martes, 31 de enero de 2012

Grecia debe encarar duras reformas para lograr el canje de deuda

ATENAS.- Grecia debe tomar decisiones "difíciles" en los próximos días para asegurar un acuerdo de canje de deuda y un rescate necesario para evitar una caótica suspensión de pagos, dijo el martes el Gobierno.

Al borde de la quiebra, el país prosigue en las negociaciones con sus acreedores privados, a quienes intenta convencer de que aplicará recortes de gasto y las reformas laborales para reducir la brecha de financiación causada por el deterioro de su economía y el descarrilamiento de su anterior plan de reformas.
Con el canje de deuda ya casi asegurado, la atención de Atenas ha vuelto ahora al plan de reformas. De no convencer a los prestamistas de que podrá emprender las reformas prometidas podría poner en peligro el canje de bonos y el nuevo mecanismo de rescate.
"Sin el nuevo (rescate), no podemos tener la financiación necesaria y el canje de deuda no puede completarse", dijo el ministro de Finanzas, Evangelo Venizelos, a la prensa.
"En los próximos días, nuestro país necesita tomar decisiones difíciles y completar un esfuerzo titánico que recompense los sacrificios, los logros y las esperanzas del pueblo griego", agregó.
El ministro reiteró que Atenas está "a un paso formal" de completar el acuerdo con los acreedores privados para reestructurar 200.000 millones de euros en deuda griega y confirmó que las negociaciones, tanto sobre el canje como sobre el rescate, estaban "convergiendo" y eran "dependientes una de la otra".
Venizelos dijo además ante legisladores de su país que los acreedores privados podrían tener que asumir una pérdida de más del 70 por ciento en el marco del canje.
"Hay una discusión muy seria basada en nuevo datos. Estamos hablando de una participación del sector privado mucho mayor a la original", dijo el ministro.
"Estamos hablando de una quita del valor presente neto que superaría el 70 por ciento", explicó.
Además de las impopulares medidas de austeridad que con regularidad generan protestas en las calles de Atenas, los acreedores de Grecia han exigido recortes adicionales al gasto público equivalentes al 1 por ciento del Producto Interior Bruto -poco más de 2.000 millones de euros- este año.
Estos recortes incluyen grandes reducciones en defensa y en sanidad.
Un importante banquero griego dijo que el acuerdo con los tenedores de bonos privados para reestructurar 200.000 millones de euros en deuda griega está bastante avanzado tras meses de negociaciones, pero que el entendimiento final depende de que Atenas demuestre su compromiso de emprender reformas.
"El acuerdo de canje de deuda está listo, pero no se anunciará antes del fin de la semana y hasta que el Gobierno haga compromisos de reformas en temas laborales y el sistema de pensiones", dijo el banquero, que pidió no ser identificado.
"Al demorar el canje de deuda, los socios europeos están poniendo presión sobre el Gobierno y los líderes políticos para que hagan determinados compromisos", agregó.
El primer ministro heleno, Lucas Papademos, confirmó el martes que Grecia aspira a alcanzar un acuerdo definitivo sobre el canje de deuda para fines de esta semana, casi al mismo tiempo que espera concluir las negociaciones con sus prestamistas multilaterales para un segundo plan de rescate.
Papademos reconoció que el punto más difícil en las negociaciones con la llamada troika -formada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Unión Europea- gira en torno a los recortes al gasto y la reforma laboral.
La perspectiva de que haya elecciones en abril también ha complicado las conversaciones, ya que los líderes políticos del Gobierno de unidad nacional liderado por Papademos quieren distanciarse de las impopulares medidas de ajuste.
La tardanza de Atenas ha exasperado a muchos de los socios europeos, que dicen que el país debe comprometer las medidas acordadas más allá de quien gane los comicios.
Un ministro alemán llegó incluso a proponer que Grecia entregue el control de su política presupuestaria a instituciones externas en caso de no poder implementar las reformas, aunque Berlín ha moderado el tono tras la airada reacción de las autoridades griegas a la propuesta.
En un reflejo de las cosas que están en juego, el consejero de Gobierno del BCE Ewald Nowotny dijo que la permanencia de Atenas en la zona euro depende de su capacidad para aplicar una serie de medidas.
"Yo esperaría que estas medidas se aplicaran, pero uno no puede estar absolutamente seguro", declaró Nowotny a una radio austriaca.
El tiempo se está acabando para Grecia, que necesita concluir las negociaciones por su deuda y el plan de rescate a más tardar para mediados de febrero, para asegurarse nuevos fondos que le permitan evitar una suspensión de pagos caótica cuando 14.500 millones de euros en bonos venzan en marzo.

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