viernes, 11 de noviembre de 2011

Teletrabajo contra la crisis / Javier Gil Sanz

Cada día, miles de personas trabajan desde su casa para una empresa, gracias a la tecnología, conectados por Internet y videoconferencia. El teletrabajo ha crecido con la crisis, porque ahorra costes y permite flexibilidad de horarios. Ya  hay un millón de personas trabajando a distancia, un 8% de los trabajadores, la mitad que en Europa. Las nuevas tecnologías permiten a las empresas videoreunirse con empleados, proveedores y clientes y trabajar con ellos a distancia, con menos costes y más eficacia. Y más ahora que todo puede estar accesible en la nube, a través de Internet. El teletrabajo es una opción para crear empleos y salvar empresas.



enrique ortega

El teletrabajo no es llevarse trabajo a casa o consultar el correo desde el móvil. Se trata de una nueva forma de trabajo en una empresa desde casa, al menos tres o cuatro días a la semana, con una relación laboral específica. No hay estadísticas actualizadas, pero un estudio de la Comisión Europea (2003) cifraba el teletrabajo en España en el 4,9% de los trabajadores, frente al 13% de media en la UE. Y todo indica que ha aumentado en estos años, con la penetración de Internet y con la crisis, por lo que podría extenderse ya a un 8% de los empleados, un millón de personas. Un porcentaje todavía muy inferior al 25% de teletrabajo en Estados Unidos, el 17% de Alemania o el 21 % de los países nórdicos.

En julio de 2002, sindicatos y empresarios aprobaron un Acuerdo marco europeo de teletrabajo, que es la referencia para todos los países, a falta de una legislación específica. Reconoce el carácter voluntario del teletrabajo (la empresa no lo puede imponer) y establece que el teletrabajador tiene los mismos derechos que sus compañeros que acuden a la empresa, desde el sueldo a los derechos sindicales. Y como regla general, establece que la empresa ha de facilitarle el equipamiento que necesite. En España, el PP intentó en marzo de 2011 que el Congreso aprobara una proposición de ley para regular el teletrabajo, pero fue rechazada por el PSOE y CiU, porque creían que era un tema que debían pactar sindicatos y patronal en la mesa de concertación social.

El teletrabajo ha cobrado más fuerza en algunos sectores: comunicación, periodismo, diseño, enseñanza y formación, analistas informáticos, asesoría y consultoría, trabajos de secretaría y mecanografía, traducciones, edición, ingeniería, arquitectura, abogados, publicistas, tele marketing, estudios de mercado, agentes de seguros, comerciales… En un principio, surgió de la mano de multinacionales y grandes empresas, aunque también lo usan pymes y autónomos, para el autoempleo (ciberautónomos). En España, la empresa líder en teletrabajo es Telefónica, que cuenta con 2.100 teletrabajadores (6,5% plantilla). Y el BBVA, tras una experiencia piloto con 100 empleados, ha lanzado un proyecto de teletrabajo al que podrán acogerse hasta 20.000 trabajadores de servicios centrales y área corporativa.

Las autonomías han dado un gran empujón al teletrabajo, con experiencias interesantes en Cataluña, Castilla León (con 99 funcionarios y un Decreto), Castilla la Mancha (100 funcionarios y la idea de llegar a 2.000) y el País Vasco (330 de 5.500 funcionarios).

En todos los casos, los trabajadores se muestran bastante satisfechos (flexibilidad de horarios, ahorro costes y tiempo de transporte, conciliación familiar…) y las empresas también, porque ahorran costes (oficinas, luz, teléfono, viajes…, unos 1.200 euros por teletrabajador), aumentan la productividad (+20%) y reducen el absentismo. Además, el teletrabajo resulta muy útil para el trabajo de las mujeres con niños pequeños y los discapacitados. Eso sí, los expertos plantean unas reglas mínimas: debe ser por un máximo de 4 días a la semana (hay que ir un día a la empresa, para mantener el contacto y coordinar el trabajo), debe haber objetivos definidos y hay que tener muy bien resuelto el soporte tecnológico, las herramientas, para no caer en el tecnoestrés.

Las nuevas tecnologías facilitan también el teletrabajo de  las propias empresas, en particular de pymes y autónomos. Así, la videoconferencia permite las videoreuniones a través de Internet, ahorrando gastos en viajes y hoteles y permitiendo el contacto con clientes, proveedores y empleados a distancia. No es sólo verse y hablar. Se trata de videotrabajar: compartir archivos, aplicaciones y escritorio, transmitir ficheros, recorrer conjuntamente Webs, compartir vídeos, trabajar conjuntamente sobre un diseño o documento…, incluso con traducción on line. Todo ello, con un simple ordenador conectado a Internet, también con dispositivos móviles (tablets, Smartphones). Y con licencias incluso en alquiler, a bajo coste.

El teletrabajo y la videoconferencia tienen múltiples aplicaciones, pero hay dos sectores donde  se están imponiendo: la formación (e-learning) y la telemedicina. Hoy día, un profesor puede dar clase a cientos de alumnos, en cursos con tutorías online. Y ya se está utilizando la videoconferencia para hacer diagnósticos clínicos a distancia, tele radiología o transmitir operaciones. Sin olvidar las posibilidades del teletrabajo en banca, seguros, teleasistencia, ONGs, atención al ciudadano, industria y servicios, seguridad, cultura o espectáculos…

Las nuevas tecnologías están alumbrando empresas 3.0, que contratan a empleados 3.0: trabajadores formados en la movilidad, el trabajo multicanal y las tecnologías digitales. Con las aplicaciones en la nube, el teletrabajo recibe un gran impulso, ya que cualquiera puede acceder a los archivos y las herramientas de trabajo desde cualquier lugar, a través de Internet y la intranet corporativa. Es el e-trabajo, una nueva forma de trabajo, que será cada día más habitual y que va a revolucionar el mercado laboral. Se acabará lo de calentar la silla y salir más tarde para hacer méritos. Se impondrá el trabajo por objetivos, hecho en distintos lugares, por equipos compartidos. Lo que hace falta es que eso no suponga subempleo, precariedad, menores ingresos. Y que sea no sólo una forma de ahorrar costes, sino de salvar empleos y de crear otros nuevos. Amén.

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