sábado, 13 de agosto de 2011

Más allá de la deuda, ¿una crisis de globalización? / Peter Apps

La crisis en el sistema político y financiero internacional va más allá de los problemas de deuda que actualmente asolan a Occidente, y llega al corazón de la forma en que se ha gestionado la economía mundial durante dos décadas.
 
Tras depender de ella para forjar años de crecimiento, sacar a millones de la pobreza, elevar el nivel de vida y tener felices a los ciudadanos, los países parecen haber perdido el control de la globalización.

A corto plazo, eso deja a los legisladores impotentes ante unos mercados que se mueven rápido y otros sistemas incontrolados y quizás incontrolables, minando su autoridad y ayudando potencialmente a alimentar el descontento social y las reacciones violentas.
A largo plazo, aún hay muestras de que el mundo podría repetir los errores de los años 30 y caer en el proteccionismo y en la polarización política. Hay pocas soluciones obvias, y algunos de los problemas subyacentes se han gestado durante mucho tiempo.

"En un momento de recesión económica, los países tienden a volverse aislacionistas y atrincherarse frente a la globalización", dice Celina Realuyo, profesora adjunta de asuntos de Seguridad Nacional en la Universidad de Defensa Nacional de Estados Unidos en Washington DC.

"Dado el mayor número de participantes en cada tema - cambio climático, sistema financiero global, ciberseguridad - no está tan claro cómo pueden los países tradicionales liderar cualquier asunto, por no decir construir consenso a nivel global", dijo.

El sistema financiero, Internet e incluso la cadena de suministro para los recursos naturales han ido quedando poco a poco lejos de formas eficaces de control estatal.

Estos instrumentos de globalización han aportado una riqueza enorme y mantenido a las economías en marcha, podría decirse que con más eficiencia, pero también pueden volverse rápidamente en contra de las autoridades.

Igual que el ex presidente de Egipto Hosni Mubarak descubrió que desconectar Internet no bastaba para impedir las protestas impulsadas en Internet que le derrocaron, las naciones más poderosas del mundo se están enfrentando a su incapacidad para controlar los mercados y los flujos financieros.

La tecnología y la desregulación permiten que información y activos circulen por el mundo más rápido que nunca, quizá más deprisa de lo que pueden controlar los estados, incluso con sofisticadas leyes, censuras y otros controles.

El consenso general de la cumbre del G-20 de 2009 ya se ha visto reemplazado por un tono mucho más feo de polarización y recriminaciones cruzadas, tanto a nivel nacional como internacional.

Rusia y China, que en su día hubieran presionado con discreción, critican ahora airadamente a Estados Unidos, a quien el primer ministro ruso, Vladimir Putin, describe como una economía "parásita".

En Estados Unidos y Europa, grupos de extrema derecha como el Tea Party, euroescépticos y fuerzas nacionalistas parecen estar en auge, en ocasiones bloqueando la toma de decisiones políticas. En la izquierda, crecen las peticiones de aumentar los controles sobre capital y los mercados sin ataduras.

En el último año, el valor de las monedas mundiales se ha convertido en fuente de tensiones internacionales, con grandes estados acusándose entre sí de "devaluación competitiva" para fomentar la exportación.

En cuanto al ciberespacio, los países temen que potentes ataques informáticos sobre sistemas esenciales puedan algún día provocar guerras, y ya hay conflictos sobre ciberespionaje sembrando la desconfianza mutua.

Es improbable que los estados puedan abandonar completamente de sistemas globalizados de los que han terminado dependiendo.

"La Red ve la censura como un daño, y la rodea", dijo en 1993 el gurú de la informática John Gilmore. En el moderno sistema globalizado de alta velocidad, uno podría decir lo mismo de los intentos de restricciones económicas y financieras.

Muchas áreas de la economía global se han convertido en la práctica en un "espacio ingobernado" al que se han lanzado con entusiasmo desde delincuentes hasta empresas internacionales como Google o Goldman Sachs, hasta innumerables personas y grupos.
Algunos señalan que las peticiones de que se impongan nuevos controles no dan en el blanco. En cualquier caso, muchas de las crisis actuales en el sistema son el resultado de los intentos por controlar o distorsionar los mercados y los flujos económicos.

"Irónicamente, la teoría era siempre que (...) la moneda única (el euro) impediría que los capitalistas desagradables desestabilizaran a Europa", señaló Charles Robertson, economista jefe del banco ruso británico Renaissance Capital, refiriéndose a la intención del euro de liberar a los estados miembros de inacabables fastidios internos en torno al cambio de moneda.

