martes, 29 de mayo de 2012

El Banco de España tratará de recobrar el prestigio


MADRID/BRUSELAS.- El adelanto de la salida de Miguel Ángel Fernández Ordóñez de su puesto como gobernador del Banco de España es una clara señal del deseo de Madrid de restablecer la credibilidad de la entidad reguladora, días después de que el Gobierno se viera forzado a efectuar el mayor rescate bancario de la historia de España.

Ordóñez comunicó su decisión de dejar el cargo el 10 de junio al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en una reunión que ambos mantuvieron este martes, lo que deja al Ejecutivo pocos días para anunciar el cargo más alto del banco central.
El Banco de España ha visto su reputación caer por los suelos a medida que emergía la gran cantidad de activos tóxicos que lastran los bancos españoles y amenaza con llevar al país a un rescate que pondría en peligro el futuro del euro.
En la última de las humillaciones para el banco central, el Gobierno español cedió la semana pasada a la presión de la Unión Europea y contrató a auditores extranjeros para que examinen a los bancos nacionales, admitiendo así una falta de confianza en las valoraciones del propio Banco de España.
Políticos y ministros del gobernante Partido Popular han responsabilizado por esta falta de fiabilidad al propio Ordóñez, cuyo mandato de 6 años finalizaba el 12 de julio.
Las permanentes críticas de políticos a Ordóñez no han hecho más que deteriorar la credibilidad del país en un momento en el cual sus costes de financiación han alcanzado niveles cercanos a la insostenibilidad debido al riesgo bancario.
"En un momento en el cual la credibilidad de España está cuestionada, la misma credibilidad de las instituciones españolas no debería ponerse en duda por parte de los partidos políticos", dijo Antonio Barroso, analista político de la consultora Eurasia Group en Londres.
Los aliados de Ordóñez admiten que el Gobernador ha cometido errores, y el PP ahora se enfrenta al desafío de designar a un nuevo gobernador -apto técnicamente y respetado internacionalmente- que pueda restituir la credibilidad de la institución.
Ordóñez intentó defender su gestión ante el Parlamento, pero el partido gobernante bloqueó la iniciativa. El PP le criticó haber sido muy cercano políticamente al Partido Socialista y tener más experiencia legal y económica que financiera.
"En este momento, la idoneidad técnica que tenga un candidato es más importante que sus socios políticos. El Gobierno necesita de alguien que pueda lidiar con el BCE, hablar con la prensa e infundir respeto en Bruselas", añadió el analista.
El Gobierno ha dicho que descarta solicitar ayudas europeas para la banca, pero el reciente rescate de 23.500 millones de euros para Bankia ha reavivado el temor a que la factura crezca tanto que España no pueda pagarla sola.
La prioridad número uno para el sustituto de Ordóñez será recuperar la confianza internacional en el Banco de España, que históricamente ha sido respetado por controlar el riesgo bancario.
El viernes, el Gobierno designó como consejero del Banco de España a Luis Maria Linde, ex director general de la entidad, lo que disparó las especulaciones de que él sería el candidato preferido por Rajoy para ocupar el cargo de Gobernador.
Sin embargo, según los estatutos del Banco, Linde debería retirarse dentro de tres años, cuando cumpla los 70, por lo que no podría completar su mandato de 6 años.
Un banquero español de alto cargo y un prominente banquero de inversión en España han dicho que el principal candidato para el puesto es José Luis González-Páramo, el respetado miembro español en el consejo de Gobierno del Banco Central Europeo.
Otros posibles candidatos son el actual director de regulación del Banco, José María Roldán, aunque defendiera la actuación de la entidad durante la crisis; el jurista del BCE, Antonio Sáinz de Vicuña; y la miembro del consejo de Banesto, Belén Romana.
Otro fuerte candidato podría ser José Viñals, actual jefe de la división de mercados de capital del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien advirtió acerca de las brechas de capital de Bankia.
Sin embargo, el Gobierno podría ser poco propenso a designarlo debido a que fue nombrado vicegobernador del Banco de España por parte del anterior Gobierno comandado por el Partido Socialista.
Ordóñez, quien no estuvo disponible para hacer comentarios el martes, actuó con poca celeridad cuando los bancos comenzaron a tener problemas.
"El Banco de España lo debería haber hecho mejor. Era difícil, pero debería haberse tomado una línea más dura. Creo que hubo un problema en reconocer la seriedad (del asunto) y, por lo tanto, tener la autoridad para convencer a los bancos de que tomen medidas", dijo un alto cargo de uno de los principales bancos españoles.
La credibilidad del banco central también se vio afectada por el hecho de tener decenas de inspectores en los principales bancos españoles, que parecen haber fallado en la identificación de los agujeros en algunas de sus cuentas.
Durante una década de "boom inmobiliario" alimentado por créditos baratos, los bancos otorgaron préstamos inescrupulosamente a promotores y concedieron enormes hipotecas a inmigrantes de bajos ingresos.
Cuando la burbuja inmobiliaria estalló en 2007-2008 y la crisis financiera global golpeó al mundo más o menos al mismo tiempo, los bancos españoles se quedaron con lo que actualmente se estima en 184.000 millones de euros en créditos de mala calidad y en inmuebles que han tenido que asumir.
La auditoría independiente, que ha molestado a los banqueros españoles, tiene como objetivo despejar el temor a que el agujero provocado por la exposición inmobiliaria sea mayor en un contexto de mora creciente y elevado desempleo en la segunda recesión del país en tres años.
Una fuente del Gobierno dijo que el resultado de la auditoria probablemente no estará muy lejos de las recientes estimaciones del FMI, que opinó que un 70 por ciento del sistema bancario español era saludable.
En los primeros dos años de la crisis, Ordóñez se concentró en reducir el tamaño del sobredimensionado sector bancario forzando fusiones entre muchas de las 45 cajas regionales, aunque encontró serias dificultades para reducir el poder político en estas entidades.
Esta primera fase ha sido ahora criticada en relación con el proceso de fusiones que dio lugar a Bankia, un banco que no ha podido sobrevivir sin ayudas públicas.
Ordóñez enfrentó una enorme reticencia política ya que los gobernantes de las 17 regiones españolas lucharon por retener el control de "sus" bancos que habían financiado desde aeropuertos sin aviones a centros culturales descomunales.
Asimismo, en dos rondas de reestructuración bancaria, Ordóñez recapitalizó entidades débiles usando al estatal FROB y tomó el control de varias pequeñas cajas de ahorro.
El hecho de que afloraran mayores pérdidas en las entidades rescatadas no hizo más que aumentar los riesgos ocultos del conjunto del sistema bancario nacional.
Aun así, funcionarios del banco central defienden que el método de medición de los préstamos problemáticos y califican de absurdas las demandas del mercado de un reconocimiento de pérdidas aún mayor.
No ha sido hasta este año, cuatro después del comienzo de la crisis, cuando los bancos se han visto obligados a reconocer mayores pérdidas potenciales en sus carteras.
A través de dos decretos, en febrero y en mayo, el ministro de Economía, Luis de Guindos, aumentó en 84.000 millones de euros el importe que deben provisionar los bancos ante los créditos deteriorados y los activos inmobiliarios tóxicos.
Bankia, la cuarta entidad bancaria española, no fue capaz de captar esa cantidad. El Gobierno se hizo cargo de la entidad y su nueva dirección ha dicho que el importe de los préstamos deteriorados es más alto que el estimado inicialmente.
La semana pasada, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) dijo que los bancos españoles podrían necesitar otros 76.000 millones de euros para cubrir sus pérdidas.

