándalo político y financiero destapado por la Operación Manos Limpias.

Se da por segura la salida de Berlusconi

La prensa italiana descartaba el sábado la permanencia del primer ministro Silvio Berlusconi en el poder, e incluso los medios progubernamentales admiten que su situación es desesperada tras una humillante cumbre del Grupo de los 20 y de la última liquidación de bonos italianos.

En medio de las noticias de numerosos abandonos en su coalición de gobierno, Berlusconi podría caer en cualquier momento, quizás este mismo martes, durante una votación clave en el Parlamento. Pero no existiendo una alternativa de mayoría obvia, lo que puede ocurrir sigue en el aire.
La pérdida de credibilidad de Italia fue un tema recurrente en la prensa, tras la noticia de que el Fondo Monetario Internacional visitará Roma trimestralmente para inspeccionar sus promesas de reforma, y de la subida el viernes en los rendimientos de los bonos del país a un máximo récord.
"Es poco habitual escuchar que una cumbre global hable sobre la pérdida de credibilidad de un país y es triste ver que eso es lo que le está pasando a Italia", escribió el diario financiero Il Sole 24 Ore.
Ahora Berlusconi debe tratar de detener una revuelta parlamentaria que amenaza con hacer caer su Gobierno el martes.
El diario Corriere della Sera dijo que los últimos abandonos lo dejan claramente por debajo de los 316 votos que necesita para tener una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y que es posible que llegue sólo a los 306, lo que implicaría una derrota. Pero Berlusconi tiene la capacidad de recuperar a los indecisos a último minuto.
"Los Judas están asustados", publicó el diario pro Berlusconi Il Giornale, propiedad de su hermano, sobre un grupo de diputados que amenazaron con pasarse a la oposición, pero que estarían pensándolo dos veces.
Berlusconi dijo el viernes que los desertores estarían traicionando tanto al Gobierno como al país y que confiaba en que la votación mostraría que sigue teniendo la mayoría.
Si Berlusconi se va, probablemente los activos italianos tendrían algún respiro en los mercados financieros, pero ciertamente no sería el final para los problemas del país.
Los mercados quisieran que el magnate sea reemplazado con un gobierno provisional de expertos para aprobar las impopulares reformas estructurales antes de la próxima elección, prevista para 2013. Los sondeos sugieren que una elección anticipada será ganada por la oposición de centroizquierda.
Berlusconi ha sido criticado por desestimar el impacto de la crisis de deuda sobre los italianos comunes y por decir que el ataque sobre los bonos italianos era una "moda pasajera".

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