BERGEN.- Ante la dificultad para encontrar opciones fáciles de trabajo en el
extranjero, unos cientos de españoles desempleados se han arriesgado a
ir hasta la fría y rica Noruega, donde la prensa les llama "los
refugiados del euro". Otros se dirigen al sur, hacia Marruecos, donde
esperan permanecer hasta que pase lo peor de la crisis económica.
Patricia Morales, una instructora desempleada de educación física
de 26 años, de Madrid, pasó su primera noche con la mirada perdida en
la habitación de un hostal muy básico tras llegar a la ventosa ciudad
portuaria de Bergen el verano pasado. Ha encontrado trabajo de noche en
una planta de procesamiento de pescado tras semanas trabajando de
limpiadora y en ventas de recuerdos. Ahora, en un país enriquecido por
el petróleo y el gas, corta y empaqueta sushi.
Su buen inglés ha sido una ventaja. Jorn Age Stikholmen, jefe de
operaciones de la planta, dice que puede emplear a personas que hablen
el suficiente inglés para aprenderse los nombres en noruego: Morales
tiene ahora un puesto fijo y se ha unido a un equipo local de
baloncesto.
"Algunos son casos desesperados", dice Stikholmen. Al menos dos
españoles terminaron en el hospital con las manos hinchadas y congeladas
tras noches durmiendo al raso en el crudo invierno. Algunos recogen en
las calles botellas para reciclar - a corona por casco -, mientras que
otros rebuscan entre la basura.
El número registrado formalmente como contribuyentes en Noruega
creció hasta 291 en el primer trimestre de 2012 frente a los 198 de hace
un año, una pequeña parte del número real de personas que trabajan,
pero bastante lejos aún de los miles polacos y lituanos que llegan cada
año.
Los inmigrantes de países como Marruecos, Rumanía y Ecuador
forman el grueso de los inmigrantes en España en 2011, pero ahora los
españoles se les están uniendo como emigrantes.
Al otro lado del estrecho de Gilbraltar, en la localidad marroquí
de Martil, unos cuantos españoles encuentran trabajo más fácilmente, y
dada la afluencia turística española, el castellano se habla bastante.
A comienzos de 2012, menos de 3.000 españoles estaban registrados
como residentes en Marruecos, según datos españoles, pero el fenómeno
es sorprendente porque el flujo de inmigrantes normalmente es en la
dirección contraria: aproximadamente 44.000 marroquíes se trasladaron a
España en 2010, según datos de Eurostat.
"Muchos de los españoles que vienen a vivir aquí tienen ingresos
bajos o medios", dijo Paco Jiménez, coordinador de la iglesia católica.
"Muchos de ellos trabajan en turismo, agricultura, inmobiliarias (..)
Algunos vienen porque está cerca de España y Ceuta para poder volver
fácilmente cuando la crisis termine".
Manuel Bakaro, artista y diseñador, dijo que inicialmente llegó para ayudar a un amigo que se había jubilado en la ciudad.
"Creo que la crisis económica está entre las razones por las que estoy aquí", dijo.
"En España trabajaba de profesor de biología y como diseñador
artístico pero estos últimos años no podía pagar el alquiler, la
electricidad y el teléfono".
Natalia, natural de Ibiza, vive con su marido en Martil, donde
gana 2.600 dirhams (238 euros) enseñando español. Su marido, que es de
Madrid, lleva a casa 5.000 dirhams. Para los estándares marroquíes,
viven cómodamente porque su alquiler mensual sólo asciende a 2.000
dirhams. Aún así, tienen previsto trasladarse pronto.
"En verano, intentaré ir a España para encontrar allí un
trabajo", dijo Natalia. "Espero que la crisis acabe pronto para poder
volver a casa", concluyó.
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