BERLÍN.- Una vez aceptada la tesis de que austeridad y crecimiento van de la mano, Alemania, Francia e Italia se ponen manos a la obra para buscar un acuerdo sobre las próximas y urgentes medidas para impulsar la economía del euro y convocan una cumbre que tendrá lugar antes del 17 de junio en Roma y a la que no asistirá España, según informa 'El Mundo', de Madrid.
"La convocatoria de este encuentro entre Angela Merkel, Francois Hollande y Mario Monti ha sido acordada en Camp David, en conversaciones paralelas a la reunión del G8, y el objetivo es acercar posturas e intercambiar ideas entre las tres mayores economías de Europa",
explican fuentes de la Cancillería de Berlín, que confirman la
organización ya en marcha de esta cumbre del crecimiento. En ella se
cocinarán las principales estrategias que los tres países llevarán en
caliente al Consejo Europeo. Mario Monti ha declarado a los medios
italianos que, "ahora que nuestro país está en regla, podemos proponer
algunos cambios".
La petición expresada por Hollande en Berlín la semana pasada, en el sentido de ampliar el directorio franco-alemán a otros países del euro,
toma forma así, dando entrada a los italianos en el núcleo de las
decisiones, pero dejando fuera a España, lo que sin duda tendrá
consecuencias para nuestro país, no solamente en cuestión de imagen y de
cara a los mercados, sino también sobre la capacidad efectiva de España en la orientación de la nueva política europea de crecimiento.
"No podemos contentarnos con esperar a las reformas estructurales y la reducción de los déficits
para generar crecimiento", ha dicho el 'premier' italiano, que además
de propuestas concretas para el impulso económico, se ha ofrecido como
anfitrión del encuentro con la esperanza de que el apoyo de Hollande le
ayude a flexibilizar las rígidas políticas de austeridad respaldadas por
Merkel.
La reunión tendrá lugar antes de las elecciones legislativas en Francia, previstas del 10 al 17 de junio, y antes de la repetición de elecciones en Grecia.
Los puntos mas conflictivos serán la posible emisión de 'eurobonos' o
sucedáneos y un cambio de papel del BCE en el drama de la crisis,
puntos en los que Alemania se mantiene inflexible y en los que Italia
podría ejercer de país bisagra.
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