La UE propondrá rescates bancarios internacionales

Los países de la Unión Europea podrían estar obligados a rescatar a los bancos en problemas de otro socio, según un proyecto de ley de la UE que marca un gran paso hacia una mayor integración financiera del bloque pero que podría incomodar a algunos miembros, particularmente a Alemania.
Los problemas de la banca española y el riesgo de que una retirada masiva de fondos bancarios de un país como Grecia pueda propagarse han dado un nuevo ímpetu a la postergada idea de la UE de una ley que aborde el tema de los bancos en quiebra.
La Comisión Europea propondrá las normas el 6 de junio, para garantizar que los reguladores locales, que un alto cargo describió como "agresivos poderes de intervención", tomen el control de los bancos aquejados, los disuelvan y les impongan pérdidas a sus tenedores de bonos.
De ser aceptada por los países miembros de la UE, será un primer paso hacia un sistema paneuropeo de supervisión y pago por la liquidación de bancos en dificultades, un elemento vital de la "unión bancaria" que ha pedido el Banco Central Europeo.
El borrador de 156 páginas -que apunta a evitar que los bancos sean "demasiado grandes para quebrar" o que su colapso ocasione un caos generalizado en el mercado- también planea dar nuevos poderes a los fiscalizadores para "cobrar fianza" o imponer pérdidas a los tenedores de bonos para apuntalar el capital de un banco de manera que los contribuyentes se libren de pagar la cuenta.
La ley, que podría entrar en vigor no antes de 2014, introduciría lo que algunos responsables describen como un régimen de insolvencia para los bancos de la UE.
También instruiría a los países a prepararse para el colapso de un banco, al recaudar el equivalente a un uno por ciento de los depósitos bancarios de un impuesto anual a los bancos.
Ese dinero se mantendría en reserva y sería usado en una emergencia para apoyar a un banco complicado con préstamos o garantías.
El borrador fue finalizado poco después que los líderes europeos, reunidos en Bruselas la semana pasada, acordaran evaluar maneras de profundizar la integración en la Unión Europea y la zona euro, lo que podría incluir una cooperación más cercana sobre la banca.
El proyecto no sugiere la introducción inmediata de un fondo único de la Unión Europea para liquidar o rehabilitar a bancos en problemas, un enfoque que prefiere el Banco Central Europeo.
Pero el plan propone relaciones más cercanas entre los fondos nacionales, una medida que tiende a la creación de un esquema común de la UE, lo que podría obligar a que Reino Unido, por ejemplo, le preste a un fondo en Francia, si un banco con operaciones en ambos países está cerca de caer.
Las estrictas normas para agrupar fondos nacionales podrían encontrar una dura oposición de países como Reino Unido, que ha planteado que Londres y no Bruselas debe tener autoridad única para decidir cuándo abastece de dinero a los bancos en problemas.
La idea de un fondo único también incomodará a Alemania, que se ha opuesto a todo intento por usar su fortaleza financiera para apuntalar a los prestamistas de países débiles como España.
Una vez que la ley haya sido aprobada, la Comisión evaluará en 2014 el próximo paso y analizará cómo podría llegarse mejor a un "marco normativo más integrado" para reducir el tamaño de los bancos, dice el documento.
En el borrador, los responsables de la Comisión escribieron: "un régimen de resolución efectivo debe evitar que los costes (...) de una institución en quiebra sean asumidos por (...los) contribuyentes (...) (y) también debería asegurar que instituciones grandes y sistémicas puedan ser salvadas sin poner en riesgo la estabilidad financiera".
"Los estados miembros deben asegurar que los mecanismos de financiación bajo su jurisdicción estén obligados a prestarle a otros mecanismos de financiación dentro de la unión", agregó.
Un responsable de la UE que conocía el texto explicó: "Esto deja algo de espacio para moverse, pero deberá ser un mecanismo de cooperación entre países".

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