domingo, 8 de abril de 2012

China aprende a vivir sin milagros económicos

SHANGHAI.- Gota a gota, la información financiera que sale de China lleva a algunos a preguntarse seriamente hacia dónde se dirige su economía. Los gerentes de compras están reportando una caída en la actividad manufacturera, los bancos están reportando un aumento en las deudas incobrables, y el mercado hipotecario se está enfriando dramáticamente.
Por supuesto, aún hay cantidad de optimistas en China, que piensan que la economía continuará su vertiginosa trayectoria siempre hacia arriba.
Pero hay numerosas razones por las cuales las voces pesimistas y negativas suenan cada vez más fuertes.
Un lugar a donde buscar señales preocupantes es en el sector fabril de China, una parte de la economía que por cierto ha estado en el corazón de su reciente historia de éxito, al enviar productos baratos a todo el mundo y crear empleos en el país.
Pero ese ya no es el caso, al menos en una fábrica en la ciudad de Ningbo, unas tres horas al sur de Shanghai.
Anne Queen fabrica ropa para minoristas europeos, pero su negocio se está encogiendo por la caída en la demanda y los costos más altos.
"El principal problema es que las órdenes se están mudando a otros países", me comenta. "Como Vietnam, Camboya e India".
Le pregunto a qué se debe eso.
"Porque los salarios de los trabajadores y los costos del material están aumentando", responde.
En otros tiempos, el negocio empleaba a 2.000 trabajadores; hoy sólo quedan 200.
Esta clase de experiencia es la que está llevando a muchos, incluido el gobierno chino, a preguntarse si el modelo probado y comprobado para hacer crecer la economía necesita cambiar.
Las exportaciones en auge y los masivos gastos en infraestructura han permitido a esta economía expandirse a tasas anuales de 9% o más, durante buena parte de una década, aparentemente ajena a la crisis financiera global.
Pero justo cuando las cosas se ponen difíciles para las fábricas chinas, ocurre lo mismo en la industria de la construcción, el otro motor principal del crecimiento, con caídas en las ventas de propiedades en ciudades de todo el país.
Stephen Ellison trabaja para Halcrow, una firma internacional de consultoría de ingeniería civil en China. Afirma que todavía habrá oportunidades, pero las compañías tendrán que competir más duramente por ellas.
"Algunos de los sectores en los que trabajamos se pondrán más difíciles y ciertamente esperamos que sigamos siendo competitivos", indica.
"Pero vemos eso como una oportunidad y un desafío. Siempre y cuando podamos brindar eficiencia y valor a los clientes con los que trabajamos en China, creo que nuestro futuro es sostenible y muy bueno".
El reciente montón de estadísticas económicas poco prometedoras -la decreciente actividad fabril, la caída en venta de propiedades y la baja en las ganancias de productores de mercancías- ha reavivado el debate entre optimistas y pesimistas en China.
Al final, qué punto de vista esté en lo correcto dependerá del éxito que China pueda tener en un aspecto en particular.
Si ya no puede exportar ni construir su prosperidad, entonces necesita encontrar la salvación en los bolsillos de su propia gente.
Así que la prioridad máxima para este año es estimular la demanda interna.
Mientras que es más fácil decirlo que hacerlo, deberíamos mantener las cosas en contexto. Incluso las predicciones más pesimistas dan a la economía un crecimiento de 3% o 4% anual.
Eso es mucho menos de lo acostumbrado en China, pero es una expansión que, de todas maneras, sería la envidia de cualquier país occidental.
La disminución del propio gobierno de su meta de crecimiento a 7.5% (del 8% establecido desde 2005) es una admisión de que las cosas están cambiando.
Pero eso sería un crecimiento más que suficiente para satisfacer a quienes tratan de hacer negocios en China.
Aston Martin es una marca de lujo y uno creería improbable que abriera salas de exposición de autos en China si pensara que esta economía esté aproximándose a un aterrizaje forzoso.
Conocí a Matthew Bennett, el director regional de la compañía, en su nueva sala de exposición en Pudong, Shanghái.
"Esta es la sala de exposición más grande de Aston Martin en el mundo", me dijo.
"Es una declaración real de nuestra intención y de la intención del concesionario sobre el futuro a largo plazo de nuestro mercado en China", afirma.
A pesar de las nubes negras en el horizonte económico, parece que los millonarios amantes de autos en China no ven ninguna razón aún para dejar de gastar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario