lunes, 20 de febrero de 2012

El ministro español García-Margallo resalta el alcance político de la crisis económica mundial

MÉXICO.- El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha defendido ante el G-20 que los problemas financieros mundiales no son sólo una crisis de deuda soberana, sino de "una crisis de mucha más profundidad".

García-Margallo compartió mesa ayer y hoy con jefes de la diplomacia de 17 países del G20 y de otras naciones invitadas a la cita, previa a la cumbre del bloque que se celebrará también en Los Cabos en junio próximo.
Poco antes de salir de Los Cabos, el ministro español dijo que los dos puntos que planteó en la reunión fueron su visión sobre la crisis económica y la reforma del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Respecto al primero, García-Margallo rechazó "algunas opiniones divergentes que se habían expuesto con anterioridad" sobre los orígenes de la crisis financiera internacional, que comenzó en Estados Unidos y se extendió más allá de esas fronteras.
"Esto no es una crisis de deuda soberana de la que sean exclusivamente responsables los países deudores; es una crisis de mucha más profundidad", afirmó el ministro.
Recordó que brotó con la crisis hipotecaria en Estados Unidos, se convirtió en una crisis bancaria global que forzó el rescate del sector público y que a su vez desató un aumento de la deuda soberana.
"La crisis no es económica, es política", insistió. "No puedes tratar una pulmonía como si fuera un ligero constipado -añadió-. Esto es una crisis de liderazgo y voluntad política, que es lo que acaba de decir el presidente (de México, Felipe) Calderón".
Afirmó que, por ejemplo, la zona euro en su conjunto "tiene mejores números" que Estados Unidos, Japón o el Reino Unido, y a pesar de ello los inversores "desertan de la zona euro" y colocan su dinero en otras áreas que "tienen peores números".
"Están dudando de nuestra voluntad de vivir en una unión monetaria irrevocable (...). En términos coloquiales, lo contemplan como un apaño de fin de semana y no como un matrimonio indisoluble", aseguró el ministro español.
García-Margallo dijo que la zona euro tiene que pasar por una "terapia adecuada" que incluya mantener equilibrio presupuestario, corregir los desequilibrios económicos y mantener la competitividad.
En el encuentro del G20 se han planteado estos temas y también la necesidad de "corregir la hemorragia de la deuda pública" y generar apoyo internacional para fomentar el crecimiento.
"Gráficamente podríamos poner un Plan Marshall en funcionamiento. Esto se hace con el Banco Europeo de Inversiones, que tiene una potencia de fuego que no ha sido utilizada, y con los llamados bonos-proyecto, que son obligaciones que se emiten en los mercados de capitales para financiar proyectos de interés europeo generadores de empleo", agregó.
Señaló que la situación que atraviesa Grecia ha sido mencionada en dos o tres intervenciones durante esta reunión en Los Cabos, con unas consecuencias que, según el ministro español, demuestran que "algo en la estructura institucional de la Unión Europea está fallando".
"La única solución que tiene Grecia es que de verdad abordemos el tema de la reestructuración de la deuda. Alguien ha aludido aquí a lo que fue el Plan Brady en América Latina a finales de los ochenta y de los noventa", apuntó García-Margallo.
Dijo que esa reestructuración de deuda se tiene que hacer con "costos razonables" y que permita el crecimiento para afrontar esos débitos y "dar satisfacción a su gente, que también es importante".
Acerca del espíritu de la cita ministerial de Los Cabos y del aporte político que está haciendo al G20, destacó que se han revisado temas de la agenda internacional con un diálogo informal, "de una forma muy relajada".
"Se ha tratado de un análisis en profundidad a corazón abierto sobre dónde estamos y en el que cada uno se ha expresado con enorme claridad y enorme franqueza. Eso es la diplomacia del siglo XXI", agregó.

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