domingo, 11 de diciembre de 2011

El BPI señala que persistirán las dificultades de financiación para los bancos europeos


BASILEA.- Las dificultades de financiación para los bancos europeos van a persistir debido a la crisis de deuda soberana, lo que ya ha incrementado la dependencia de los bancos franceses e italianos de la liquidez del Banco Central Europeo (BCE).

Así se desprende del último informe trimestral del Banco de Pagos Internacionales (BPI) de diciembre, publicado hoy, en el que se analiza la situación de los mercados de deuda pública y de los bancos.
El BPI, con sede en la ciudad suiza de Basilea, recuerda que a finales de 2014 vencen títulos de deuda bancaria por valor de dos billones de dólares (1,5 billones de euros).
El 13 % de esta cantidad es deuda garantizada por los gobiernos, que ha sido emitida principalmente en 2009 a vencimientos que pueden dificultar su extensión a términos razonables.
Debido a la creciente resistencia de los bancos a prestarse dinero entre ellos, "parte del mercado interbancario se desplazó efectivamente al balance del Eurosistema", apostilla el BPI.
El uso de la facilidad de depósito del BCE, donde los bancos pueden depositar su dinero a un día, ha superado ya los 300.000 millones de euros y los préstamos del BCE a los bancos ha duplicado esta cantidad, que no incluye la ayuda de emergencia a bancos concretos.
Más de la mitad de los préstamos del BCE a los bancos europeos ha ido a parar a los bancos franceses, irlandeses e italianos.
Los bancos franceses han tomado prestados 141.000 millones de euros.
Asimismo los bancos italianos han tomado prestados 111.000 millones de euros, lo que incrementa su dependencia de la financiación del BCE hasta el 2,8 % de sus balances.
Los bancos europeos también tienen muchas dificultades para encontrar financiación en dólares en el mercado de dinero estadounidense lo que ha incrementado el coste de intercambio de euros en dólares hasta el nivel máximo desde diciembre de 2008.
Los fondos comunes de inversión del mercado de dinero de EEUU han dejado de financiar a los bancos europeos (-42 % desde finales de mayo) para evitar una exposición indirecta al riesgo de la deuda soberana, según el BPI.
Para aliviar las restricciones de financiación, el BCE anunció esta semana dos nuevas operaciones de inyección de liquidez en euros con vencimiento de tres años.
Además, los seis principales bancos centrales del mundo, liderados por la Reserva Federal estadounidense (Fed) y el BCE, acordaron en una acción concertada reducir en la mitad el coste de las líneas de intercambio de dólares y establecer líneas de intercambio en otras divisas.
El BPI destaca que la prima que pagan las instituciones financieras por intercambiar euros en dólares cayó desde 151 hasta 119 puntos básicos, tras conocerse la acción concertada.
En el periodo revisado, entre comienzos de septiembre y de diciembre, los bancos de la zona del euro han endurecido las condiciones y han incrementado los tipos de interés de los préstamos a las empresas y a los hogares y prevén seguir haciéndolo en el cuarto trimestre.
Uno de los factores clave detrás de este endurecimiento fue el empeoramiento de las condiciones a las que los propios bancos consiguen la financiación.
Por ejemplo, en los créditos sindicados la proporción de bancos de la zona del euro en nuevos préstamos globales cayó en octubre hasta el 18 % desde el 26 % un año antes.
La tasa de interés media de todos los préstamos nuevos de bancos de la zona del euro a empresas aumentó un punto porcentual interanual hasta finales de septiembre.
Los bancos en Grecia y Portugal aumentaron los tipos de interés en dos puntos porcentuales.
Los mercados emergentes han estado afectados negativamente por la crisis de la zona del euro, que ha llevado a los inversores a retirar 25.000 millones de dólares (18.797 millones de euros) de fondos de mercados emergentes en agosto y septiembre, sobre todo de fondos de acciones.
Se ha producido una repatriación de activos por parte de inversores de la zona del euro.
Esta retirada de 25.000 millones de dólares de fondos de mercados emergentes coincide con entradas de cartera de 85.000 millones de euros a la zona del euro, una gran parte a Francia.

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