domingo, 22 de enero de 2012

El ministro español de Exteriores cree que la salida a la crisis del euro pasa por la Europa federal


MADRID.- El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha dicho hoy que la única salida a la crisis del euro es dar un salto hacia la Europa federal, y tras advertir de que la crisis del euro no es económica, sino política, ha pedido a los mercados que se crean que la unión monetaria es irreversible.

En una entrevista publicada hoy por El País, García Margallo ha señalado que la estrategia para salir de la crisis se basa en la austeridad, la estabilización de los mercados y el crecimiento, pero ha añadido que las instituciones europeas tienen un papel que jugar, porque "cada día que pasa, la enfermedad avanza y el tratamiento necesario es mucho más traumático".
Preguntado por quién convence a la canciller alemana Angela Merkel para que los alemanes consuman más o acepten los eurobonos, el titular de Exteriores y Cooperación se ha mostrado convencido de que "Alemania lo acabará haciendo" porque "siempre actúa cuando ve que hay un estado de necesidad".
En referencia al proceso de Bruselas, en el que se negociaba la soberanía del Peñón de Gibraltar, y que lleva interrumpido desde hace diez años, el titular de Exteriores ha dicho que en este asunto hay que separar las cuestiones de soberanía y jurisdicción, a tratar exclusivamente con el Reino Unido, de las referidas a la cooperación entre los territorios y poblaciones limítrofes.
Por último, sobre la Alianza de Civilizaciones, ha dicho que le parece "etérea y no es una prioridad".

Ilusiona a los diplomáticos españoles

La llegada de José Manuel García-Margallo al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha generado una corriente de ilusión y simpatía entre los diplomáticos, seducidos por las diversas propuestas que el nuevo jefe de la diplomacia española ha planteado en defensa de este colectivo.
En el mes que lleva en el cargo, García-Margallo ha garantizado que culminará la modernización del servicio diplomático -reto inabordable para sus predecesores- y que combatirá el partidismo con la supresión de los llamados embajadores 'políticos'.
También se ha comprometido a que el mérito y la capacidad sean las normas que se apliquen en los ascensos y nombramientos y, ante la escasez de plazas en el exterior, ha alimentado las esperanzas de los diplomáticos jóvenes de facilitarles salidas para evitar que deambulen como "zombis" por los pasillos del Ministerio, como el propio García-Margallo comparó.
"Como mensaje inicial, ha causado muy buena sensación. Parece que lo dice con convicción. El punto de partida es mejor que en otras etapas", resume un diplomático buen conocedor de las inquietudes del colectivo.
El ministro ha ido desgranando sus planes en las tomas de posesión de su nuevo equipo, diseñado por él pese a las presiones para colocar a diplomáticos más ligados al PP.
Como secretario de Estado para la UE, situó a Íñigo Méndez de Vigo, amigo íntimo con el que ha compartido escaño en Europa con el PP en los últimos 17 años y al que le avala su currículum.
Para el resto de puestos de confianza, se dejó asesorar y dio ejemplo optando por diplomáticos, en su mayoría ajenos a él -"hace 20 días no conocía a ninguno", desveló-, como su 'número dos', Gonzalo de Benito.
"No se pueden poner peros a los nombramientos. Hay que esperar los resultados, pero el equipo es muy bueno", confiesa un veterano diplomático de la órbita del exministro Miguel Ángel Moratinos.
Al margen de sus promesas, en la carrera ha gustado "el tono, el lenguaje y la actitud" empleados por el ministro en sus discursos.
También las constantes apelaciones al consenso y al servicio a España hechas por García-Margallo (Madrid, 67 años), quien fue diputado en las Cortes Constituyentes con la UCD en 1977.
"Hablar del espíritu de la Transición y de trabajar en favor de España es algo que resuena muy bien aquí", comenta uno de los nuevos directores generales, con más de treinta años de servicio.
Una de las primeras cosas que el ministro hizo fue almorzar con sus antecesores para crear un 'consejo de sabios' del que surgieran ideas para su libro blanco sobre la acción exterior.
"Mi política va a ser de Estado, una política con mayúsculas", prometió el día que Trinidad Jiménez le cedió la cartera y despidió con 'deportividad' al equipo saliente. "Tiene las ideas claras", admite uno de los cargos socialistas relevados.
Para agradar los oídos de los diplomáticos, García-Margallo ha destacado en público el buen trabajo hecho en la firma del contrato del AVE en Arabia Saudí, la atención prestada a los afectados del naufragio del Costa Concordia y la liberación de un español encarcelado en Cuba.
"Esos gestos de reconocer nuestra labor agradan, nos ensalzan y ayudan a recuperar el prestigio de la carrera", apunta uno de los diplomáticos testigo de los elogios.
Las nuevas hornadas de diplomáticos, engordadas de forma excesiva durante la etapa de Moratinos, aprecian la voluntad de García-Margallo, pero con "cautela".
"Acabar con los embajadores 'políticos' está muy bien, pero es algo menor. El problema es más el amiguismo y el dedazo que ha habido en muchos casos para puestos de libre designación", explica uno de los noveles.
Por ello, ven alentador que primen los criterios objetivos para cubrir jefaturas en delegaciones de la cooperación española o del Instituto Cervantes, ahora copadas por funcionarios de otros cuerpos o sin vínculos con la Administración.
Las ilusiones forjadas han venido acompañadas de un notable recorte de 1.016 millones de euros en los gastos del departamento, que de ser aún mayor en los presupuestos de marzo, puede trastocar en buena medida algunos de los planes del ministro.
Por de pronto, la nueva sede, otro de los retos que se arrastran desde hace años, seguirá en el cajón.
A pesar de los escollos que tiene por delante, el círculo más próximo al ministro le ve en condiciones de afrontarlos: "Es hiperactivo y está ilusionadísimo".

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