WASHINGTON.- La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, ha conseguido su primer éxito al frente del organismo con los 430.000 millones de dólares adicionales aportados por sus miembros para el "paraguas global".
"Se puede decir que el paraguas global es el gran logro", afirmó Lagarde en la rueda de prensa tras la reunión del Comité Financiero y Monetario del FMI celebrado la víspera en Washingtón.
La ex ministra de Finanzas francesa había hecho de la ampliación de
capital casi un reto personal dadas las turbulencias financieras
internacionales, especialmente en la eurozona donde España e Italia
veían repuntar en las últimas semanas sus primas de riesgo.
En sus primera reunión como directora gerente
del Fondo, en septiembre pasado, Lagarde ya advirtió que los recursos
de la institución internacional podían ser exiguos ante el tamaño del
desafío para la economía global.
Más si cabe, si se tiene en cuenta que el FMI ya se había implicado
en tres programas multimillonarios de rescate internacional a Irlanda,
Portugal y Grecia.
Por ello, se embarcó en una interminable serie de encuentros con los
principales autoridades y líderes mundiales para convencer de la
importancia de este incremento de los recursos del Fondo de cara a
afianzar la estabilidad financiera global.
En enero, Lagarde puso una cifra sobre la mesa: 500.000 millones de dólares.
Durante los primeros meses, el objetivo parecía lejano, especialmente
tras la necesidad de negociar un segundo paquete de rescate a Grecia
que incluía una condonación por parte del sector privado del 50% de la
deuda helena.
Sin embargo, tras la aprobación de este segundo rescate "in extremis" llevado a cabo por la llamada "troika" (Comisión Europea, el Banco Central), Europeo (BCE) y el FMI, y la consolidación de "cortafuegos" europeo, el camino comenzó a despejarse.
Precisamente, en la cumbre de ministros de Finanzas europeos de
Copenhague a finales de marzo las autoridades europeas dieron el primer
paso y acordaron aportar 200.000 millones de dólares al FMI para
reforzar ese paraguas financiero global.
Poco después, Lagarde rebajaba las necesidades hasta los 400.000
millones dólares ya que la economía "había ganado algo de espacio para
respirar" y mostraba "tímidas" señales de recuperación.
Durante la presentación de los encuentros
de primavera en Washington a comienzos de esta semana, la directora
gerente expresó su confianza en que los países miembros harían el
"esfuerzo colectivo" necesario y comenzó el goteo de aportaciones.
Japón fue el primero, con 60.000 millones de dólares, y rápidamente
fue seguido por los escandinavos (Suecia, Dinamarca, Noruega) con cerca
de 20.000 millones de dólares, Suiza y Polonia también se sumaron; más
tarde se incorporaron Singapur y Australia.
Incluso desde el Reino Unido, siempre escéptico, el ministro de
Finanzas, George Osborne, anunció 10.000 millones de dólares
adicionales.
Tras la reunión paralela del G20, presidido en esta ocasión por
México, Lagarde pudo salir a entonar el "objetivo alcanzado", que
incluso superó con 430.000 millones de dólares.
No obstante, y como es habitual en estos casos, hay que leer también la letra pequeña.
Los emergentes, encabezados por los BRICS (Brasil, Rusia, India,
China y Sudáfrica), cedieron a las presiones y aceptaron poner también
su parte en este "paraguas global", pero eludieron concretar una cifra a
falta de "futuras discusiones".
Como es habitual, Guido Mantega, ministro brasileño de Hacienda, fue
quien subrayó con más claridad las dudas y recelos de las potencias
emergentes.
"Algunos países tienen más entusiasmo en pedir dinero que en el
reformar el sistema de cuotas del FMI", afirmó durante los encuentros de
Washington.
El Fondo se encuentra inmerso en una revisión de su sistema de
votación, aprobado en 2010, que permitirá reflejar mejor el creciente
equilibrio de las potencias emergentes.
Pese a los avances, los emergentes consideran que el progreso es
"limitado y lento", en palabras de Mantega, y urgen a realizar una
reforma más profunda para 2014.
Esta cuestión centrará los próximos encuentros anuales del FMI y el
Banco Mundial que se celebrarán en Japón en octubre, y supondrán una
nueva prueba para el liderazgo de Lagarde.
Fuera de esta nuevas aportaciones queda Washington, principal
contribuyente al FMI, que no quiere plantear ante su Congreso,
especialmente en año de elecciones presidenciales como el actual, un
incremento de la financiación a la institución internacional.
El secretario del Tesoro de EEUU dejó clara su posición ante el
Comité Financiero y Monetario del Fondo: "Europa debe ser más creativa
para hacer frente a la crisis", y descartó nuevos fondos de su país.
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