"Así que la respuesta breve es no, sin enormes controles de capital, los estados no pueden parar esto", añadió Robertson.

Podría decirse que el sistema financiero global tiene problemas y desequilibrios similares, pero después de décadas de ser mayormente ignorados, parecen estar desarrollándose deprisa, gracias a los rápidos mercados que los alimentaron antes.

Eso es un problema no sólo para los países occidentales que ya están en dificultades, sino para las factorías emergentes que algunos confiaban pudieran reemplazar a los primeros con fuente de liderazgo global.

Italia eliminará puestos políticos por la nueva austeridad

ROMA.- El gobierno italiano prometió el sábado que su nuevo programa de austeridad reducirá la abultada burocracia del país mediante la eliminación gradual de miles de empleos a medida que se reorganiza la administración de las provincias.

El primer ministro Silvio Berlusconi consideró las reducciones como "excesivas", pero reconoció que no hubo otro remedio debido al descontento generalizado de los ciudadanos ante los privilegios de la clase política italiana.
Ante las presiones del Banco Central Europeo, el gobierno aprobó el viernes un plan adicional de austeridad de 45.500 millones de euros (64.800 millones de dólares) en los próximos dos años para equilibrar el presupuesto del 2013.
El plan —una mezcla de reducción del gasto y aumento de los impuestos, incluyendo una "tasa de solidaridad" para los salarios más cuantiosos— intenta apaciguar los temores de los mercados y asegurar que Italia no acabe pidiendo un plan de rescate para evitar la bancarrota.
Roma había aprobado ya el mes pasado un recorte del gasto público de 70.000 millones de euros (99.000 millones de dólares), pero el gobierno sostuvo que la situación financiera se ha deteriorado de forma palpable desde entonces.
El ministro del gabinete Roberto Calderoli dijo el sábado que el número de legisladores nacionales —unos 1.000 en la actualidad— será reducido en un 50%, aunque será necesario un largo proceso constitucional.
Agregó que las administraciones provinciales menores a 3.000 kilómetros cuadrados o con poblaciones de menos de 300.000 habitantes serán abolidas. Muchos consideran que esas administraciones —una figura que se encuentra entre las municipalidades y las regiones — son una costosa duplicación.
Aunque el número preciso será determinado por un censo en el cuarto trimestre, la medida seguramente afectará a entre 29 y 365 gobiernos provinciales, dijo Calderoli. El diario La Repubblica indicó que entre ellas figuran Siena, Trieste y Prato, un importante centro de negocios en las afueras de Florencia.
Las poblaciones con menos de 1.000 residentes serán consolidadas con otras mayores, cambio que afecta a unas 1.970 municipalidades de 8.094 en todo el país, según el gobierno.
Esas reducciones significan que unos 5.000 cargos elegidos serán eliminados, así como varios miles de empleos relacionados, dijo Calderoli. Esas medidas entrarán en vigencia en las próximas elecciones municipales.
El tema de la excesiva burocracia ha figurado desde hace años en el debate entre los partidos italianos. Empero, la indignación ciudadana alcanzó recientemente nuevos niveles al quedar exenta la clase política de las reducciones.

El ministro de Economía italiano dice que "o se hace la revolución o se hacen las reformas"

ROMA.- El ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti, justificó hoy la necesidad de aprobar un nuevo plan de ajuste con la "aceleración dramática" de la crisis y dijo que "o se hace la revolución o se hacen las reformas".

