MADRID.- La agencia de calificación crediticia Fitch
Ratings ha advertido de que la proporción de deuda pública en manos de
inversores no residentes continuó descendiendo en España en el primer
trimestre de 2012, según informó la agencia en un comunicado, en el que
además espera que esta tendencia se prolongue durante los próximos
trimestres.
Fitch explica que la marcha de los inversores internacionales de
España e Italia se ha producido en un periodo en el que los bancos
financiados por el dinero barato del Banco Central Europeo (BCE) han
sustituido a estos inversores institucionales internacionales.
La agencia apunta que la marcha de los inversores no residentes se
ha acelerado en España, donde estima que las tenencias deuda pública en
manos internacionales, excluyendo la adquirida por el BCE con su
programa de compra de deuda soberana, descendió un 34% en el primer
trimestre de 2012 y en torno a un 40% a finales de 2011.
En el caso de Italia, este descenso ha seguido un patrón diferente
al de España, ya que la presencia de los inversores internacionales era
menor en el país transalpino antes de la crisis (alrededor del 50% del
total en 2008) y su marcha no comenzó hasta el tercer trimestre de 2011.
Actualmente, aunque el ritmo se ha ralentizado, los inversores siguen
huyendo del país.
Fitch considera que existe un alto riesgo de que la huida de
inversores en España e Italia continúe en los próximos trimestres hasta
que se alcance una base más estable de inversores internacionales con un
elevado apetito por el riesgo o bien mejoren las perspectivas
económicas para estos países.
En este sentido, explica que este cambio en la base de inversores
sigue una evaluación similar a la que tuvo lugar en Irlanda, Portugal y
Grecia, los tres países de la eurozona rescatados, y refleja una "mayor
aversión de los inversores" a los mercados de deuda periféricos.
Sin embargo, Fitch apunta que la marcha de los inversores
internacionales se ha visto compensado por significativos flujos
procedentes del Eurosistema de bancos centrales, reflejando el creciente
uso de la liquidez del BCE por parte de las entidades españolas e
italianas.
"El BCE ha cumplido una triple función de proporcionar
financiación a los bancos, permitiéndoles aumentar las compras de deuda
soberana para reemplazar a los inversores no residentes, apoyando la
balanza de pagos de estas economías", subraya.
La agencia cree que si esta situación persiste, el BCE, y en caso
de que sea necesario el fondo de rescate permanente, estará dispuesto
para evitar una crisis de liquidez y dará tiempo a los soberanos a
implementar las medidas de consolidación y las reformas estructurales,
que deberían animar a los inversores internacionales a volver.
Sin embargo, advierte de que si esto no ocurre y no se logra
compensar la marcha de los inversores no residentes, las fugas de
capital reducirían la capacidad del crédito, poniendo bajo presión los
costes de endeudamiento y forzando un ajuste económico más rápido, "lo
que agravaría los problemas económicos de España e Italia".
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