ATENAS.- El Gobierno de Grecia trataba hoy viernes de impulsar
duras reformas laborales que conformen tanto a los políticos del país
como a sus acreedores, que afrontan crecientes costos para salvar al
país de una moratoria desordenada de su deuda.
Atenas está bajo presión para cerrar las negociaciones
sobre un canje de deuda y un rescate que le permitan evitar una caótica
suspensión de pagos, pero las esperanzas de un acuerdo inminente se
desvanecieron con la suspensión de un encuentro de ministros de Finanzas
de la zona euro previsto para el lunes, donde se preveía definir los
detalles del rescate.
Los ministros podrían reunirse posteriormente en la
semana, dijo el presidente de los ministros de Finanzas del Eurogrupo,
Jean-Claude Juncker.
Atenas ha dicho que las negociaciones están en su etapa
final, pero no ha logrado ningún acuerdo tras semanas de
conversaciones.
Ahora, los gobiernos de la zona euro tendrían que
reunir unos 15.000 millones de euros, por encima de los 130.000 millones
acordados para Grecia en octubre, debido a que se necesitan fondos para
recapitalizar a algunos bancos griegos, dijeron fuentes de la Unión
Europea.
El ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, se
reunió con responsables de la llamada troika de acreedores privados el
viernes, en un intento de acordar los detalles de recortes de salarios y
de recapitalización de los bancos que luego deberá presentar a los
líderes políticos del país para que los aprueben el sábado.
"Estamos teniendo negociaciones difíciles y tenemos
decisiones difíciles que tomar", dijo el portavoz del Gobierno griego
Pantelis Kapsis. "Tenemos que lidiar con asuntos políticos que están
abiertos y son difíciles", agregó.
Sin un acuerdo sobre el canje o el rescate, Atenas
corre el riesgo de caer en un impago cuando en marzo venzan 14.500
millones de dólares en bonos. Los inversores temen que esto genere
pánico en los mercados mundiales y empuje a la economía global a la
recesión.
El canje de bonos, en el cual los bancos y las
aseguradoras asumen pérdidas reales cercanas al 70 por ciento de la
deuda griega que poseen, está mayormente acordado, pero aún tienen que
definirse algunos temas, como la participación del Banco Central
Europeo.
Por otro lado, los acreedores extranjeros de Grecia aún
tienen que dar el visto bueno a todo el rescate, en medio de dudas
sobre el compromiso de Atenas con las reformas exigidas para hacer más
competitiva su economía.
Papademos se reunirá con los líderes del socialismo, de
los conservadores y de una agrupación de extrema derecha el sábado para
convencerlos de que Grecia no tendrá otra opción que declarar el impago
si no logra aprobar las reformas.
Kapsis, el portavoz del Gobierno, sugirió que el primer
ministro intentaría ofrecer alternativas a los jefes de los partidos
para conseguir su respaldo, aunque señaló que cada uno tendría que pagar
su costo por la austeridad.
"No todo es blanco o negro. Hay paquetes de soluciones
con alternativas", dijo Kapsis. "No importa qué decisión tomemos, tendrá
un costo", afirmó.
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