Tremonti compareció hoy en rueda de prensa junto a los ministros Roberto Calderoli, de Reformas Institucionales, y Maurizio Sacconi, de Trabajo y Políticas Sociales, para ilustrar los detalles del decreto ley aprobado ayer por el Consejo de Ministros.
El Gobierno italiano aprobó un nuevo plan de ajuste de 45.500 millones de euros con el que pretende alcanzar el equilibrio presupuestario en 2013 y calmar la inquietud de los mercados sobre la situación que atraviesan las finanzas públicas del país.
El titular de Economía anunció la llamada "contribución de solidaridad", que grava con un 5 % los salarios que superen los 90.000 euros al año, y con un 10 % a los que excedan los 150.000, todos ellos deducibles de la renta y con una duración de tres años a partir de 2011.
Tremonti aseguró que el decreto ley fue una imposición del Banco Central Europeo (BCE) como condición para la compra de deuda pública italiana.
El ministro de Economía ratificó que el decreto ley no necesita una cuestión de confianza en el Parlamento, porque es suficientemente "serio y comprometido".
Por su parte, el ministro de la Liga Norte, Roberto Calderoli, se refirió a la reducción de los costes de la política y dijo que es necesario recortar el número de parlamentarios y especificar las funciones de Senado y Cámara de Diputados para así reducir los gastos de la actividad legislativa.
En cuanto a los sueldos de los parlamentarios, Calderoli afirmó que se aplicará la llamada "contribución de solidaridad", y además se gravará con un 20 por ciento a los que superen los 150.000 euros anuales.
Calderoli recordó que el Gobierno apuesta por "la supresión de las provincias de menos de 300.000 habitantes o de 3.000 kilómetros cuadrados de superficie", y que para ello se elaborará un censo en otoño de 2011.
El ministro calculó que entre 29 y 35 provincias italianas pueden desaparecer con lo que se eliminaría el 50 por ciento de consejeros y asesores provinciales.
En cuanto a los 8.094 ayuntamientos existentes en Italia, hay 1.970 con menos de 1.000 habitantes por lo que para ellos será obligatorio la fusión municipal, dijo el ministro.
Calderoli prevé además una reducción de alrededor de 87.000 cargos y asesores a finales de la legislatura sobre los 140.000 actuales.
En su intervención, Sacconi anunció que, en consonancia con los solicitado por el BCE, el decreto ley contempla la flexibilización del mercado de trabajo para impulsar la contratación a nivel empresarial, pero también el despido.
Comentó que la jubilación, hasta ahora establecida en los 65 años en el caso de los hombres y en los 60 en el de las mujeres, pasará a los 67 años en los próximos cinco años, y que en 2050 podría elevarse a los 70.
El decreto ley contempla además un incremento en el gravamen sobre los rendimientos financieros, del 12,5 al 20 %, subida de la que quedan exentos los títulos de deuda pública, subrayó Tremonti.
El texto incluye el endurecimiento de la lucha contra la evasión fiscal con medidas como las sanciones por no emitir factura y la obligación de utilizar sistemas de pago que dejen constancia en operaciones sujetas al pago del IVA que superen los 2.500 euros.
Está previsto que el ajuste alcance los 20.000 millones de euros en 2011 y 25.000 millones en 2013, en una actuación que obtendrá los recursos principalmente de los recortes del gasto, según Tremonti.
Con este nuevo paquete de medidas el objetivo del Gobierno es el de pasar de un déficit del 3,9 %, previsto para este año, a entre el 1,5 y el 1,6 % en 2012, paso previo a un equilibrio de las cuentas en 2013.
El Gobierno italiano se ha comprometido además a introducir la obligación de cerrar el ejercicio con un equilibrio en las cuentas en la Constitución.

El BCE pilota la gestión de la crisis, ante la división de los políticos

FRANCFORT.- Bajo el impulso de su presidente Jean-Claude Trichet, el Banco Central Europeo (BCE) ha renunciado en los últimos meses a una serie de dogmas para afrontar una crisis de la deuda que se eterniza y que los políticos de la eurozona, divididos, no terminan de superar.

