MADRID.- El Gobierno español ha reconocido el alcance del problema de su
sector bancario con la elaboración de un plan de saneamiento para
Bankia, pero los inversores esperan que se aporten más detalles para
convencerse de que el sistema financiero ha salido del túnel en el que
se encuentra.
El Gobierno desvelará el viernes nuevas medidas para la
reestructuración financiera, segregando los activos inmobiliarios del
balance de los bancos y proporcionando ayudas públicas a Bankia, en el
cuarto intento en tres años de tranquilizar a los inversores sobre la
salud del sector.
"Se trata de un paso adelante en la fase de reconocimiento del
problema por parte del Gobierno, lo que en sí es positivo", dijo Goldman
Sachs en una nota de análisis.
Sin embargo, aún se desconoce exactamente cómo se va a
estructurar la ayuda de Bankia y la mecánica del sistema que apartará
los activos inmobiliarios de los bancos.
Los bancos españoles se han convertido en las primeras
inmobiliarias del país tras el devastador impacto de la crisis de la
vivienda que comenzó en 2008, y los inversores temen que las pérdidas
procedentes de este tsunami dañen aún más las maltrechas finanzas
públicas y agraven la delicada posición del país en la crisis de deuda
de la eurozona.
El presidente de Bankia, Rodrigo Rato, presentó su dimisión el
lunes para ser reemplazado por José Ignacio Goirigolzarri, exconsejero
delegado de BBVA, segundo banco del país, con más de 30 años de
experiencia en el sector.
Algunos inversores de los grandes bancos españoles han expresado
alivio por el hecho de que el Gobierno se decida finalmente a ser parte
activa en la solución del problema de Bankia sin obligar a los bancos
más sanos a pagar los platos rotos.
Las acciones de Santander, BBVA y Caixabank volvieron a terminar
por segundo día consecutivo con un mejor comportamiento que Bankia, que
cedió un 4,76 por ciento, el segundo mayor descenso del índice selectivo
ante la incertidumbre sobre su futuro.
"Es algo que tenía que hacerse en fin de semana sin dejar que se
filtrara a la prensa en un lunes con vagas promesas de anunciar una
resolución el viernes", dijo un analista del sector bancario.
El Gobierno lleva meses - desde que asumió el poder tras las
elecciones de noviembre pasado - indicando que no pondría dinero para el
rescate de bancos. La ayuda pública de Bankia muestra, según indicaron
el lunes fuentes financieras, un claro cambio de rumbo.
El martes, el Gobierno dijo que no se trataba de una
"intervención", sino de una reestructuración dirigida a garantizar la
viabilidad del banco. Bankia gestiona una décima parte de los depósitos
del sistema bancario español.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, aseguró que la entidad
es solvente mientras que una fuente del banco dijo que no había señales
de retirada de fondos de la entidad.
En la reforma que se anunciará el viernes, los bancos formarán
filiales inmobiliarias de manera individual y voluntaria, para aparcar
en estas sociedades sus activos del ladrillo. A diferencia de los bancos
malos, el Gobierno pretende que estas sociedades funcionen sin dinero
público.
"Somos escépticos sobre si esto será la panacea que espera el
mercado", dijo Carlos Berastain, de Deutsche Bank, que añadió que había
incertidumbre sobre cómo está aumentando la morosidad en la segunda
recesión del país en tres años.
La combinación de menor crecimiento y paro elevado está
aumentando la entrada en mora de empresas y particulares, lo que empeora
el impacto en el capital de los bancos.
Los bancos medianos como Banco Mare Nostrum (BMN), Ibercaja,
Unicaja y Liberbank podrían verse "alentados" por el Gobierno a
transferir activos a estas sociedades.
Los bancos de tamaño mayor -Santander, BBVA y Caixabank- han
dicho por activa y por pasiva que están en contra de la formación de un
banco malo a nivel nacional, ya que sus programas de provisionamiento de
los activos tóxicos están avanzados.
Directivos de Santander, BBVA y Caixabank presionaron el viernes a
De Guindos para que resolviera cuanto antes el problema de Bankia,
según indicó una fuente conocedora de la situación.
Bankia podría recibir una inyección de hasta 10.000 millones de
euros de dinero público, bajo la forma de créditos o fondos directos,
con el fin de provisionar las pérdidas del banco relacionadas con la
inversión inmobiliaria.
En opinión de los analistas, sería preferible una inyección
directa de capital, ya que los títulos convertibles plantearían el
interrogantes de si el banco podría pagar los préstamos.
"Tendría más sentido realizar una inyección directa de fondos y
no un bono convertible, ya que el mercado dudaría de la capacidad del
banco para amortizar los títulos, lo que generaría incertidumbre", dijo
Daragh Quinn, de Nomura Bank.
Sin embargo, si el Gobierno inyectara directamente capital en
Bankia, aumentaría el déficit público, algo que no ocurriría en caso de
comprar bonos convertibles de Bankia a precio de mercado.
Según establece la última reforma bancaria, Bankia debe estar en
un proceso de fusión para recibir préstamos públicos bajo la fórmula
conocida como "CoCo" (bonos convertibles contingentes, que pueden
convertirse en capital da la entidad bajo ciertos supuestos).
Ante este obstáculo, Bankia podría optar por fusionarse con su matriz Banco Financiero y de Ahorros (BFA).
Elija la opción que elija, el Fondo de Reestructuración Ordenada
Bancaria (FROB) tendría que levantar dinero en el mercado con un bono
respaldado por el Estado, lo que aumentaría el nivel de deuda pública en
relación al PIB.
El FROB podría convertir también en capital sus participaciones
preferentes en BFA, por valor de 4.500 millones de euros, dijeron
fuentes financieras. Estos títulos se crearon con el fin de conceder un
préstamo a la entidad en una fase de la reforma bancaria realizada
cuando gobernaba el PSOE.
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