PARÍS.- La zona euro seguía presa de las tensiones este viernes, en particular en el mercado de la deuda, tras la rebaja de la nota de España
por la agencia de calificación Standard and Poor's, una decisión que se
produce en pleno debate sobre la incidencia de las medidas de
austeridad en el crecimiento.
La fragilidad de la situación española es evidente, con la vuelta de
la recesión y un desempleo que se eleva al 24,44%, el más alto de los
países industrializados.
Pero el anuncio el jueves por la noche de una nueva degradación de la
nota sobre la solvencia del país en dos peldaños, de 'A' a 'BBB+', ha
venido a reforzar la preocupación sobre la capacidad del país a cuadrar
sus cuentas.
No obstante, la agencia estadounidense aseguró este viernes que España tiene "una probabilidad nula de impago" de su deuda.
Pero la rebaja de la nota ha tenido repercusiones en la prima de
riesgo española -el diferencial que paga con el bono alemán a diez años
de referencia- que se volvía a encaramar a 427 puntos.
El rendimiento que tiene que pagar España por su deuda a 10 años roza
el 6%, en comparación con el bono alemán, un valor refugio, cuyo
rendimiento ha caído al 1,67%.
Por su parte, Italia, que paga un 5,71% de intereses por los bonos a
10 años, captó este viernes cerca de 6.000 millones de euros, a tasas en
alza.
Después de haber acusado el golpe a principios de la mañana, las
Bolsas europeas parecían recobrar la calma, en particular la de Madrid.
La degradación de la nota española "no es una total sorpresa pero
pesa en la moral de los mercados en la zona euro, ya que se suma a una
serie de acontecimientos negativos", estimó Kintai Cheung, economista
del Crédit Agricole CIB. Cheung se refiere a las incertidumbres
políticas en particular en Francia, donde el candidato socialista a la
elección presidencial, François Hollande, lidera los sondeos para la
segunda vuelta del 6 de mayo frente al presidente saliente, Nicolas
Sarkozy, o en Holanda.
Y es que cada vez son más los economistas, incluso las instituciones,
que se preguntan sobre la forma en que se pueden reducir los déficits
en un contexto económico recesivo. El Fondo Monetario Internacional
(FMI) prevé que el PIB de la zona euro se contraerá un 0,3% este año.
Y es que la austeridad conduce a la recesión, como en España, pero también en Gran Bretaña.
También es fuente de inestabilidad política, como en República Checa,
donde las polémicas medidas de austeridad le han valido una moción de
confianza al presidente este viernes en el Parlamento.
En Holanda, pocos días después de la dimisión de su gobierno, víctima
de un desacuerdo sobre la reducción del déficit, el Parlamento
finalmente aprobó el jueves por la noche el presupuesto de austeridad
reclamada por Bruselas.
Ante esta situación, los mandatarios europeos podrían reunirse en las
próximas semanas para empezar a definir una nueva estrategia de
crecimiento.
La brecha la abrió el candidato socialista francés, François
Hollande, al proponer renegociar el pacto europeo de disciplina fiscal
reforzado, para dotarle de un perfil de crecimiento.
Inicialmente aislado, Hollande ha terminado por recibir apoyos en
Europa, frente a la austeridad encarnada por la canciller alemana,
Angela Merkel, que aseguró este viernes que España tiene su "confianza" y
su "respeto" aunque reiteró su rechazo a que se renegocie el pacto
fiscal. "No es Alemania la que va a decidir por el conjunto de Europa",
dijo Hollande.
Más allá de los desacuerdos, la sensibilización sobre los desafíos
del crecimiento en Europa es creciente. Según Jesús Castillo,
especialista de Europa del Sur en el banco Natixis, "se han alcanzado
los límites de las políticas de austeridad en Europa: la austeridad a
cualquier precio se traduce al final en menos consumo, menos IVA, más
desempleo y menos impuestos", concluyó.
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