"El BCE está descubriendo que es ilusorio creer que el único objetivo de un banco central es la estabilidad de los precios", tal y como está inscrito en sus estatutos, comenta Paul de Grauwe, profesor de economía en la Universidad de Lovaina, en Bélgica. "Era inevitable, porque es la única institución que tiene los recursos (financieros) para actuar", añade.
Primero, el BCE echó un cable a los bancos recién comenzada la crisis financiera en 2007, ofreciéndoles liquidez a muy bajo precio. En 2010 aceptó comprar obligaciones griegas, y esta semana hizo otro tanto con los títulos españoles e italianos, para rebajar su rendimiento en el mercado secundario y ayudar a reducir los costes de financiación de estos países.
"En unos años, se ha terminado haciendo todo lo que parecía un tabú", resume Gilles Moëc, economista en el Deutsche Bank. El BCE fue creado siguiendo el modelo del Bundesbank alemán, un banco central completamente independiente, para evitar que su gobierno le pidiera imprimir moneda. El objetivo: evitar una eventual hiperinflación como la vivida en los años 1920, un fenómeno que trae malos recuerdos a los alemanes.
"Sin embargo, con la crisis soberana generalizada en los países del G7, se ha visto que un banco central no puede mantener esa independencia. El BCE no puede dejar que un país suspenda pagos", explica Sylvain Broyer, economista en Natixis. "Si no compraba obligaciones públicas, había un riesgo de explosión de la zona euro", abunda Christian Schulz, de Berenberg Bank.
Según los economistas interrogados, la reactividad de esta institución con sede en Fráncfort y creada hace apenas 12 años debe también mucho a la personalidad de Trichet, uno de los padres fundadores del euro.
"No es un teórico. Tiene algunas convicciones sólidas, como la lucha contra la inflación y los déficit presupuestarios, pero demuestra también un gran pragmatismo, y habilidad política", destaca Gilles Moëc, que trabajó en el Banco de Francia con Trichet, cuyo mandato expira en octubre.
Además de la compra de obligaciones, una tarea en la que el fondo de ayuda de la Eurozona (FEEF) debe relevarlo en otoño, el BCE está asociado a los programas de rescate de Grecia, Irlanda y Portugal. También pilotea el Comité Europeo de Riesgos Sistémicos. Y según la prensa italiana, dictó el nuevo plan de austeridad a Roma, en una carta dirigida al primer ministro Silvio Berlusconi.
Esta acumulación de responsabilidades pone en evidencia la debilidad de las demás instituciones europeas, según los analistas. "El BCE ha actuado a falta de otra institución capaz de hacerlo", constata el economista Jean Pisani-Ferry, que dirige en Instituto Bruegel en Bruselas, un "think tank" europeo.
"Esto evidencia el desequilibrio del sistema institucional, con una Comisión muy débil, en la que los jefes de Estado y de gobierno no confían, y un BCE al que le piden demasiadas cosas", añade. Paul de Grauwe denuncia "la abdicación de la política" ante las dificultades recientes. Según él, la única solución posible pasa por "una unión política más intensa".

La economía ha entrado en una fase "más peligrosa", advierte el Banco Mundial

WASHINGTON.- La economía mundial entró en una "fase nueva y más peligrosa" y los países de la zona euro deberán actuar rápidamente, estimó el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick.

En una entrevista publicada este sábado por el rotativo australiano Weekend Australian, el estadounidense Zoellick aseguró que los problemas de deuda soberana en la Eurozona son más inquietantes que los problemas "a medio y largo plazo" responsables de la degradación de la calificación crediticia de EEUU, que desató un movimiento de pánico esta semana en las bolsas del mundo entero.
  "Estamos en los primeros momentos de una tormenta nueva y diferente, no es igual que en 2008", cuando estalló la crisis financiera, dijo Zoellick. "En las últimas dos semanas, el mundo ha pasado de una dificultosa recuperación a varias velocidades, con los países emergentes y algunas economías como Australia creciendo bien y los países desarrollados con problemas, a una fase nueva y más peligrosa", añadió en la entrevista.
El presidente del Banco Mundial advirtió que, a diferencia de 2008, los gobiernos tienen ahora menos "margen de maniobra" para estimular la economía. "La mayoría de países desarrollados ha agotado su margen fiscal y su política monetaria ha alcanzado la máxima flexibilidad posible", declaró.
En cuanto a los problemas de deuda en la Eurozona, las decisiones tomadas hasta ahora por los políticos "se quedan cortas respecto a lo que se necesita", aseguró. "La lección de 2008 es que cuanto más tarde se actúa, más hay que hacer", dijo, preguntándose si los países europeos en dificultades "podrán superar en algún momento los problemas que los azotan".
El funcionario también alentó al primer ministro británico, David Cameron, a no arredrarse ante los recientes disturbios, y aseguró que el plan de austeridad adoptado por su Gobierno liberal-conservador el pasado año era "realmente necesario".
El viernes, Italia, víctima de la especulación financiera, endureció por segunda vez en un mes el plan de ajuste para equilibrar sus cuentas y frenar los ataques de los mercados a su economía, la tercera de la Eurozona.
Las medidas incluyen un impuesto de solidaridad sobre las rentas más altas y ulteriores recortes a los "costes de la política" con la fusión de provincias y alcaldías, así como el aumento gradual de la edad de jubilación para las mujeres a 65 años a partir del 2015.
Las nuevas medidas, con el recorte de 45.000 millones de euros adicionales entre el 2012 y el 2013, se sumarán al plan de austeridad aprobado en julio pasado para los próximos tres años por un valor de 48.000 millones de euros.
Italia reconoció estar dispuesta a aplicar una serie de reformas que modifiquen el mercado del trabajo y a emprender las privatizaciones de los servicios públicos, tal como lo han exigido otros países europeos y el Banco Central Europeo (BCE).
Las bolsas operaron el viernes con fuertes alzas, en medio de un frenesí de compras tras los derrumbes de la semana y algo apaciguadas por medidas contra la especulación en Europa y la reanimación del consumo en Estados Unidos, pese a la desaceleración de Francia y Japón.
Para Peter Cardillo, de Rockwell Global Capital, "el mercado trata de dejar de lado los temas de deuda pública en Europa y concentrarse en la economía", si bien "no se terminaron los problemas".

