LA HAYA.- Holanda ha resucitado del atasco político causado por la caída del Gobierno
y ha logrado un acuerdo agónico para cuadrar las cuentas, de forma que
incluso a la espera de las elecciones anticipadas, convocadas hoy para
el 12 de septiembre, puede seguir siendo un alumno modélico en la Unión
Europea.
La retirada del apoyo al Gobierno por parte del partido xenófobo
Partido para la Libertad (PVV) ha provocado que se recupere el espíritu
de consenso característico de los holandeses, y en 48 horas el Ejecutivo
en funciones ha podido acordar con parte de la izquierda ajustes que en
siete semanas no pudo lograr con el líder antimusulmán, Geert Wilders.
Las medidas -que prevén un ahorro de 12.000 millones de euros para
rebajar el déficit a un exacto 3 % en 2013- contemplan subir el IVA
hasta el 21%; acelerar el aumento de la edad de jubilación a los 66 años
en 2019 y a los 67 en 2021 y congelar los salarios de los funcionarios.
En materia laboral, prevén la flexibilización del despido y que sea el empresario el que pague los seis primeros meses de paro.
Además, no serán deducibles las hipotecas sobre viviendas que no
incluyan cláusulas de amortización, y se duplican los impuestos a la
banca.
De este modo, La Haya (uno de los pocos países de la zona euro que
por ahora mantiene la nota máxima de las agencias de calificación)
quiere demostrar que puede aplicar en su casa las mismas normas que
hasta ahora ha exigido a otros países como Grecia, Portugal o España.
Según las previsiones, Holanda podrá cumplir sus compromisos con la
UE de que el déficit presupuestario no supere el 3 % del Producto
Interior Bruto (PIB) en 2013.
"Este acuerdo es único", dijo el primer ministro en funciones, Mark
Rutte, durante el debate parlamentario que concluyó en la madrugada de
este viernes, recordando que Holanda "no sigue las directrices de
Bruselas" -como dice el xenófobo Geert Wilders- sino que está convencida
de la necesidad de sanear las arcas públicas y lo lleva a sus últimas
consecuencias.
A pesar de que Holanda disfruta de una de las cifras de paro más
bajas de la UE (5,9 %), su Gobierno se vio en la necesidad de aplicar
recortes a causa del empeoramiento de las previsiones, desencadenado por
el efecto de la crisis de la deuda internacional.
Con una economía en receso desde medidos de 2011, los pronósticos del
déficit público se dispararon, con un aumento desde el 4,2 % actual al
4,6 % del PIB en 2013 si no se aplicaban ajustes complementarios a los
18.000 millones de euros aprobados al principio de esta legislatura, en
2010.
También empeoraron las previsiones de crecimiento, ya que para 2012
se calcula que el PIB bajará un 0,75 % y que hasta 2014 no se volverá a
las cifras de antes de la crisis.
El acuerdo para cerrar el programa de ajuste y tratar de revertir
este panorama permitirá, de momento, que Holanda cumpla el plazo de
presentación de las reformas en Bruselas, el próximo lunes.
Sin embargo, este acuerdo de urgencia parece tener fecha de
caducidad, ya que su aplicación dependerá del espectro político que
surja después de la celebración de las elecciones anticipadas.
Rutte reconoce que "los pactos se mantendrán hasta que empiece el período de formación de un nuevo Gobierno", en el que el actual primer ministro liberal podría repetir en el cargo, ya que los sondeos le siguen dando como favorito.
Sin embargo, al igual que los anteriores comicios, la formación de
coaliciones no será fácil, sobre todo teniendo en cuenta que son los
extremos del espectro político, los socialistas de izquierda por un lado
y los xenófobos por el otro, ambos antieuropeístas, los que ganan
fuerza.
En cuanto a la actual segunda fuerza política, los socialdemócratas,
también será difícil que se alíen con los liberales, como demuestra que
no hayan apoyado el último paquete de ajustes.
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