lunes, 20 de febrero de 2012

El Eurogrupo dió luz verde esta noche al segundo rescate de Grecia

BRUSELAS.- El Eurogrupo ha dado luz verde esta noche al segundo rescate de Grecia. Tras una extensa reunión de los ministros de Finanzas de los países del euro, que comenzó cerca de las tres y media de la tarde, han acordado realizar una inyección millonaria dirigida a evitar una quiebra caótica del país.

Los ministros de Finanzas de la zona euro aprobaron el segundo plan de rescate a Grecia en una reunión en la que ha participado también el primer ministro griego, Lucas Papadimos, y el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), representado por su director general, Charles Dallara.
La Eurozona incluye en el acuerdo la compensación parcial de la deuda griega en manos de acreedores privados. El plan permitirá a Grecia para evitar caer en bancarrota. La prioridad más acuciante para Atenas era el pago de los vencimientos de 14.000 millones de euros del mes de marzo.
El acuerdo da luz verde al desembolso de 130.000 millones de euros procedentes del fondo de rescate europeo y del FMI que se depositarán en una cuenta bloqueada a la que Grecia sólo podrá acceder bajo estrictas condiciones de cumplimiento del programa de ajuste marcado para los próximos años, según fuentes comunitarias.
Para asegurar que se logran los objetivos impuestos -reducción del déficit, nuevas reformas estructurales y ahorro mediante privatizaciones- una misión de la Troika se establecerá de manera permanente en Atenas, aunque no tendrá capacidad de veto sobre las decisiones que tome el Gobierno heleno.
Al margen de los fondos oficiales, la participación privada en este segundo programa de ayuda será más alta de lo inicialmente acordado. Las mismas fuentes señalan que la rebaja del valor de los actuales bonos griegos que poseen será del 53%, frente al 50% previsto. De este modo, Grecia reducirá de golpe el saldo vivo de su deuda en unos 107.000 millones de euros.
En cualquier caso todas las cifras que se han discutido esta noche pueden perder toda su validez si la economía griega sufre una recesión más severa de lo esperado. Un informe elaborado por la Troika advierte de que en el peor de los escenarios la deuda del país se mantendría en el 160% del PIB para 2020, muy lejos del objetivo deseado, y se haría necesario una aportación de fondos valorada en 245.000 millones de euros.
Después de la reunión de los ministros de Economía de la zona euro,  la Comisión Europea se prepara para enviar a Atenas una auténtica invasión de funcionarios, que ayuden a las autoridades griegas a mejorar su capacidad administrativa pero, sobre todo, a tranquilizar a los países que han puesto el dinero para este segundo rescate,
El escollo en el que el pacto encallaba estaba sobre todo relacionado con los mecanismos de control que exige el Eurogrupo sobre el dinero del rescate. Grecia debía sacrificar parte de su soberanía fiscal a cambio del dinero, algo visto entre los griegos con recelo y como una especie de humillación. También la participación voluntaria del sector privado en el rescate de Grecia, que debía condonar parte de la deuda del país, era uno de los pilares esenciales del plan de asistencia financiera al país, ya ha sido necesario trabajar hasta el último minuto para llegar a un acuerdo.
En los últimos meses Grecia ha accedido a todas y cada una de las medidas de ajuste para activar un segundo plan de ayudas de al menos 130.000 millones de euros, imprescindible para evitar una suspensión de pagos. En una interminable sucesión de preacuerdos, acuerdos de intenciones y reuniones interminables el país ha ido avanzando en sus recortes. Despedirá a 15.000 funcionarios, ha rebajado el salario mínimo y las pensiones, y ha recortado gasto de todo tipo, pero en especial sanitario y militar, para desencallar esa negociación. 
 Hoy era el día: Atenas confíaba en que sus socios aprobarían el rescate. Pero ese 10% que seguía en el alero no eran precisamente flecos: se trataba de las exigencias de la eurozona para que Grecia sacrifique parte de su soberanía fiscal a cambio del dinero.
El optimismo había sido la tónica a escasos minutos de la reunión, que empezaba a las tres y media de la tarde. “Grecia ha hecho progresos significativos”, había resumido el ministro belga Steven Vanackere. “Esperamos ser capaces de cerrar el pacto”, había abundado Guindos. Pero el encuentro se presumía largo, intenso y puede que no falto la tensión: en el último Eurogrupo, el ministro alemán de Finanzas, Wofgang Schäuble, reclamó a Grecia rigor en la implementación de todas y cada una de las exigencias de los socios europeos o en su defecto un referéndum para saber si los griegos quieren o no seguir en el club del euro.
El número de personas sin hogar en la capital ha crecido entre un 20% y un 25% desde el inicio de la crisis, hasta unas 20.000, según las organizaciones caritativas. El país afronta su quinto año de recesión económica, ha superado el millón de parados, que es el 21% de su población activa, y lleva dos años recibiendo auxilio financiero internacional para ir pagado su fenomenal deuda pública —equivale al 160% del PIB, la mayor de Europa— y evitar la bancarrota. Los planes de austeridad emprendidos hace dos años —recorte de pensiones, de salarios y subida de impuestos— han reducido los ingresos familiares cerca del 30%, según los sindicatos.
Atenas, que había prometido embridar su déficit público al 7,6% en 2011, acabó el año con un desfase de alrededor del 9%, y el declive económico se ha agravado con una caída del 7% en el último trimestre. Bruselas ya activó un primer rescate de 110.000 millones que no ha bastado, las prometidas privatizaciones, que iban a aportar 50.000, habían quedado en casi nada, y muchas reformas se han ido frenando. La productividad griega se halla en los mínimos europeos, su fraude fiscal es galopante, a pequeña y gran escala. Con el rescate el país espera un balón de oxígeno que le permita enderezar su economía.

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