Ocho de cada diez franceses se declara preocupado por la deuda y el déficit

PARÍS.- Ocho de cada diez franceses dice estar preocupado por el nivel de deuda y de déficit público del país, y la mitad de los encuestados desea que se debata su reducción en el nuevo curso político el próximo septiembre, según un sondeo difundido hoy por la edición digital del diario "Sud Ouest".

El estudio, realizado por el instituto demoscópico Ifop, indica que las personas más mayores ven mayor urgencia de reducir la deuda: el 67 % de los mayores de 65 lo considera urgente, frente al 36 % de los menores de 35 años y al 55 % de quienes están entre ambas franjas.
Aunque la lucha contra el paro, la sanidad y la educación se mantienen al frente de las prioridades de los franceses en materia de acción pública para los próximos meses, la encuesta indica que el 50 % cree que la reducción de la deuda pública también debe ser debatida, situándola al mismo nivel que el aumento de los salarios y del poder adquisitivo.
"Estos resultados resultan particularmente sorprendentes en la medida en que poco más de un tercio de los ciudadanos (36 %) consideraba prioritaria la reducción de la deuda a principios de 2010", señaló hoy el diario.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INSEE), en el primer trimestre de 2011 la deuda neta de las administraciones públicas se elevó a 1,5 billones de euros, aproximadamente el 77,3 % del PIB y unos 26.200 millones más que en el trimestre precedente.
La publicación de la encuesta llega en un momento en que el rumor de que una de las agencias de calificación se estaba planteando degradar la nota sobre la deuda soberana francesa provocó el hundimiento de la Bolsa de París el pasado miércoles y el consiguiente arrastre de todos los parqués europeos.
Entre las soluciones para frenar el aumento de la deuda y el déficit, que este año se prevé que alcance el 5,7 % del PIB, el 62 % apoya eliminar la reducción del impuesto sobre el valor añadido (IVA) en la hostelería, pero menos de una cuarta parte de los encuestados se dicen dispuestos a aceptar un aumento de los impuestos.

El fraude hipotecario en EEUU se disparó un 90% durante el pasado ejercicio fiscal

WASHINGTON.- El fraude hipotecario en Estados Unidos durante el ejercicio fiscal de 2010 se disparó un 90% respecto al año anterior, según ha confirmado este viernes el FBI. Además, el número de investigaciones pendientes se incrementaron un doce por ciento. 

   El 'número dos' del FBI, David Cardona, ha advertido de que "si continúa el alto nivel de desempleo y el crecimiento del número de embargos, resultará en un mayor porcentaje de población vulnerable" a esta compleja coyuntura económica, provocada, en parte, por el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera.
   En 2010, se registraron 2,5 millones de embargos y se espera que este año fiscal, que finaliza el 30 de septiembre, la cifra se mantenga en esos mismos valores. "No es una dinámica que creamos que se pueda corregir por sí misma", ha apuntado Cardona.
   El informe del FBI señala a California, Florida y Nueva York como los estados donde se concentra la mayor parte de los embargos, lo que coincide con las localidades que poseen las tasas de paro más altas del país.

Londres defiende impulsar una unión fiscal europea

LONDRES.- El ministro de Finanzas británico, George Osborne, ha abogado por impulsar una mayor unión fiscal europea como vía para afrontar la actual crisis financiera y de deuda soberana.

   Al ser preguntado en una entrevista a la radio BBC si la vía para garantizar la salud de la eurozona es una cierta unión fiscal, Osborne dijo que "la respuesta corta es sí".
   "Me opuse a que Reino Unido se sumara a la moneda única. Una de las razones era (...) que pensaba que lógica implacable de tener una moneda única es que terminas teniendo algo parecido a una política presupuestaria única. No puedes tener lo uno sin lo otro", ha señalado el ministro.
   "Un euro inestable es una muy mala noticia para nosotros. Tenemos que garantizar nuestra influencia en decisiones importantes como la defensa de los servicios financieros. Lo que sí tenemos que hacer es permitir una mayor unión fiscal, aunque protegiendo nuestros intereses nacionales", ha explicado.
   El propio Osborne ha defendido en otras ocasiones la emisión de deuda europea en forma de eurobonos para detener la actual crisis de deuda soberana que afecta a varios países de la eurozona.